Curri Valenzuela
Todo es posible con Sánchez
Su lema particular parece sacado de un libro de autoayuda más que de un tratado de filosofía
![El líder del PSOE, ayer en Barcelona](https://s1.abcstatics.com/media/espana/2016/03/16/SANCHEZ2--620x349.jpg)
Poco después de ser elegido secretario general del PSOE, Pedro Sánchez quiso dar a conocer su lado más aventurero escalando el Peñón de Ifach para «Planeta Calleja». Suspendido en el aire a mitad del camino, reveló al presentador su lema particular, que parece sacado de un libro de autoayuda más que de un tratado de filosofía: «En esta vida no hay que ponerse límites; todo es posible».
Entonces, hace año y medio, la escalada y la frase se quedaron en anécdotas propias de un joven político que quería abrirse paso. Nadie sospechó que ese Sánchez sería capaz de todo lo que está consiguiendo en estos últimos tres meses: convencer al Rey de que tenía posibilidades de ser investido presidente del Gobierno; pactar con Ciudadanos sin dejar de negociar con quienes defienden lo contrario que Ciudadanos; mejorar en las encuestas a pesar de haber fracasado en la investidura, mantener bloqueada la situación política por su empeño de no sentarse con Mariano Rajoy ni para tomar un café y, ahora, acercarse a Barcelona para reunirse con el independentista presidente de la Generalitat a quien ni siquiera ha recibido todavía Felipe VI.
Ya ha quedado claro que, como le demostró a Calleja, Sánchez no tiene vértigo. Pero lo da. Él se comporta como el inconsciente que se divierte acercándose demasiado al borde del precipicio sin importarle un pimiento que quienes le han acompañado hasta allí vivan en un ¡ay! mientras dura su coqueteo con el vacío. Y vértigo da ver al secretario general del PSOE tendiendo la mano a quien quiere romper la unidad de España, como da vértigo ver ordenar a su partido que vote lo mismo que Podemos en el Congreso, da igual el qué, para mostrar lo cómodo que se siente cerca de Pablo Iglesias.
Como, además de arrojo, Sánchez ha demostrado poseer un desarrollado instinto de supervivencia, lo más seguro es que lo de Puigdemont de ayer se quede en lo de siempre de los socialistas con Cataluña: medio kilo de reforma de la Constitución para situarse en la equidistancia entre los independentistas y la derecha, otro medio kilo de bandera gigante de España para los mítines en el cinturón de Barcelona. Como todos, el líder socialista ya vive bajo la premisa de que se van a repetir las elecciones y a lo que está dedicado es a sacar votos de donde sea. Pero, ojo, hasta el último momento:ya nos tiene avisados de que con él todo es posible.