Vendían prostitutas tailandesas y ropa falsa en pisos turísticos

La Policía acaba con una red en Valencia que tenía seis casas de citas e iba a abrir un hotel

La Policía encontró 156 plantas de marihuana en uno de los registros

CRUZ MORCILLO

El negocio era redondo, rentable y multicriminal: mujeres prostituidas, ropa falsificada por toneladas y plantas de marihuana en las mismas viviendas. La Policía ha acabado con el emporio tras comenzar una investigación gracias a un correo electrónico recibido en trata@policia.es , en el que se alertaba de que estaban explotando a chicas tailandesas y españolas en un piso de Valencia. Los sospechosos no solo se dedicaban a las mujeres, sino que habían diversificado su actividad con la importación a gran escala de ropa y marroquinería falsa desde Turquía.

La red se anunciaba en páginas sexuales como «casa de citas» o «casa de masajes»; en ella, localizada en Valencia capital, se ejercía la prostitución al por mayor: veinticuatro horas los siete días de la semana y como ampliación ofertaban el alquiler semanal de habitaciones hasta en seis pisos distintos de la misma ciudad para que «trabajaran» en ellos tanto mujeres como hombres.

Las viviendas las gestionaba una española de 50 años y su pareja, quienes ante el éxito del negocio planeaban abrir un hotel dedicado a la prostitución, camuflado como alquiler de «habitaciones turísticas». Según la Policía, aplicaban «normas de uso de las instalaciones» como las de los clubes de alterne, con «mamis» al teléfono para atender a la clientela.

La cabecilla, valenciana, viajaba con frecuencia a Turquía, donde compraba ropa y relojes falsificados que luego mandaba a España. Una vez aquí y con su red de colaboradores escondían la mercancía en un piso «franco» donde habían instalado un «showroom» clandestino, una tienda de falsificaciones a la que acudían proveedores de la costa mediterránea y de Madrid. En su último viaje compró mercancía por valor de 10.000 euros, que luego fue vendida entre numerosos minoristas.

Otra de las ampliaciones del negocio que había establecido esta mujer pasaba por colaborar con otro importador de su mismo nivel. Entre ambos estaban causando una auténtica sangría a marcas prestigiosas y cometiendo un fraude aun sin cuantificar.

Casi 90.000 euros en plantas

Tras varios meses de investigación, agentes de varias unidades identificaron y detuvieron a dieciséis miembros de la organización y liberaron a dos víctimas de trata con fines de explotación sexual . A las mujeres asiáticas, tailandesas casi todas, las introducían con visados de turista obtenidos gracias a cartas de invitación elaboradas por miembros del grupo criminal. Justificaban las invitaciones en relaciones de amistad, por supuesto, falsas.

En los registros realizados se encontró material informático, agendas y manuscritos, más de 4.000 euros y un cultivo de 156 plantas de marihuana , cuya venta hubiera reportado otros noventa mil euros de beneficio a esta organización criminal a la valenciana que había logrado una sorprendente diversificación del negocio.

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