Necrológica
Fallece el fotógrafo y periodista bilbilitano Carlos Moncín
Fue testigo gráfico de la Transición en Calatayud, su ciudad natal, desde la que saltó a Zaragoza para convertirse en nombre propio del fotoperiodismo aragonés
El fotógrafo y periodista bilbilitano Carlos Moncín falleció este viernes en Calatayud , su ciudad natal, tras una larga enfermedad y a la edad de 64 años. Casado y padre de una hija, deja tras de sí una sobresaliente producción gráfica que lo convirtió en nombre propio del fotoperiodismo aragonés y del arte de la fotografía.
La cámara fue su pasión y profesión desde su más temprana juventud. Instinto, habilidad, experto en la técnica, cultivado en la faceta artística, mirada crítica, certera… Sus habilidades pronto le hicieron sobresalir en el Calatayud de la Transición, esos años en los que a su pasión por la fotografía periodística se unía su implicación en proyectos culturales y su trabajo en el estudio Ibérica, parte de la historia -y del presente- de esta ciudad zaragozana.
En paralelo a ese trabajo de estudio, Moncín plasmó las instantáneas con las que iba certificando la actualidad y la intrahistoria ded Calatayud del momento, imágenes que circularon por las rotativas de esos años. Fue corresponsal gráfico de Pueblo, de Aragón Express, de Amanecer, de la agencia Efe (antes Cifra) y de Heraldo de Aragón.
En 1989, Heraldo le brindó el salto a Zaragoza tras el brillante trabajo con el que había despuntado como fotoperiodista corresponsal. Tras años formando parte de la plantilla central de fotógrafos de Heraldo, fue nombrado jefe de la misma. Se puso al frente, pero su puesto de redactor jefe no le hizo abandonar su bolsa de trabajo, su cámara, sus objetivos, su trabajo a pie de actualidad social, política, cultural, a pie de calle... y a pie de ruedo. Porque esta fue otra de sus grandes pasiones y otro de sus grandes escenarios de arte gráfico.
Sus imágenes de tauromaquia constituyen otro de los brillantes legados artísticos que deja Moncín . Una auténtica enciclopedia gráfica del mundo del toro. Arte sobre arte. Perfecto maridaje que convertía en la instantánea en parte misma de la escena. Atinada y multiplicada belleza en estampas llenas de sentimiento y plasticidad, pero también de la grandeza profesional y la humana cercanía de Carlos Moncín.
Descansa en paz, compañero.