La sociedad catalana se rebela: «Esto es elegir entre civilización o barbarie»
Voces del mundo de la cultura y de la Universidad expresan su bochorno: «El esperpento supera a Valle-Inclán»
Lo acontencido ayer en el Parlament suscitó la reacción de un coro plural de voces de la sociedad civil catalana, del mundo empresarial, de la cultura, de las artes y de las ciencias, que en conversación con ABC reclamaron cordura a sus gobernantes. La suya fue una sacudida a la conciencia colectiva en Cataluña, donde el espacio público está dominado por el soberanismo.
Escritores como Juan Marsé confesaron su bochorno. «Lo del Parlament me parece un espectáculo altamente vergonzoso. Con una inmensa capacidad de hacer el ridículo, incompetencia, cinismo y mentiras, esta gente se está cargando Cataluña y todo lo bueno que podía haber en Cataluña», señaló el Premio Cervantes. La autora Carme Riera , presidenta de Cedro, lo tachó de «disparate absoluto:Como decía mi madre : «s’ha perdut l’enteniment». Si la política catalana ha de ir de esta manera será terrible para quienes la padezcan. Un espectáculo deprimente, un esperpento que va más allá de Valle Inclán» , describió.
Ignacio Martínez de Pisón , escritor, se desahogó así:«Lo que he visto en el Parlament es un esperpento que lo degrada como institución. Carme Forcadell encarna al autoritarismo y el sectarismo más absoluto». El pintor de batallas Augusto Ferrer-Dalmau admitió que el de ayer fue «un golpe muy duro a todos los catalanes que votaron con ilusión y esperanza la Constitución del 78» y deploró el panorama político:«No es rabia lo que siento, es una profunda tristeza», retrató.
Manuel Cruz , filósofo y catedrático en la Universidad de Barcelona, también señaló los rasgos totalizantes de los que ayer hizo gala el independentismo: «Si se suele decir que en la guerra la primera víctima es la verdad, en este caso habría que decir que en el Parlament hoy la primera víctima ha sido la razón . Debería preocuparnos a todos no ya solo el manifiesto desprecio a los procedimientos democráticos y el convencimiento de que el fin justifica cualquier medio de los que ha hecho gala el sector independentista; sino, tal vez sobre todo, el hecho de que para dicho sector el fin al que aspira no necesita ser sometido a contrastación crítica alguna. ¿Para qué debatir, parece pensar el independentismo, si ya hemos hecho los números y, con suerte, igual hasta nos salen las cuentas?», fue su queja pública.
«Puigdemont no es Jefferson»
El catedrático de Historia en la Universitat Autònoma de Barcelona José Enrique Ruiz-Domènec denunció que los políticos vivan de la provocación. «Parece mentira que en el siglo XXI haya una clase política de este bajo nivel y tan ofuscada como la del Proceso catalán. Provocan al Estado porque saben que en esta sociedad tan frívola, la provocación está bien vista y la respuesta está penada», denunció. Y puso a los gobernantes catalanes frente al espejo: «Todo los conceptos que tocan los degradan: Historia, Patria... incluso Independencia : está claro que Puigdemont no es Jefferson», apuntó.
La crítica literaria Mercedes Monmany rememoró la Alemania nazi. «Situarse fuera de la ley es algo tan peligroso e inquietante como hacerlo en los años 30 del pasado siglo, en donde en no pocas partes de este sufrido continente hubo que elegir claramente entre civilización o barbarie».
«No nos disparemos en el pie»
Pedro Alonso , director del Programa Mundial de la Malaria de la Organización Mundial de la Salud (OMS), tiene una visión crítica ante el soberanismo: «No puedo creer que una sociedad culta y madura, en plena Europa del siglo XXI, cometa unas locuras que la pueden llevar a la inestabilidad, y al fracaso colectivo. Es injustificable. Debido a mi trabajo en la OMS viajo mucho y puedo darme cuenta de que la sociedad española es una de las más privilegiadas del mundo. Creo que no debemos dispararnos en el pie».
Joan Matabosch , director artístico del Teatro Real, opina así:«La evolución de los acontecimientos me produce una gran tristeza y desazón, más que sorpresa. Es la consecuencia, potenciada por la crisis económica, de la utilización del enfrentamiento territorial y las discusiones sobre los estatutos de autonomía como arma arrojadiza electoral; de no apostar por las lenguas minoritarias como patrimonio cultural del Estado garantizando su unidad y su difusión, en vez de favorecer su fragmentación; de no atender las voces que reclamaban determinadas inversiones en un contexto de creciente desafección. Un disparate, potenciado desde Cataluña por quienes han visto en las banderas la cortina de humo perfecta para desenfocar las propias contradicciones, debilidades y gangrenas. Lo dicho, un disparate al que, desgraciadamente, han contribuido con gran devoción unos y otros».
El académico de la RAE Francisco Rico dijo: «Siempre he pensado que el proceso no era serio. Y con lo sucedido en el Parlamento catalán lo hemos constatado más que nunca. No pueden falsear tanto los términos, las nociones ni la idea misma de democracia hasta ese punto estos secesionistas».
El presidente de Sociedad Civil Catalana, Mariano Gomà , acusó a Puigdemont de «materializar su golpe de Estado» el próximo 1 de octubre con el referéndum anunciado por la independencia de Cataluña. «Ningún político está por encima de la ley, el que lo haga debe asumir las consecuencias judiciales», advirtió. José Bou , de Empresarios de Cataluña, denunció que la sesión parlamentaria de ayer «sume a la comunidad autónoma a la más absoluta incertidumbre e inseguridad jurídica que, además de división social difícilmente reconciliable, afectará sin duda a las empresas y generará paro».
El presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), Juan Rosell , reclamó seguridad ante el caos administrativo derivado del proceso soberanista y defendió que «el problema de Cataluña» debe tener una solución política. «Lo importante en no echar más leña al fuego sino intentar arreglarlo entre todos», comentó.
En esa línea, José María Gatell , jefe de Enfermedades Infecciosas y Sida del Hospital Clínic de Barcelona y uno de los mayores expertos en VIH, apuesta por la vía del referéndum pactado, como en Canadá. «Deberían negociarse los mecanismos necesarios para poder hacer una votación legal y vinculante. Debería definirse lo que entendemos por una mayoría cualificada para tomar una decisión de este tipo (similar a lo que se hizo en Canadá) y respetarse la decisión de esta mayoría cualificada».
Bonaventura Clotet , referente mundial en investigación contra el sida y director del Instituto de Investigación del Sida IrsiCaixa, mantiene el hilo de esperanza en que la cordura llegará. «Sinceramente, creo que el sentido común prevalecerá, aunque de momento está tardando en llegar». Santiago Dexeus, experto en reproducción asistida, se manifiesta por la concordia de quienes piensan distinto: «Todo proceso independentista, divide a un pueblo. Yo voto por una Cataluña, parte de una nación, España, abierta, plural y no belicista».
Frederic Montornes , comisario de exposiciones e historiador del arte, expresa su hartazgo de la siguiente manera: «Una vez más, los políticos se están tirando los trastos a la cabeza, lo cual, todo sea dicho de paso, ya lleva tiempo ocurriendo así, aunque quizás no haya trascendido lo suficiente. Del tema en cuestión estoy bastante harto en la medida en que tiene al país paralizado casi por completo. El contexto se está viendo afectado por una situación que si para algunos es tan clara y cristalina como el lago azul, para otros es más oscura y turbia que las aguas de un sumidero. Y en medio de un fuego cruzado vive una parte de la población a la que ni se le pide, ni se le pregunta y que más bien importa un bledo. Soy de los que quiere ir a votar desde el minuto uno, pero para ejercer mi derecho a decidir lo que yo crea conveniente».
El novelista Gonzalo Torné ofrece su propia visión de la encrucijada catalana: «Nada. Teatro del malo. Dos estructuras corruptas (PP y CIU) desviando la atención sobre los recortes, la crisis endémica, el paro, la deplorable situación de la sanidad y su formidable ineptitud gestora hacia una tribal disputa territorial. Junts x Sí son una pandilla de vagos que no han logrado ni un apoyo internacional ni han encontrado urnas, engañando las legítimas aspiraciones de los nacionalistas que defienden una lengua ninguneada, cuando no atacada, por el PP. Lo mejor sería no darles cobertura; encerrarlos en un armario y que salga el más bruto. Ojala que este bochorno inspire a algún novelista».
Daniel Fernández , presidente de la Federación de Editores de España, expone su perplejidad: «Formo parte de una generación que valora mucho la democracia. Y la mejor forma de expresión democrática es la parlamentaria. El espectáculo del Parlament es poco edificante y me atrevería a decir, muy poco democrático. Espero que esta sea una jornada particular más del proceso, que no se prolongue en el tiempo».
El presidente de los productores de FAPAE, Ramón Colom , también alza su voz para decir lo siguiente: «Al ver las imágenes del Parlament de Catalunya de ayer por la mañana, inevitablemente he pensado en los Hermanos Marx y en su célebre camarote . También en otra película, terriblemente española, de un humor negro inconmensurable, "El love feroz" de José Luis García Sánchez».
Y ataca duramente la actuación de la presidenta del Parlament. «Cuando Carme Forcadell accedió a la Presidencia del Parlament pregunté por qué Artur Mas había dado su visto bueno, la respuesta fue muy clara: para quitársela de en medio. Y mi interlocutor añadió "Nos dará tardes de gloria sino de risa". La Forcadell es un personaje en busca de su papel, el de heroína . Y una ambición tan grande como esa heroína que cree ser. Recuerdo un plano de las cámaras que ofrecían la llegada al minuto de silencio de la Plaza de Catalunya. El Rey, a buen paso y ella, intentando estar al mismo nivel y compartir la presidencia del acto», señala.
«El problema -continúa Colom- es que su ambición es inversamente proporcional a sus conocimientos. Hoy no tenia a Lluis Coromines cerca y la Forcadell ha lucido como lo que es: una indocumentada que ha llevado el Parlament de Catalunya a su nivel más bajo, al de camarote de los hermanos Marx. Como dice Cristian Segura, para hacerlo así, que tomen todo el aparataje legal de la independencia y que lo sorteen a cara o cruz. Que mas da en esa carrera de improvisaciones!»
La artista barcelonesa Eulàlia Valldosera hace la siguiente reflexión: «He dejado de seguir los avatares de la política, que para mí es sinónimo de diálogo, porque desde mi sector el diálogo con la sociedad sigue siendo muy precario. Los artistas nos empeñamos en revisar la Historia de un país que aún no ha reconocido plenamente su deuda moral con sus ex-colonias, o con los muertos de la última guerra, o con los comportamientos abusivos hacia el género femenino. Los agravios históricos como el que ha sufrido Cataluña se resuelven mediante el diálogo , el posterior reconocimiento y, por último, la voluntad de ceder espacio. Esto vale por ambas partes que ahora discuten. Las formas de la política se están quedando cortas ante los mayores retos que definen nuestra identidad actual, mucho más compleja que la definida por la pertenencia a una tierra, puesto que los hilos invisibles que afectan nuestros comportamientos sociales son corporativos, extralimitan nuestras fronteras identitarias, mientras el planeta se corrompe por un sistema que depende de las leyes actuales del mercado. Los políticos están mirando a otra parte mientras la nave se hunde. No me convence el reclamo que hacen las dos partes, ya que están generando estados de opinión extremos hacia un derecho natural de autodeterminación. La ciudadanía se está polarizando cada día más, son preocupantes los extremos a los que estamos llegando, un claro reflejo del estado de la política mundial, y la cultura, o mi sector, no ha sabido resolver la cuestión identitaria porque no hemos trabajado suficientemente en ello. El trabajo sobre lo local está a la cola porque, también en el arte, es el mercado quien dicta las normas. Siempre se ha mirado más fuera de nuestras fronteras; los artistas locales germinan y crecen en el extranjero, siguen haciéndolo, esa es la realidad. Sólo queremos frutos maduros, seguros. Ni el arte catalán ni el español tienen peso propio en el contexto artístico. Nos apuntamos a la fiesta cuando había fondos, quisimos ser parte del sueño europeo a costa de querer olvidar, y aún sufrimos de la misma amnesia. Sinceramente, creo que la opinión del sector cultural contará bien poco en esta discusión».
Santi Balmes , cantante de Love of Lesbian, también se posiciona: «En primer lugar soy músico, y no político, así que mi conocimiento es tan sesgado como el de los demás. En segundo lugar me preocupa esta pregunta porque por experiencia sé que la respuesta, la mayoría de veces se convierte en el titular de una entrevista musical. Yendo al asunto, a mí me gusta la democracia participativa. Ojalá hubieran más consultas, lo digo de todo corazón, para sentirme parte de esto que se hace llamar “democracia”. Habría que plantearse si la comunidad europea es una democracia real, y si los estados que lo integran son una democracia…. Sus instituciones están tan lejos de nuestras casas que nos llevan a la indiferencia absoluta y da la sensación de que se mueven los hilos a través del silencio. Con respecto al referéndum, como catalán, me gustaría que se arreglara este enconamiento . Exceptuando algunas décadas-oasis, son demasiados siglos de malos entendidos entre el gobierno central y otras zonas. Arreglemos este problema, sin posturas electoralistas, y dediquémonos al trabajador de una vez, a la ecología ahora mejor que mañana, a las injusticias de toda índole, y a cambiar las vigas podridas, que hay muchísimas en todos los lados. ¿Habrá separación? Ni idea. Pero debería respetarse lo que decida la mayoría, aunque la mayoría se equivoque, sea Brexit o el referéndum, porque al final, sin el ruido de sables, todo acaba poniéndose en su justo lugar. Las fricciones, si son civilizadas, siempre son creativas. No vale dar credibilidad a los resultados solamente cuando son los que te interesan a ti, eso ya sucedió hace años, aquí mismo. Hagamos la consulta, hagamos recuento, reflexionemos, y luego que cada parte actúe con responsabilidad histórica. Mientras tanto, nosotros seguiremos haciendo canciones».