La víctimas tachan el perdón selectivo de ETA de «falacia inaceptable»

Recuerdan a la banda que no habrá perdón creíble sin reparación: el esclarecimiento de los más de 300 asesinatos pendientes

Manifestación en contra de ETA en 2002 AFP

ADRIÁN MATEOS / L. L. CARO

ETA ya no mata, pero tampoco deja vivir en paz, particularmente en muchos lugares del País Vasco y Navarra. La prueba son agresiones como la de dos guardias civiles en Alsasua que se juzga estos días o las bienvenidas a etarras, tan humillantes para una parte de las víctimas. Com o el comunicado que la banda publicó ayer , en el que se pide perdón por unos asesinatos -los de quienes «no tenían una participación directa en el conflicto»- y por otros no, se falsea lo ocurrido como si hubiera habido una guerra y se trata de equiparar el sufrimiento de los verdugos al de los muertos y sus familias.

Ante ello, veintiuna asociaciones y fundaciones de víctimas suscribieron ayer un escrito conjunto tachando de «falacia inaceptable» la intentona de los pistoleros de blanquearse pidiendo excusas a medias, un escrito que -en previsión del anuncio de disolución de la organización terrorista que se anuncia para el 5 de mayo- recuerda a ETA que tiene pendiente la reparación. Esto es, que ni su extinción como organización ni el perdón bastarán hasta que se esclarezcan los más de 300 crímenes pendientes de resolver y «todos y cada uno de sus responsables haya cumplido su condena».

Recibimientos a presos

Más allá, exigen también que se den otros «pasos que demuestren fehacientemente que ese perdón no es papel mojado», entre los que se cita la «eliminación de los actos de homenaje a terroristas cuando salen de prisión» o su necesaria contribución «verdadera» a la convivencia con el fin de sucesos como los de Alsasua . «No admitiremos -se dice- que quienes causaron tanto sufrimiento, pretendan encontrar atajos para eludir todas las consecuencias que la ley prevé como respuesta a sus actos».

«Nada en ese comunicado corresponde a la realidad de lo que hemos padecido», se lamentaba ayer en Madrid la presidenta de la Fundación Víctimas del Terrorismo (FVT), María del Mar Blanco , a la vista de la octavilla de los etarras fechada el día 8 de abril, pero difundido ayer por el diario Gara, en la que los asesinos dicen «reconocer» «el daño que han causado» , aunque justificándolo en el marco falsario de un «conflicto político e histórico» -concepto que se repite cinco veces- y cuyo origen atribuyen a la «violencia» del «bombardeo de Gernika» (1937, Guerra Civil).

«Las generaciones posteriores al bombardeo de Gernika heredamos aquella violencia y aquel lamento y nos corresponde que las generaciones venideras recojan otro futuro», proclaman.

Producto de ese pretendido «conflicto», la banda distingue en su último comunicado que hubo «damnificados» como consecuencia de sus «acciones» -«muertos», «heridos» y «víctimas» a los que ETA expresa su «respeto»- y otros «ciudadanos sin responsabilidad alguna» que se vieron «perjudicados» por «las necesidades de todo tipo de la lucha armada». A ellos, los terroristas sí les piden «perdón», palabra que solo aparece una vez en el texto, como se ocupó de resaltar la hermana del concejal del PP asesinado en 1997 tras dos disparos en la cabeza.

Pero frente a ese dibujo de una batalla entre dos bandos que no ha existido, la respuesta de las asociaciones de víctimas fue ayer poner de relieve que «todas ellas fueron inocentes» y que «los únicos que, de modo unilateral decidieron asesinar, fueron ellos».

Las asociaciones de víctimas también manifestaron su «eterna gratitud» a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, a los que ETA atribuyó ayer haber llevado a cabo «acciones totalmente injustas, pese a utilizar el disfraz de la ley» , todo ello como parte del intento habitual y fallido de los terroristas por igualar su conducta asesina con la de quienes les frenaron. Y a los que instan a practicar la contricción.

«Nadie -explican en su proclama- puede cambiar el pasado, pero una de las cosas más perjudiciales que se podría hacer ahora sería intentar desfigurarlo u ocultar determinados episodios. Reconozcamos todos la responsabilidad contraída y el daño causado (...) todos deberíamos reconocer, con respeto, el sufrimiento padecido por los demás».

Este retorcimiento de lo que se ha dado en llamar «el relato», el «conocimiento de la verdad», preocupa a las asociaciones que representan a las víctimas, en tanto pudiera atentar contra su memoria y «falsear la historia» . Pero un «anexo explicativo» al comunicado de ETA demuestra que también a los terroristas les inquieta que su propia versión de los hechos pueda caer en el olvido, entre otros -dicen-«debido a que en Euskal Herria no se ha podido desarrollar un recorrido acordado similar a los procesos de resolución de otros conflictos».

«apagar Gernkia»

Aluden los pistoleros a la falta de una «solución democrática justa», que ya refieren en las primeras líneas de su comunicado, y a la que responsabilizan de que el «conflicto» haya existido y se haya prolongado. En exigencia de esa negociación, su escrito de ayer concluye con un mensaje de resonancias casi poéticas, distinto a lo habitual, que advierte: «Dando una solución democrática al conflicto político se podrá construir la paz y lograr la libertad en Euskal Herria. Para apagar definitivamente las llamas de Gernika».

El texto «tardío», «incompleto» y «vacío» del arrepentimiento y petición de perdón que se lleva esperando décadas ha hecho que las asociaciones de víctimas alberguen nulas expectativas sobre la presunta disolución de la banda dentro de dos semanas, acto que creen que consistirá en un «teatro» dirigido de forma principal a convencer a la comunidad internacional.

La víctimas tachan el perdón selectivo de ETA de «falacia inaceptable»

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