Unos secuestradores acumulaban 250 litros de ácido sulfúrico para deshacerse de las víctimas que no pagaran
Capturaron a un empresario de Gijón y lo trasladaron a Valencia nueve días antes del estado de alarma
La UCO abortó el secuestro y detuvo al cabecilla, implicado antes en otro caso
José, nombre ficticio, estaba trabajando en su empresa de Gijón el pasado 5 de marzo. Allí se presentaron dos individuos que a punta de pistola lo obligaron a meterse en el maletero de un coche, sin opción de pedir ayuda. En ese cubículo lo trasladaron más de 800 kilómetros de Asturias a Valencia. La Guardia Civil lo calificó como de riesgo extremo al enterarse. La vida de la víctima corría serio peligro. Un equipo conjunto de agentes de la UCO y de la comandancia de Gijón se hizo cargo de la investigación.
Al día siguiente, la familia recibió una llamada. Los secuestradores exigían 5 millones de euros por la liberación de José . Sin dormir ni descansar, conscientes de que podían matarlo, los agentes localizaron los coches que los captores habían utilizado. En el traslado de la víctima los individuos adoptaron grandes medidas de seguridad: cambiaron la placa de matrícula del coche varias veces, pero aun así lograron averiguar que lo habían llevado al levante español. La presión policial y la inminencia del estado de alarma provocó que lo liberaran cinco días después en un pequeño pueblo de Albacete. Se dieron cuenta además de que la familia no podría pagar ese dineral.
Con José fuera de las garras de los secuestradores, la Guardia Civil se volcó en averiguar quiénes estaban detrás, cómo actuaban y dónde lo habían retenido. Las pistas les llevaron hasta una nave industrial de la provincia de Valencia y además localizaron los coches empleados tanto para el secuestro y traslado como para las vigilancias previas.
A la víctima, que regenta una pequeña empresa, se cree que la eligieron porque el líder de la banda conocía a su hermano e incluso el año pasado llegó a amenazarlo tras una trifulca. «Ya te ajustaremos las cuentas» , le dijeron. Este cabecilla, natural de un pueblo del norte de Madrid, D. P. J., alias «el Skin», de 38 años, se ocultaba como un auténtico profesional. Sus medidas de seguridad eran extremas para cada paso que daba y siempre utilizaba documentación falsa.
Pero, a mediados de agosto, los agentes detectaron que uno de los vehículos que empleaba habitualmente, circulaba por la autovía A-3 en dirección Valencia. El dispositivo policial lo localizó. Se identificó como otra persona pero no logró engañar a los agentes que lo detuvieron en la provincia de Valencia. Su mano derecha, C. R. M., de 51 años, cayó en Madrid.
250 litros de ácido sulfúrico
Al abrir el coche, más sorpresas. Camuflaba un sofisticado sistema de ocultación de acceso a dobles fondos y ahí guardaban teléfonos móviles, tres juegos de matrículas falsificadas, bridas, un rotativo policial, sprays antiolor, pasamontañas, cinta americana, grilletes y ropa. El siguiente registro fue aún más fructífero. En el registro de la nave , sin actividad, y que estaba vigilada desde que la encontraron, se hallaron las pruebas de la especialización de los secuestradores y de que iban a seguir cometiendo los mismos delitos.
Además del vehículo de alta gama utilizado para el traslado del secuestrado , cuya llave se localizó oculta en una regleta de la luz, se localizaron más elementos dispuestos para la inminente comisión de nuevos secuestros, como documentos de identidad, pasamontañas, bengalas, grilletes o cinta americana, así como útiles especiales de limpieza e incluso un sistema de poleas para elevar objetos de peso sobre un bidón metálico de grandes dimensiones.
Los secuestradores habían acumulado junto al bidón 10 garrafas de 25 litros cada una de ácido sulfúrico , la sustancia por excelencia para corromper carne humana. Aunque ellos no han reconocido los hechos, los investigadores sospechan que lo pensaban utilizar con sus siguientes víctimas si no pagaban.
Los dos detenidos fueron puestos a disposición de los Juzgados de Guardia de Requena y de Colmenar Viejo respectivamente, decretándose el ingreso en prisión preventiva sin fianza para ambos.
Estas dos personas tienen un amplio historial delictivo. No era la primera vez que secuestraban a alguien: «el Skin» ya había sido detenido por otro secuestro en Madrid.
Dada la especialización de estas personas, así como los elementos intervenidos y, principalmente, la disposición y elementos localizados en la nave industrial registrada, las investigaciones se centran en conocer otros secuestros o incluso delitos contra la vida que hayan podido cometerse con anterioridad y para los que se hayan utilizado los medios e infraestructuras localizadas.
Las actuaciones policiales han sido dirigidas por el Juzgado de Instrucción número 3 de Gijón en colaboración con el Fiscal adscrito a ese mismo Juzgado. Asimismo, han sido llevadas a cabo por la Sección de Homicidios, Secuestros y Extorsiones de la UCO y Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Comandancia de Gijón, contando además con el apoyo de diversas unidades especiales de la Guardia Civil como el Servicio Cinológico, la Agrupación de Tráfico, la Unidad Técnica de NRBQ (Nuclear, Radiológica, Biológica y Química) y el Servicio de Criminalística, además de personal destinado en las Comandancias de Valencia, Madrid y Gijón.
Noticias relacionadas