Libros
«20 grapas», del miedo a la esperanza ante un tumor maldito
La autora aragonesa Ruth Pinsueño plasma en un libro su experiencia como paciente y sobre cómo afrontar la enfermedad
«Palabras, médicos, palabras, citaciones, análisis, palabras, zumbidos, respirar, ahogarse, disimular, sonreír, soñar, sudar...», es la incertidumbre cuando te diagnostican una enfermedad, un tumor maldito . Es la experiencia de Ruth Pinsueño plasmada en un libro , titulado «20 grapas» , que pone en negro sobre blanco el miedo, la esperanza por el futuro y la alegría al superar el grave envite.
«Cuando te dicen que tienes un tumor en la pierna, que hay que operar, que quizás no vuelvas a andar más, o cosas peores, por afrontarlo no te conviertes en un héroe, eres un paciente más. Dejarme cuidar y obedecer a los médicos», señala la joven, «y lo hice sin rechistar».
Ruth lo tuvo que dejar todo, su trabajo, su ritmo de vida, pero se hizo con lo que ella llama «hilos invisibles», la conexión con sus hijas Vera y Candela, con su familia, con sus amigos, con la esperanza por un final feliz, pero también con grandes temores. «La posibilidad de que mi vida se apague me ahoga. Pensar en cómo dejarlo todo arreglado», y la rebeldía: «No quiero dejarlo todo».
Las veinte grapas que dan título al libro son el recuerdo de la cicatriz que le dejó el tumor. «No sabe que mañana nos van a separar. Lo que yo no sé es que parte de mí se llevará con él mañana».
Tras la operación tardó mucho en mirarse la herida, las veinte grapas. «Sé que siempre va a estar ahí, físicamente en mi pierna y como una sombra en mi cerebro». La obra, editada por Filferro e ilustrada por Martillo&Mikelsolitario, es una sucesión de pequeños fragmentos, los pensamientos que durante todo el proceso médico le fueron asaltando a la autora. Desde el día que miró a la muerte a la cara «como quien se cruza con un vecino en el ascensor», hasta el que puso los pies en el suelo y la subieron en volandas al tranvía, pasando por la liberación del informe que descartaba la parálisis, la radioterapia y el miedo. «Paciencia, eso sí. Mucha paciencia».