Torra lleva más de 21.000 euros gastados en ver a Puigdemont
Maragall: «Hoy comienza un día de luz y mucho trabajo de Cataluña en los EE.UU.»

Los dos viajes que Quim Torra realizó en julio y agosto a Waterloo (Bélgica), para reunirse con el expresidente de la Generalitat de Cataluña y fugado de la Justicia española, Carles Puigdemont, tuvieron un coste de 21.671,55 euros para las arcas públicas. Así consta en dos respuestas parlamentarias -cuyas preguntas registraron el PSC y el PP, respectivamente- a las que tuvo acceso ABC.
Desde el momento en que Torra tomó posesión de su cargo como presidente autonómico, a mediados del pasado mes de mayo, se mostró partidario de mantenerle a Puigdemont cierto estatus simbólico, que con el paso de las semanas se ha ido desvaneciendo. Sin embargo, en aras de la apariencia, Torra mantiene contactos permanentes con Puigdemont.
En la planificación de aparentar que Puigdemont mantiene un ascendente más importante del que realmente tiene sobre Torra, este viajó a Waterloo el 27 de julio (volvió a Barcelona el día siguiente) y el 26 de agosto (también volviendo un día después). En ambos «viajes oficiales» -tal y como consta en las respuestas firmadas por Josep Rius i Alcaraz, director de la Oficina de Torra- el motivo principal de la visita a Bélgica fue mantener un encuentro con Puigdemont.
Así, el viaje de julio tuvo un coste global de 13.799,67 euros e incluyó, además de la reunión con el expresidente autonómico, una visita a la delegación de la Generalitat ante la Unión Europea, en Bruselas; una reunión con los consejeros fugados de la Justicia española; una rueda de prensa con Puigdemont; y un acto propagandístico en Waterloo, bajo el epígrafe: «Acto de retorno del presidente Puigdemont y para exigir la libertad de los presos políticos». Para este viaje, Torra contó con una comitiva de trece personas: nueve de su equipo (incluido el «fotógrafo oficial») y cuatro agentes de los Mossos d’Esquadra, en calidad de escoltas.
Un mes después, el 26 de agosto de este 2018, Torra y su séquito volvieron a Waterloo para verse con Puigdemont. En esta ocasión, aprovechando el viaje, el presidente de la Generalitat mantuvo una entrevista con El Punt Avui. Le acompañaron tres personas de su equipo y cuatro escoltas. En total, 7.871,88 euros más que tuvo que asumir la hacienda pública catalana. Como en julio, la comitiva solo hizo una noche fuera de España.
Dentro de esta campaña de viajes para visitar a los políticos que se encuentran en situación de fugados respecto a la Justicia española, cabe recordar que -tal y como este diario publicó el pasado 6 de noviembre- Torra endonsó a las cuentas autonómicas otro gasto de 19.511,30 euros como consecuencia de su viaje a Escocia (Reino Unido) a mediados del pasado mes de julio (días 10, 11 y 12) para, entre otras cosas, reunirse con la exconsejera Clara Ponsatí y la primera ministra de Escocia, Nicola Sturgeon. Entonces le acompañaron once personas.
«Embajada» en EE.UU.
Por otro lado, Ernest Maragall , consejero de Acción Exterior, Relaciones Institucionales y Transparencia, protagonizó esta semana la reapertura de la delegación autonómica en Estados Unidos. Esta «embajada catalana» -como se conocen a estas delegaciones- fue una de las afectadas por la aplicación de las medidas del artículo 155 aprobadas en el Senado.
Para Maragall, con la puesta en marcha de esta sede de la Generalitat en Washington, se deja atrás «un año de oscuridad», en relación directa al 155. «Hoy comienza un día de luz intensa y horizonte amplio, lo que quiere decir presencia y mucho trabajo de Cataluña en EE.UU.», señaló el consejero, según un comunicado de la Generalitat hecho público este viernes.
El viaje de Maragall a EE.UU., acompañado de la nueva delegada, Victòria Alsina Burgués , ha servido para que el consejero de la Generalitat se haya reunido con congresistas y senadores del país americano, y con representantes de «think-tanks», pero la Consejería no concretó el nombre de los políticos y líderes influyentes de EE.UU. con los que se habrían visto.
El primer reto de Alsina en la capital de EE.UU., según su propia confesión, es el de «retomar contactos y seguir trabajando de manera extensiva conectando el talento americano con el catalán en el ámbito académico, empresarial, turístico, la investigación, la innovación y la emprendeduría».
Con la reapertura de esta «embajada», Maragall lleva ya cuatro sedes reactivadas desde que los grupos independentistas recuperaron el control de la Generalitat, tras las elecciones del 21-D. Antes de la de EE.UU. se reabrió la de Alemania, el Reino Unido y la de Italia. A partir de ahora, la Generalitat pondrá en marcha varias fases para abrir sedes en los países bálticos, los Balcanes, los países nórdicos, el Mediterráneo, el centro de Europa, Portugal, Oriente Medio, Sudamérica y Asia.
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