Economía
El aeropuerto de Huesca, la «oveja negra» de Aena: ni un pasajero en octubre
Inaugurado en 2006 tras invertirse en su construcción 40 millones de euros, sigue hundido por la falta de actividad
Apenas ocho viajeros por mes. Es la escuálida media de actividad que está arrojando durante el presente año el aeropuerto de Huesca , un aeródromo «fantasma» que marcó un nuevo récord en octubre: el mes pasado fue el único aeropuerto de Aena que no tuvo ni un solo pasajero, peor incluso que la pobre estadística que dejó el aeropuerto de Albacete, por el que pasaron dos viajeros en octubre.
Diez años después de que fuera inaugurado, el aeropuerto de Huesca sigue hundido por la falta de actividad. El Estado invirtió en su construcción 40 millones de euros que ni de lejos se han amortizado. De hecho, la parálisis en la que está sumido este aeródromo ha dejado un reguero de pérdidas año tras año -una media de cuatro millones de euros cada doce meses-.
Desde el 1 de enero hasta el pasado 31 de octubre, el aeropuerto Huesca-Pirineos -esa es su denominación oficial- solo ha contabilizado 95 pasajeros, un 14,4% menos que las ya de por sí mínimas cifras con las que cerró el año pasado.
Durante el presente ejercicio, el mes con más actividad fue abril. Tuvo 30 pasajeros, a una media de uno por día, todo un éxito en la trayectoria de este aeropuerto.
Promovido con el objetivo de que fuera una puerta de entrada y salida aeronáutica para el turismo que acude al Pirineo, el aeródromo oscense no tardó en demostrarse poco eficaz.
Parecía que iba a remontar cuando una compañía empezó a operar con vuelos que despegaban y aterrizaban del aeropuerto de Huesca. Se llamaba Pyrenair , pero acabó claudicando poco después, en 2011, ante el erial que dejaban sus cuentas de resultados. Como reconocieron los directivos de la compañía, la actividad era insostenible porque, lisa y llanamente, no había pasajeros.
Hace ahora cinco años, ante los abrumadores números rojos del aeropuerto de Huesca y la escandalosa falta de actividad en las instalaciones, las autoridades aragonesas pusieron en marcha un «grupo de trabajo» para pensar qué hacer con el aeródromo, qué hacer para evitar su cierre después de haber costado 40 millones de euros y de haber acumulado decenas de millones de euros en pérdidas.
En ese «grupo de trabajo» el Gobierno aragonés sentó al Ayuntamiento de Huesca, a Aena y a la empresa mixta Aramón (Gobierno de Aragón e Ibercaja), propietaria de la inmensa mayoría de las estaciones de esquí que hay en esta región. Cinco años después, aquel «grupo de trabajo» no ha logrado dar con solución alguna para rentabilizar el aeropuerto. El mes pasado, cero pasajeros.