Los trabajadores de una residenciad de Madrid nos cuentan la dura realidad con la que tienen que trabajar

Nunca nos habían contado de esta forma lo que están viviendo. Son los trabajadores de la Residencia Orpea Aravaca en Madrid. Recibiendo ayuda psicológica por su dura, durísima lucha diaria con los ancianos. Están en primera línea de la batalla más feroz. Trabajando por encima de sus posibilidades. No son un hospital, no tienen los medios, pero tienen que intentar salvar vidas todos los días. Hemos visto en muchas residencias cómo los cuidan, los acompañan, los entretienen y les ayudan cuando pueden a comunicarse. Guardan la emoción cuando trabajan por supervivencia, pero la vivencia sigue. Y al llegar a casa, nos dicen, suelen romper a llorar. Y resignación por las críticas y rabia porque sienten que los aplausos nunca son para ellos. Una realidad difícil de digerir, de entender para los que estamos fuera de estos centros.