Política
Enésima ruptura entre PSOE y Podemos en Aragón: no aguantan negociando ni dos días
Los socialistas rechazan el «chantaje» de Echenique: pide la cabeza del consejero de Hacienda para aprobar los presupuestos
Veinticuatro horas escasas. Es lo que ha durado el enésimo acercamiento entre el PSOE y Podemos para encarrilar la gobernabilidad de Aragón . El jueves por la mañana se abría el diálogo; el viernes a mediodía se daba por suspendido -roto, en la práctica, aunque dejando la puerta abierta a un nuevo intento de diálogo a futuro-.
Los socialistas hablan de «chantaje» . Consideran «inaceptable» el órdago que les ha lanzado el líder regional de Podemos, Pablo Echenique : solo negociarán el presupuesto de Aragón -y por tanto su posible voto a favor- si previamente es destituido el consejero de Hacienda del Gobierno regional, el socialista Fernando Gimeno , que se ha convertido en el centro de la diana regional de Podemos desde hace tiempo.
El presidente de Aragón, Javier Lambán , no tardó en ser rotundo: esa condición la tilda de intolerable. No escuchó de viva voz la exigencia de Echenique. Quien tuvo que capearla fue el portavoz parlamentario del PSOE, Javier Sada , que dirige el diálogo con Podemos -el que fugazmente se ha abierto ahora sobre los presupuestos y los que habitualmente toca plantear en el día a día parlamentario desde que arrancó la actual legislatura-.
Echenique fue rotundo, y con la misma contundencia le contestó Sada. Un no tajante y sin matices. Lambán se enteró del rifirrafe en carretera, camino de Huesca, a donde acudía a participar en un acto oficial. Y, nada más bajarse del coche, se explayó contra lo que calificó como un nuevo «chantaje» de Podemos.
El presidente aragonés afirmó que no es una cuestión de cerrazón negociadora. Es, sencillamente, que no están por la labor de permitir que la destitución de un consejero la decida un partido que ni siquiera ha querido firmar un pacto de legislatura -ni mucho menos entrar en un gobierno de coalición- y que lo más que hizo fue, en septiembre, rubricar una declaración de buenas intenciones para la gobernabilidad de Aragón que dio por rota a los pocos días.
Lambán insiste: hay «disposición absoluta» para dialogar en pro de un presupuesto de izquierdas para la Comunidad autónoma. Pero subraya: «absolutamente ninguna disposición a aceptar chantajes políticos como entregar la cabeza de un consejero como si de un trofeo de caza se tratase. Eso no lo voy a hacer» .
Así las cosas, la delegación socialista y la de Podemos se levantaron este viernes de la mesa tras dar por dinamitado el diálogo que había arrancado apenas 24 horas antes, y después de meses en los que los de Echenique no han dejado de cargar contra el PSOE de Lambán y de remarcar su distanciamiento con el actual Gobierno aragonés.
Después de tantas idas y venidas, de sucesivos alejamientos y conatos de acercamientos, el PSOE prefiere hablar de «negociaciones suspendidas» más que de «negociaciones rotas». Quieren confiar en que Podemos «recapacite» y «sea consciente de que la negociación de un presupuesto, que es decisivo para los ciudadanos, no puede convertirse en moneda de cambio de filias y fobias personales».
Insisten en que, salvo esa condición, están dispuestos a hablar de todo lo demás. «Y, por supuesto, de las cuentas», subrayan. Ahora el PSOE espera a ver si se recomponen los puentes de negociación con Podemos.
Otra de las condiciones que les han marcado desde las filas de Echenique es excluir sistemáticamente al PP de toda negociación parlamentaria relativa a modificaciones presupuestarias, los habituales reajustes de las cuentas que se tienen que hacer a lo largo de cada año. Se trataría de un «cordón sanitario» de la izquierda en bloque contra el PP en Aragón , el partido que más escaños ocupa actualmente en las Cortes regionales porque, en las elecciones autonomicas de 2015, no logró mayoría suficiente para gobernar pero fue la fuerza más votada.
Esta condición del «cordón sanitario» contra el PP ya la planteó Podemos al PSOE el jueves. A los socialistas no les ha dado ni tiempo de decir si la aceptan o no, con o sin matices, porque el diálogo de base en torno a los presupuestos -en el que se incardina también esa exigencia- ha saltado por los aires en solo 24 horas.
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