JpC y ERC no condenan la violencia mientras Torra delega en Buch
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El p residente de la Generalitat de Cataluña, Quim Torra , sigue escondido detrás de la coraza que le permite la institución y, tras días de violentos altercados en las calles de Barcelona, todavía no ha dado explicaciones públicas, y mucho menos ha condenado explícitamente la actuación de los manifestantes independentistas radicales que solo en la noche del martes al miércoles montaron 157 hogueras y dejaron unos 250 contenedores de basura quemados en Barcelona. Torra parece primar su cercanía ideológica con los violentos a la crítica, por unos actos que sí condenó el consejero de Interior, Miquel Buch , que ayer salvó un match ball político pues sectores de JpC y ERC, así como de la CUP pidieron su destitución, partidos que siguen sin condenar explícitamente la violencia que protagonizan los radicales.
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En un momento en que, según valoraron a ABC fuentes policiales, Cataluña está inmersa en una crisis de orden público sin precedentes, al menos en los últimos nueve años, Torra decidió salir a pasear para hacerse la foto con una de las cinco columnas de protesta independentistas que mañana tienen pensado llegar a Barcelona. Así, la única comparecencia institucional del Govern tras los graves hechos del lunes y del martes –disturbios en el aeropuerto, primero, y batallas campales en el centro de Barcelona, al día siguiente– quedó en manos del consejero de Interior. No sin problemas, pues durante todo el día se vivió una suerte de carrusel de convocatorias y desconvocatorias hasta que, finalmente, Buch acabó compareciendo a las cinco de la tarde.
Actos «intolerables»
Fue entonces cuando Buch dio el mensaje que habría de corresponder al presidente de la Generalitat. Por una parte, defendió sin fisuras la actuación de los Mossos y la colaboración con la Policía Nacional y la Guardia Civil , frente a las críticas de ERC –compañera de Govern–, a quienes pidió no mezclar la precampaña con la necesidad de garantizar el orden público. Y calificó de «intolerables» las escenas de «violencia», que «ni el independentismo» ni «una sociedad democrática se pueden permitir», según valoró a preguntas de la prensa, deben permitirse. Aseguró que si los Mossos deben actuar lo volverán a hacer . Si hubo alguna práctica concreta inapropiada, añadió, la revisarán, «como se hace siempre». Pero defendió sin matices la acción policial.
Lanzó también un mensaje al «pacífico» movimiento independentista para que en sus manifestaciones para protestar contra la sentencia del «procés» aíslen a estos «grupos violentos minoritarios», que tratan de poner en jaque el orden público en Cataluña. En similares términos se pronunció Ferrer, que asumió el cargo hace muy pocas semanas.
Buch defendió la excelente coordinación de los operativos conjuntos de Mossos y Policía Nacional para frenar a los vándalos, algo en lo que también coinciden fuentes de ambos Cuerpos consultadas por ABC. Se muestran satisfechos. No hubo fisuras, salvo las inevitables de dos fuerzas de seguridad con diferentes métodos de trabajo. «Hablamos un lenguaje distinto», explicaban las mismas fuentes. Pero no se referían a los idiomas, catalán y castellano, sino a sus tácticas y métodos. Otro inconveniente: muchos de los antidisturbios de la Policía Nacional no conocen, como los Mossos, el callejero de Barcelona y eso pudo pesar en su agilidad.
Sin rumbo
Más allá de estas cuestiones inevitables, el engranaje está funcionando perfectamente, también con la Guardia Civil . El peso del operativo lo llevan los Mossos, con competencias en orden público, y, por lo general, es en la segunda línea donde se sitúan agentes del CNP y del Instituto Armado, para la protección de edificios e infraestructuras críticas.
La excelente coordinación policial no está tapando mediáticamente el desbarajuste político existente en el gobierno catalán. De momento, solo une a JpC y ERC seguir controlando el poder autonómico –que no es poco– y negar la condena explícita de la violencia callejera . En una especie de apuesta para ver quién es el primero que cierra filas con las fuerzas políticas de la oposición en el Parlamento de Cataluña, que sí han condenado sin matices los altercados de estos días, ni JpC ni ERC criticaron en concreto la violencia de algunos manifestantes secesionistas.
En este contexto, Buch se ha situado involuntariamente como objetivo político a batir por ERC y algunos grupos minoritarios de JpC, como Acció per la República , grupo cercano a Carles Puigdemont y con diputados autonómicos en JpC. Desde estos sectores, así como desde otros minoritarios en ERC, se pidió la dimisión de Buch por las cargas policiales de estos días.
Para valorar la situación, Torra convocó a Buch, Meritxell Budó (JpC), Pere Aragonès (ERC) y Ester Capella (ERC). Nunca estuvo en juego la destitución del consejero de Interior, según confirmaron a ABC fuentes conocedoras del encuentro: «La situación es complicada, pero tiene el apoyo del Govern».