Los dardos entre PSOE y Podemos: cuatro semanas con el cuchillo entre los dientes
Pese a hablar de propuestas en sus negociaciones para formar gobierno, Sánchez e Iglesias no dejan de mandarse mensajes
La campaña electoral fue bronca, pero tras el reparto de los votos el tono ha ido a peor entre Podemos y PSOE, incluso con ofertas políticas mediante en las que no han faltado desprecios y desdenes. O, si no, que se lo digan a los socialistas, a quienes nunca una propuesta para formar gobierno les había sentado tan mal.
«La posibilidad histórica de ser presidente de Pedro Sánchez es una sonrisa del destino que tendrá que agradecer », decía con cierta sorna el líder de la formación morada, Pablo Iglesias, tras una rueda de prensa el 22 de enero en la que anunciaba la composición de un posible Ejecutivo en alianza con el PSOE.
A Sánchez le pillaba por sorpresa —y reunido con el Rey— el anuncio: se enteraba antes el resto de España que él mismo. «Entré en Zarzuela sin un Gobierno y ahora tengo todos los ministros nombrados», decía. También el portavoz parlamentario de los socialistas, Antonio Hernando, recriminaba directamente a Iglesias: « Pablo, no sabes dónde estás y en qué momento nos hemos perdido que el jefe del Estado te haya encargado la investidura». Aun con la propuesta hecha, Sánchez e Iglesias tardaban dos días en hablar directamente entre ellos.
Sánchez se acercaba entonces al líder de Ciudadanos, Albert Rivera mientras criticaba a Podemos: «Estos días hemos sido testigos de desplantes y de arrogancia », recordaba hasta diez días después de la rueda de prensa de Iglesias. Pero desde Podemos seguían pidiendo, al menos frente a las cámaras, «negociaciones exclusivas» al candidato a la investidura, le presentaban un programa y aseguraban que quien debía mover ficha era Sánchez. La respuesta por parte del PSOE era criticar una estrategia de comunicación «a través de ruedas de prensa» y, en su fuero interno, interpretar que Podemos no quiere la investidura de Sánchez, sino nuevas elecciones.
«Yo creo que en este momento toca bajar el tono. Y la prepotencia y la arrogancia son una mala política cuando de lo que se trata es de que nos pongamos de acuerdo», respondía esta semana Iglesias. El portavoz socialista en el Senado, Óscar López, se quejaba sin tapujos: «Oír hablar a Pablo Iglesias de humildad es un oxímoron, una broma de mal gusto ».
Bajo toda esta dialéctica de reproches y desprecios, Podemos sigue insistiendo día tras día en que quiere formar gobierno. «Si te han dicho que ellos (Ciudadanos) se van a abstener y nosotros te decimos que vamos a dar apoyo para gobernar, blanco y en botella », ha ironizado por última vez Iglesias, este mismo jueves, sobre la opción de que Sánchez se decante por pactar con el partido de Rivera.
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