La fe en tiempos electorales

Política y fe no están reñidas, pese a que dada la aconfesionalidad del Estado, las creencias religiosas no sean sujeto electoral. Sin embargo hay políticos que no tienen problema en revelar su credo, pero son minoría

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Las creencias religiosas de los políticos se han convertido, en algunas ocasiones, en un tema tabú que algunos creen que puede perjudicar su vida política, y más en unas elecciones. Llega una campaña electoral , como ahora la de la Comunidad de Madrid, y las consignas de partidos, como Vox, es que sus dirigentes no hablen de religión , como así ha sucedido con el partido de Abascal a la hora de buscar un testimonio para esta información. Y otros como Ciudadanos no se atreven a hablar de este tema, que algunos consideran espinoso y que incluso le puede perjudicar en sus expectativas electorales .

Todavía causa sorpresa que algunos dirigentes, cuando se le requiere, hagan pública su fe, sin complejos y sin temor a ser señalados . Pero la naturalidad es un valor que cotiza al alza y tanto desde formaciones de izquierdas, como de derechas, algunos de sus dirigentes quieren romper el corsé del coste electoral que puede tener hacer profesión pública de su fe. No son muchos, pero los que son, lo dicen muy claro.

Dirigentes del Partido Popular son los que menos problemas tienen a la hora de hacer pública su confesión católica. Es el caso de Sandra Moneo , diputada popular, que no le supone ningún problema confesar que es «católica y practicante. Eso me ha permitido, dentro de mi actividad política, consolidar una serie de valores, como la defensa de la vida y la persona». En su voto sí influyen sus creencias , pero como algo natural. Se siente muy cómoda en el partido en el que se afilió cuando tenía 18 años: «Me siento muy identificada con los valores que defiende, sabiendo que algunas veces no pueden desarrollarse al cien por cien».

No tiene ningún problema en hacer públicas sus creencias, que le han ayudado a «valorar profundamente a las personas, por encima de las ideologías porque por encima de sus ideas, siempre se encuentra algo bueno». Su formación católica le ha enseñado «a no juzgar a nadie. Algunas veces, las personas actúan en un momento determinado conforme a presiones externas, y no se puede juzgar».

Valores religiosos

Para Moneo, el voto al Partido Popular es coherente con sus principios y valores religiosos, pero sabe que, en en el seno de su partido, otras personas consideran estos valores desde una perspectiva «más ética». «Por ejemplo, la defensa del derecho a la vida, para mi tiene un componente religioso, pero para otros es solo una cuestión ética».

Ana Camins , senadora y secretaria general del PP de Madrid, también se confiesa católica y practicante , «y muy respetuosa con la gente que no cree». Ella admite que «jamás votaría a un partido que estuviera a favor de la cultura de la muerte». En el Partido Popular se encuentra muy cómoda «porque a nadie se le pide el carnet y el certificado de bautismo. No se juzga a nadie por sus creencias religiosas. Cada uno actúa en conciencia». Pero entiende que ser católica no te garantiza ser mejor o peor persona: «He conocido a gente buenísima que no es creyente».

La senadora popular no es partidaria ni de ocultar, ni de hacer exhibicionismo de las creencias personales y considera que deben comentarse «con naturalidad», cuando la ocasión lo requiera.

El sentimiento religioso también está arraigado en las formaciones de izquierdas y es un elemento fundamental a la hora de ejercer la política y, lógicamente, el voto. Así lo reconoce el concejal de Más Madrid en el Ayuntamiento de la capital, Javier Barbero , que fue responsable de Seguridad en el equipo de Manuela Carmena.

«Justicia social»

Barbero es un católico comprometido y afirma, sin complejos, que «mi opción política está muy conectada con mi opción de fe. Para mi el eje del Evangelio es central de cara a formar mi vida, mis relaciones y mis decisiones. El Jesús en el que yo creo tiene como eje central las Bienaventuranzas, tiene claro que la construcción del Reino de Dios se hace desde y para las personas en situaciones de mayor vulnerabilidad».

Su fe tiene más que ver «con la justicia social» que con «los tópicos de eutanasia, aborto y divorcio» asegura Barbero. Así, señala que la fe «tiene que ver con la encíclica última del Papa de Fratelli Tutti, que habla del trabajo político en torno a los más desfavorecidos, y con la anterior sobre la ecología y el respeto al planeta. Las cuestiones de fe no son únicamente las de decisión personal en torno al aborto, eutanasia y divorcio, es mucho mayor».

Barbero admite que «mis creencias religiosas pesan en mi voto», pero también «en mi ocio, en mi manera de relacionarme». Y lo que sí rechaza es que se identifiquen las creencias religiosas con partidos de derechas: «La experiencia religiosa no es propiedad de nadie, ni de la izquierda, ni tampoco de la derecha».

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