Curri Valenzuela

Susana Díaz: el problema de Sánchez

Se supone que Pedro Sánchez ha resuelto su problema más importante, de momento, al llegar a un acuerdo con Albert Rivera. Pero su principal quebradero de cabeza sigue siendo el mismo de antes de haber desechado a Pablo Iglesias como pareja de baile para su investidura. Y no se llama ni Albert ni Pablo, sino Susana Díaz, que ha sido quien más gana con lo que acaba de suceder.

Aparentemente, el lío en el que Sánchez se ha movido estos días ha sido el de cómo conseguir un acuerdo, el que fuera, con otra fuerza política para presentar su texto, cualquier texto, a la aceptación de los militantes socialistas este próximo sábado como él mismo, sin que nadie se lo pidiera, anunció que iba a hacer cuando se vio acosado por los barones de su partido en el último comité federal.

Este mismo sábado, víspera del Día de Andalucía, su líder en esa comunidad ha convocado un gran mitin que tiene por lema el de reivindicar la unidad de España y la igualdad de todos sus habitantes en todos sus territorios. Así que Susana ya tenía planeado que la federación más numerosa del socialismo se manifestara visiblemente en contra de cualquier acuerdo con formaciones que propongan un referéndum en Cataluña, como Podemos, o un incremento unilateral de fondos para su Comunidad, como la valenciana Compromís, mientras opinaba sobre la propuesta de su secretario general, que aún no se sabe en qué va a consistir.

A más a más, Díaz ha elegido la fecha del 2 y 3 de marzo para celebrar el debate del estado de la región de Andalucía simultáneamente al debate de investidura de Sánchez, lo que le dará la oportunidad de apostillar a su secretario general sobre la marcha. Y eso que pocos dudan de su sinceridad cada vez que proclama ante las cámaras que le apoya, siempre con una sonrisa en los labios. Lo que pasa es que muchos creen que ese apoyo es para que siga de secretario general, pero no para que alcance la presidencia del Gobierno.

No parece que Susana Díaz esté deseando dar el salto ahora para cambiar el poder en Sevilla por un incómodo porvenir en Madrid, pero lo que menos le interesa tanto para sus planes inmediatos como para los futuros es que Pedro Sánchez se instale en La Moncloa, desde donde se asentaría como líder socialista con suficiente poder como para hacerle a ella la vida imposible. Lo que le desea es que él siga liderando el PSOE… desde la oposición.

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