Gasto público
La aventura marinera de Zaragoza que ha fulminado más de 35 millones en 8 años
Finiquitar este ruinoso servicio público de los barcos turísticos le costará a la ciudad otros 300.000 euros
Hacer navegable el Ebro con meros fines de paseo turístico en barco fue un entusiasta empeño que, en 2008, el entonces alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch , logró sacar adelante al calor de la Expo del Agua. Pero aquella aventura no ha hecho más que acumular ruina económica desde el primer día y, ocho años después, ha costado más de 35 millones de euros de dinero público.
Mientras Belloch lleva casi un año impartiendo justicia -se reincorporó como magistrado en Zaragoza tras dejar la política-, ese fiasco de los barcos le sigue costando dinero al Ayuntamiento. Ahora, el Consistorio quiere dar carpetazo definitivo al asunto, pero eso le obligará a seguir desembolsando dinero: tendrá que pagar 300.000 euros a la concesionaria de los barcos turísticos para liquidar un contrato imposible de mantener. El servicio es tan deficitario que ya no se presta.
La construcción de la Expo de Zaragoza se realizó con inusitada alegría de gasto público. Eran los años del «boom» y dio de sí para ir engordando aquel proyecto con múltiples obras complementarias. Entre ellas no faltaron las de más que dudosa rentabilidad que el tiempo ha demostrado como un derroche inútil. Un caso claro es el de los barcos de Belloch.
El entonces alcalde soñó con hacer navegable el Ebro a su paso por Zaragoza. Con Rodríguez Zapatero en el Gobierno, la Expo dio cobertura a ese empeño naviero. Y empezó a tirarse de chequera pública.
24 millones en un azud
Para que los barcos pudieran ir por el tramo del Ebro que pasa por Zaragoza capital, lo primero que hacía falta era un azud con el que retener caudales y garantizar un mínimo de agua estable durante todo el año en ese tramo del río. El azud costó 24 millones de euros y, cuando se terminó, el gobierno de Belloch no dudó en destacar el alarde que suponía esta obra. Presumió de sus 200 metros de longitud y más de 7 metros de altura, una estructura que incorporó siete compuertas abatibles para regular el paso del agua.
Se dijo que a aquella abultada inversión se le sacaría partido instalando una central hidroeléctrica con la que aprovechar los saltos de agua de esas compuertas. Pero esa central no ha llegado, ni se la espera.
Embarcadero: 9,25 millones
También se invirtieron 9,25 millones de euros en la construcción de un embarcadero que prestara servicio a esas naves turísticas que pronto empezarían a surcar el Ebro en Zaragoza.
Además, en contratos de consultoría y asistencia técnica de las obras ligadas a este proyecto de navegabilidad se gastó del orden de otro millón de euros.
Servicio público deficitario
Cuando las obras terminaron, empezaron a funcionar los barcos. Y a partir de ahí empezó a engordar aún más esta ruinosa aventura naviera. La concesión de los barcos turísticos adjudicada por el Ayuntamiento establecía que el Consistorio abonaría a la concesionaria el déficit de explotación . El primer año, el 2008, solo por eso las arcas municipales tuvieron que desembolsar 319.000 euros: habían calculado que ese año iban a subirse a los barcos turísticos 350.000 personas, pero solo lo hicieron 21.085. Aquel estreno certificó el fiasco económico de este negocio naútico municipal.
Dragados periódicos, otro gasto añadido
Pero no acababa ahí el agujero. Pronto es comprobó que, para que hubiera fondo suficiente para la navegación de los barcos, había que realizar dragados periódicos, retirar las tierras que se van acumulando en el fondo del río .
El Ayuntamiento de Zaragoza acaba de detallar cuánto han costado esos dragados realizados entre 2008 y 2015: 570.000 euros . Y, como mínimo, para garantizar la navegabilidad se da por hecho que harían falta otros 700.000 euros para realizar dragados periódicos de aquí a 2032, año hasta el que se extiende la concesión de los barcos turísticos que en su día contrató el Consistorio.
Rescindir la concesión: otros 300.000 euros
Así que, para frenar la sangría económica de esta ruinosa aventura naviera, el Ayuntamiento ha decidido rescindir ese contrato de los barcos turísticos. El gobierno municipal acaba de anunciar que, para ello, tendrá que desembolsar otros 300.000 euros.
La rescisión de ese contrato evitará gastos a futuro por la explotación de este servicio de barcos turísticos. Para empezar, ya no habrá que desembolsar dinero en dragar ese tramo de río. Eso sí, todo el dinero gastado hasta ahora ya es irrecuperable, en una ciudad cuyo ayuntamiento se encuentra en cabeza del endeudamiento de las capitales españolas. Como testigos del fiasco quedarán, para la posteridad, el azud que se hizo para la navegación y el vistoso embarcadero.