Historia

Constanza, la monja aragonesa que se casó con un quinceañero y el Papa coronó emperatriz

Hija de Alfonso II de Aragón, ingresó en el Monasterio de Sijena tras enviudar del rey de Hungría y tener que huir

Fotografía histórica de las monjas de Sijena, muros en los que ingresó Constanza de Aragón pocos años antes de ser sacada del convento para casarse con el futuro emperador Federico II Hohenstaufen Archivo Diputación de Huesca

R. P.

Infanta de Aragón, reina de Hungría, viuda a la fuga para salvar su vida y su libertad, monja de Sijena y emperatriz del Sacro Imperio Romano Germánico. Es la sucesión de títulos y realidades que jalonaron la vida de Constanza, primogénita del rey Alfonso II de Aragón y de su segunda esposa, Sancha de Castilla .

Constanza podía haber pasado a la historia como una reina viuda convertida en monja para el resto de sus días. Pero su hermano, el rey Pedro II de Aragón, vio en ella una oportunidad para ampliar sus alianzas en Europa. Pedro II la sacó de Sijena y la «rescató» para darla en segundas nupcias e introducirla, de nuevo, en la alta política de la Europa del momento: Constanza, que por entonces ya era una avanzada veinteañera, se casó con un adolescente llamado a ascender a lo más alto de la realeza europea del momento, Federico II de Alemania, con quien se casó en Sicilia en 1209, tres años antes de que ambos fueran coronados al frente del Sacro Imperio Romano Germánico . La emperatriz salida de un convento aragonés de los Monegros murió en 1222 en Catania (Sicilia) y sus restos reposan en un sarcófago romano en la Catedral de Palermo.

Corona bizantina de la emperatriz Constanza de Aragón

La vida de Constanza fue azarosa . Antes de convertirse en emperatriz y antes de ingresar en el Monasterio de Sijena, había sido reina de Hungría. Aún no tenía 20 años cuando subió al trono húngaro al casarse con Eimerico I, al que dio un hijo al año siguiente, Ladislao. Apenas seis años más tarde, Eimerico muere y el pequeño Ladislao fue coronado, pero el reinado del niño quedó sometido a la regencia de su tío Andrés, que desde el primer momento maniobró para copar el poder y emprenderla contra su cuñada y su sobrino.

Para salvar la vida y recuperar su libertad perdida, Constanza planificó su fuga de Hungría . Logró esquivar el cerco al que la sometió su cuado y huyó con su hijo Ladislao a Viena, donde poco después murió el pequeño.

Tras perder a su hijo y dejar atrás el yugo húngaro para siempre, Constanza optó por regresar a su cuna aragonesa y se refugió en la vida monacal. Se instaló en el Real Monasterio de Sijena, que había sido fundado por su madre, la reina Doña Sancha , quien a su vez fue priora de este convento levantado en los Monegros, poderoso cenobio en el que tomaron los hábitos numerosas mujeres del linaje real y aristocrático de la Corona de Aragón.

Los usos y hábitos de las monjas de Sijena pudieron haber sido el día a día de Constanza para el resto de su vida. Sin embargo, apenas duró tres años entre los muros de esta poderosa abadía de los Monegros, hasta que su hermano Pedro II, rey de Aragón, vio en ella una oportunidad para sus relaciones internacionales , para extender la presencia del linaje aragonés en otras monarquías europeas. La viuda Constanza era joven –apenas 25 años-, con demostrada fertilidad, experimentada en el gobierno de la realeza extranjera, avalada con los decisivos parabienes del Papado y perteneciente a la ascendente Corona de Aragón.

Todo eso jugó decisivamente en su favor para convertirse en esposa del quinceañero Federico II Hohenstaufen, con quien se casó en 1209 y al que dio un heredero dos años después. Federico II, a su vez rey de Sicilia, acabaría poco después convertido en cabeza visible del Sacro Imperio Romano Germánico. Fue en 1212 cuando Federico II y Constanza de Aragón fueron coronados emperador y emperatriz por el Papa.

La aragonesa murió diez años después, en la ciudad siciliana de Catania. Sus restos fueron depositados en la Catedral de Palermo, la ciudad en la que ahora se le rinde tributo con una exposición dedicada a «Las Señoras de Sijena» , que se inaugura esta semana en la capital siciliana con la presencia del presidente Javier Lambán y que ha sido organizada por el Gobierno de Aragón con el Instituto Cervantes para reivindicar la historia de España a través del pasado de la Corona de Aragón como primera potencia del Mediterráneo.

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