El debate, la penúltima resistencia en el PP
Al PP le cuesta adaptarse al modelo de primarias y aún no admite que su líder sea elegido en un proceso abierto a la militancia, algo habitual en sus partidos hermanos europeos
La celebración de un debate televisado, natural en otros países, es la última resistencia en su camino hacia la democracia interna. Casado lo quiere, Santamaría remolonea y el partido lo enfría.
Reino Unido: la cultura del debate está garantizada
En Reino Unido los tres principales partidos nacionales eligen a su líder mediante el sistema de primarias, con un proceso diferente en cada caso .
En el Partido Conservador , si hay más de dos candidatos, los militantes votan por correo postal la pareja de contendientes que es elegida por el grupo parlamentario en la Cámara de los Comunes. Mientras, tanto en el laborista como en el liberal demócrata las elecciones son abiertas entre todos los que se presenten, aunque casi siempre finalmente aspiran dos a liderar. En los dos, la frase imperante es la de « un miembro, un voto ».
En ambos casos la cultura del debate entre candidatos está generalizada . Por ejemplo, en el bando «tory» el último en ser elegido de esta forma, el ex primer ministro Cameron se enfrentó a su rival, el exministro para el Brexit David Davis , en varios debates televisados y sucedidos en varios puntos de la geografía británica. En el bando laborista, el actual líder Jeremy Corbyn y el que fue su rival en 2015, Owen Smith , viajaron también a lo largo y ancho de Reino Unido debatiendo y mostrando sus ideas ante decenas de militantes.
EE.UU: gallina el que no debata
La lección le llega tarde, pero los que vengan detrás podrán aprender de ella. Después de diez mandatos como representante del distrito 14 de Nueva York en el Congreso, Joseph Crowley , de 56 años, perdió a finales de junio las primarias del Partido Demócrata. Le derrotó Alexandria Ocasio-Cortez , de 28 años, con un perfil de izquierda radical para los parámetros de Estados Unidos, alejada del establishment demócrata. Ella será la candidata por este distrito en las elecciones de noviembre.
Los motivos de este resultado pueden ser muchos, máxime cuando el país vive en una acalorada polarización con Trump al frente que favorece extremismo. Pero Crowley cometió un error: eludir un debate con Ocasio-Cortez . En vez de acudir, envió a una sustituta que compartía con Alexandria rasgos hispanos. La decisión del congresista fue señalada como un desplante que incumbe a cualquiera «a quien le preocupe el proceso democrático».
Nadie concibe unas primarias sin debates , y los presidenciales son pasión. Como señaló el periodista Bob Greene, «un candidato que no esté de acuerdo en debatir sería visto como un gallina ».
Francia: hay coincidencia, son indispensables
En Francia todo el mundo coincide que los debates entre los candidatos son indispensables . En 2012, la elección del presidente del partido conservador, la difunta Unión por un movimiento popular, se transformó en una batalla campal entre François Fillon y Jean-François Copé . El duelo a primera sangre política entre ambos dividió profundamente a la derecha francesa, contribuyendo a «minar» la presidencia de Sarkozy.
En 2017, Los Republicanos (LR, el nuevo de la derecha francesa, dinamitada la UMP) se embarcó en otras elecciones primarias para elegir a su candidato a la elección presidencial. Otro fracaso patético.
Los candidatos históricos, Nicolas Sarkozy y Alain Juppé , fueron derrotados por un eterno segundón, Fillon , cuyos escándalos familiares hundieron al centro derecha en la campaña que dio la victoria a Emmanuel Macron, el mes de mayo de 2017. Los desastres de 2012 y 2016 dejaron abiertas muchas heridas cancerosas, que siguen fragmentando a la derecha histórica , en beneficio de Macron, que ha sabido captar a conservadores y centro derecha.
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