Moix, una víctima del «fuego amigo»
El mensaje de que «iba a poner orden» condicionó su llegada a Anticorrupción
Manuel Moix es víctima del «fuego amigo»: los recelos en la Fiscalía Anticorrupción y contra el Crimen Organizado no los provocó él, sino los comentarios procedentes del entorno del Gobierno, en el sentido de que se le nombraba porque había que «poner orden» en ella. El mensaje caló rápido entre los fiscales de la Casa: «Nunca fuimos por libre; hemos actuado de acuerdo con el criterio y con la autorización de nuestro jefe, Antonio Salinas », explicaban éstos, sorprendidos porque se diera una imagen de ellos muy alejada de la realidad.
Las primeras directrices de Moix sorprendieron, por ser una enmienda a la totalidad respecto a la situación anterior. No quería macrocausas, aunque por definición las investigaciones de Anticorrupción son extremadamente complejas; no iba a permitir que la Fiscalía, como hasta entonces, ordenase detenciones, la mayor parte de las veces mucho más motivadas que las de los instructores, a pesar de que eso debilitaba la figura del fiscal investigador, defendida por el Gobierno; y todos los contactos con las Fuerzas de Seguridad y los servicios de Inteligencia debían pasar antes por él, en contra de la situación anterior, en la que el fiscal jefe siempre entraba en contacto con los investigadores, pero una vez que las pesquisas estaban en marcha y a través de quien llevase directamente el tema.
El caso Lezo terminó por complicar las cosas. Los fiscales del caso habían informado a José Manuel Maza , recién nombrado fiscal general, de las escuchas que había en la causa sobre Moix antes de que le eligiera como jefe Anticorrupción. Maza, de forma legítima, consideró que no eran motivo suficiente para cambiar su criterio.
Una vez que Moix llegó a Anticorrupción los fiscales informaron a su jefe con todo detalle de lo que había en la causa. Éste tomó otra decisión controvertida: limitar la investigación, no en lo que le afectaba a él, pero sí en un asunto -el de la investigación de la compra supuestamente irregular por parte del Canal de una sociedad en Iberoamérica-, en el que estaba implicado Alberto Ruiz Gallardón , presidente de la Comunidad de Madrid cuando él era fiscal jefe. Tuvo que rectificar tras una junta de fiscales Anticorrupción, lo que dio munición abundante a la oposición política al Gobierno.
Decisiones polémicas
El resto de decisiones de Moix han alimentado los recelos: la exigencia de abandono de uno de los fiscales del caso Lezo; la retirada -ahora en suspenso- de los encargados del caso 3%; la tramitación de denuncias contra algunos de sus fiscales después de recibir a los acusadores a espaldas de sus subordinados y sin recabar la versión de éstos... Eso dio paso a más denuncias y a un sentimiento de inseguridad entre sus subordinados.
El ambiente en Anticorrupción está enrarecido, aunque Moix, en lo que se refiere a las denuncias, ha cambiado de estrategia. De hecho, el pasado jueves comprometió la presencia de Maza en Anticorrupción para respaldar a los fiscales atacados. La situación estaba en vías de solución y la confianza, poco a poco se abría paso. Pero nadie contaba con una sociedad en Panamá .
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