enquiridión
¿Quién es el jefe?
El jefe del Gobierno sufre una euforia de carácter alucinatorio: pese a que sus resultados, en el pasado, hayan tirado a modestos, o más bien pobres, piensa que él va a sacar este partido adelante
Lee aquí toda la información sobre las elecciones autonómicas y municipales del 28M
¿Quién va a ganar las elecciones del 28? Ya lo veremos el propio 28. En lo que sigue intentaré, antes que pronosticar el futuro, explicar por qué no entiendo el presente. Empiezo por un punto relativamente obvio: me sorprende, por decirlo suavemente, que ... Sánchez haya decidido monopolizar personalmente la campaña. Primero, porque está haciendo un flaco favor a los presidentes autonómicos y alcaldes de su partido que esperaban salir bien parados gracias a su rendimiento concreto en la comunidad y ciudad correspondientes. Segundo porque, según opinión unánime, Sánchez no suma, sino resta. ¿Entonces? La explicación menos rebuscada, es que el jefe del Gobierno sufre una euforia de carácter alucinatorio: pese a que sus resultados, en el pasado, hayan tirado a modestos, o más bien pobres, piensa que él va a sacar este partido adelante. ¿Porque la economía y España van muy bien? No. Porque él es el capitán. Ya sé que lo último suena un poco tonto. Pero temo que responda a lo que realmente ocurre, entiéndase, a lo que ocurre dentro de la cabeza de Sánchez. Imagino que el lector me comprenderá si añado que esto me produce maravilla y preocupación a la vez, en dosis parejas.
Voy a lo más contencioso. Goza de gran crédito la tesis de que Sánchez se concibe en este momento a sí mismo, no como secretario del PSOE, sino como emblema o cabeza visible del conglomerado Frankenstein. Pues bien, permítanme que exprese mi discrepancia, atendiendo de nuevo a la campaña y sus prolegómenos. Me parecer harto evidente que la relación entre Sánchez y los líderes de UP, Bildu o Esquerra dista de obedecer al esquema jerárquico jefe/subordinados. Me limito a sumar dos más dos. Con las urnas ya a la vista, Esquerra, Bildu e UP votan, un día sí y otro también, lo contrario que el PSOE en el Congreso; Esquerra reprueba a la titular de transportes en el Senado; y Ione Belarra e Irene Montero insultan, con absoluto desenfado, a ministros socialistas.
A esta observación suele replicarse que los socios de Sánchez se complacen, sí, en cocear al presidente. Pero que no rompen con él. De donde se desprende, al parecer, una inquebrantable connivencia secreta. Me parece… que no van por ahí los tiros. Me inclino más bien a estimar que la izquierda radical y los separatistas le han tomado las medidas al secretario del PSOE. Y que no escatiman ocasión de demostrar que son ellos los que mandan. ¿Cómo? Incluyendo en las listas, por ejemplo, a 44 etarras condenados por terrorismo, entre estos, siete por asesinato Sí, eso acaba de hacer Bildu, en perjuicio evidente de las expectativas electorales del PSOE. ¿Haría algo así un auténtico subordinado político? Por favor, no me hagan reír. Presumo que Bildu considera relativamente improbable que se vaya a renovar el gobierno Frankenstein. Y que, así las cosas, lo prioritario para él es marcar el territorio mediante oportunas inyecciones de orina en arbustos, esquinas y tapias.
Me confirmo en la misma sospecha ante un dato no fácil de interpretar: el que se haya anunciado una Ley de Vivienda que penaliza a los caseros, muchos de ellos modestos ahorradores, y beneficia a los okupas. El perjuicio que esta ley puede ocasionar a los socialistas es incalculable. De hecho, enemistará al PSOE con los segmentos de clase media todavía propensos a votar por él. Las bases electorales de Bildu, Esquerra o UP están en otra cosa. Pero el PSOE ha sido, hasta hace no mucho, un partido de orden. No tendría sentido, en fin, que se arrojara al abismo espontáneamente. Se diría más bien que lo están empujando desde atrás.
Si Sánchez es el jefe, que venga Dios y lo vea. Ya no sabe uno dónde está Calígula, y dónde su caballo.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete