Solo el 2,2 por ciento cree que la situación económica es buena
Siete de cada diez encuestados califican de «mala» la situación económica
Los españoles ven pocos motivos para el optimismo sobre la situación económica en España . El bloqueo político no ha hecho más que empeorar esa percepción y cada vez son menos los que se atreven decir que estamos en un buen momento. Según la encuesta de GAD3 para ABC , solo el 2,2 por ciento de los ciudadanos consideran que el momento económico actual es bueno, frente al 6 por ciento que lo veía así a principios de abril.
Los datos reales no son tan negativos. España mantuvo un fuerte crecimiento en el primer trimestre, con un 0,8 por ciento del PIB , una décima más que lo previsto por el Gobierno, lo que le consolidó a la cabeza de la zona euro. Las previsiones para los próximos años, expuestas el viernes tras el Consejo de Ministros, indican que el paro podría bajar al 13 por ciento en 2019. Pero la advertencia del Gobierno de Rajoy fue nítida: solo «si se hacen las cosas bien, España tendrá millones de empleos en 2019». Será uno de los ejes de su nueva campaña electoral.
Ocurre que el bloqueo político, la falta de Gobierno (el actual está cesado y en funciones desde el 21 de diciembre, con las manos atadas para tomar medidas) y las expectativas poco optimistas, de momento, para salir de esta situación llevan a los españoles a un pesimismo creciente. En julio de 2015, el 51,2 por ciento calificó de «mala» la situación económica en España; ahora es el 69,8 por ciento, el dato más alto en más de un año .
Los ciudadanos tienen bastante claro que la buena marcha de la economía depende, en buena parte, de la situación política que exista en España. La respuesta a esta pregunta es contundente. «¿Cree usted que la actual situación política en España puede afectar a la situación económica del país?» Casi nueve de cada diez (el 87,2 por ciento) responde que sí, frente a solo un 9,2 por ciento que piensa que no tiene que ver una cosa con otra. Esta percepción no es nueva, ya que se ha mantenido con independencia de que estuviera más o menos claro que se iba a fracasar en los pactos. Así, en enero de este año ya había un 85,1 por ciento que pensaba que la situación económica se vería afectada por las decisiones políticas que se tomaran. El pesimismo nacional también se observa en las perspectivas que se tienen en el próximo año. Si solo el 1,9 por ciento considera que la situación es buena, hay un 38,4 por ciento que cree que dentro de doce meses nada habrá cambiado y seguiremos estancados. Incluso tres de cada diez están convencidos de que estaremos aún peor que en la actualidad. Los optimistas empiezan a ser un grupo más bien escaso y minoritario en la sociedad: solo el 21 por ciento ven el futuro más despejado.
Pesimismo por el bloqueo
Los últimos cuatro meses han tenido un efecto destructor en la moral de la mayoría de los españoles, y la evolución de los datos obliga a relacionarlo de forma directa con el fracaso político que ha impedido formar un Gobierno. La foto en diciembre era muy diferente a la actual : los optimistas dominaban el panorama, con un 36,3 por ciento, frente al 16,3 por ciento de pesimistas.
A partir de enero, cuando empezó a asumirse que el PSOE no tenía ninguna voluntad de llegar a un acuerdo con el PP que diese estabilidad a España y que su única opción alternativa pasaba por Podemos, las sensaciones en la calle empezaron a cambiar. El pesimismo subió de golpe, hasta el 26,3 por ciento. El salto se produjo en febrero, momento en el que los pesimistas (25,5 por ciento) superaron por primera vez en muchos meses a los optimistas (24 por ciento). A partir de ahí, la tendencia se mantuvo. Si en enero casi la mitad de la población (el 45,8 por ciento) consideraba que lo peor de la crisis ya había pasado y dejaba arrinconado al 28,9 por ciento que sostenía que no, que lo peor estaba por llegar, en este momento los puntos se han encontrado. Solo un tercio piensa ya que el momento más crítico de la larguísima crisis ha quedado atrás, mientras que otro tercio opina que todavía tenemos por delante lo más duro.
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