Un tablero sobre borriquetas. Las borriquetas que sostienen el tablero son de las época de Alfonso XIII. La sencillez de la mesa permite alargarla o acortarla, en función del número de comensales Cinco piezas de mantelería. Para cubrir la mesa de 35 metros de largo fueron necesarias cinco piezas de mantel de hilo blanco, que se tensaron habilmente con alfileres sobre el muletón del tablero Parece un único mantel. Las planchadoras eliminan con vapor las marcas del doblado y consiguen el milagro de que parezca un solo mantel La mesa se decora con «corbellas». Para colocar estos centros de mesa, tan pesados que tienen que levantarlos entre dos personas, no queda más remedio que cubrirse los pies con unos patucos especiales y subir a la mesa La nota de color. Los buqués de flores deben ser de baja altura, poco aromáticos, que no provoquen alergia y que no manchen el mantel Velas con las mechas quemadas. Hay que colocar 80 velas en los ocho candelabros de plata. Las mechas se queman antes para facilitar después su encendido, ya que hay que hacerlo en un tiempo récord La distancia exacta. Esta pieza de metacrilato marca la distancia que debe haber entre los platos y la primera fila de copas (para el agua, el vino tinto y el vino blanco), y entre éstas y la copa de cava, con la que el Rey y el jefe del Estado extranjero hacen el brindis tras sus discursos, antes de que se sirva la cena Alineadas con un cordel. El conserje mayor de Palacio alinea las copas con la ayuda de un cordel verde tensado que cruza la mesa La fusión de cuatro Reinados. La cubertería de gala está compuesta de piezas de plata sobredorada de Alfonso XII, excepto los de pescado, que en esa época no se usaban. Estos cubiertos, de plata, los incorporó Alfonso XIII con motivo de su boda, en la que sirvió pescado. La cristalería de Bohemia, de Moser, y la vajilla, ambas con filo de oro, fueron adquiridas en el Reinado de Don Juan Carlos. En el de Don Felipe sólo se han renovado los manteles de hilo El cuidado de los detalles. En el Palacio Real llevan cientos de años preparando ceremonias de Estado y cenas de gala. Detrás de cada pieza y de cada movimiento hay siglos de experiencia en busca de la perfección. Todo se revisa una y otra vez hasta el último momento Las sillas de los Reyes, más altas. El respaldo de las sillas de los Reyes es unos pocos centímetros más alto que el de las demás Ceremonia de Estado. Quienes montan la mesa están pensando en este momento: cuando el Rey ofrece una cena de gala a un jefe de Estado extranjero, en este caso el presidente de Argentina, Mauricio Macri, el comedor debe ofrecer la mejor imagen de España