ERC, «sin renunciar a nada», impone a Sánchez un diálogo bilateral en 15 días y una consulta
Los independentistas imponen la mesa de diálogo de gobierno a gobierno y facilitarán la investidura del candidato socialista
La consulta se desarrollará «con los mecanismo previstos o que puedan preverse en el marco del sistema jurídico-político»
Investidura de Pedro Sánchez en directo | Últimas noticias
Pedro Sánchez será finalmente investido el próximo martes 7 de enero después de que, como estaba previsto, el Consell Nacional de ERC apoyase la tesis de su dirección de abstenerse ante el candidato socialista en segunda votación. Una sesión que la presidenta del Congreso de los Diputados, Meritxell Batet , convocó de forma oficial nada más se conoció el resultado de la votación del cónclave independentista. El pleno arrancará mañana sábado a las nueve de la mañana, proseguirá el domingo y concluirá el martes día 7 con la elección de Sánchez como nuevo presidente.
El apoyo en el Consell de ERC fue masivo a esta posición defendida por la dirección del partido, y hace cada vez más grande la brecha entre los partidos independentistas, quebrados entre los partidarios de seguir haciendo política aunque sin renunciar al objetivo último de la secesión, es el caso de ERC -como ayer mismo remachó el dos de los republicanos, Pere Aragonès , asegurando que «no renuncian a nada» -, y los partidarios del cuanto peor mejor, Jpc, CUP y sus organizaciones satélites. En la reunión de ayer de los republicanos, un total de 196 cargos votaron a favor, 3 votaron en contra y 4 en blanco. Un aval casi unánime que se quedará corto con el que hoy se expresará en la reunión de la Ejecutiva federal del PSOE.
Las partes de esta negociación alcanzaron un acuerdo en el que cada uno intentará colocar el relato de que es la parte que menos ha cedido. Los socialistas intentan presentar como salvoconducto que entienden que ERC ha renunciado de facto a la vía unilateral . Pero lo cierto es que una vez que los de Oriol Junqueras accedieron a entablar la negociación con los socialistas apenas hay cambios en su exigencia inicial. La mesa de negociación con las famosas cuatro patas que reclamaba Pere Aragonès, vicepresidente de la Generalitat y coordinador general de ERC, están presentes en el acuerdo final. Y lo logra además con carácter inmediato. El acuerdo incluye el compromiso de crear en el plazo de 15 días «una Mesa de diálogo, negociación y acuerdo entre el Gobierno de España y el Govern de la Generalitat de Cataluña, de acuerdo con los principios de lealtad institucional y bilateralidad que rigen el marco político de relación entre ambos».
Lo hacen sin que el presidente de la Generalitat, Quim Torra , haya dado su visto bueno a esta herramienta, que ayer mismo desdeñó en un encuentro personal con el propio Aragonès para reprenderle. El gobierno de la Generalitat, al menos la parte que representa a JpC y a su presidente, no se siente concernida por un acuerdo que le sienta en una misma mesa con el Gobierno de España en términos de igualdad.
Entre gobiernos
De hecho, este es el primer triunfo de ERC, ya que los socialistas no querían una mesa entre Gobiernos sino entre partidos. O como mucho desplazar ese nivel de negociación a la ya existente comisión bilateral entre Estado y Generalitat, algo que a ERC no le valía porque entendía que no era el espacio para tratar «un conflicto de naturaleza política». Como también quería ERC, esta mesa será un espacio en el que las partes podrán exponer cualquier propuesta. El acuerdo contempla además que este instrumento «actuará sin más límites que el respeto a los instrumentos y a los principios que rigen el ordenamiento jurídico democrático». En una constatación más de que se vuelve a la retórica de Pedralbes, vuelve a obviarse la mención explícita a la Constitución Española .
Esta espacio establecerá un calendario con una serie de conclusiones, además de crearse un proceso de «seguimiento y garantías de cumplimiento». Las medidas en que se materialice lo acordado «serán sometidas a consulta de la ciudadanía en Cataluña». Esta eventual consulta en la que solo votará la ciudadanía catalana se hará, apunta el texto, de acuerdo «con los mecanismo previstos o que puedan preverse en el marco del sistema jurídico-político».
Esto último es importante porque se abre la puerta a que este mecanismo que habilite la consulta todavía no exista sino que se habilite en alguna reforma legal futura. Según consta en el acuerdo entre ambas formaciones que se publicó ayer, se parte de una base muy clara: «El reconocimiento de que existe un conflicto de naturaleza política en relación al futuro político de Cataluña» . Plantean ambos partidos que partiendo de esa base «solo puede resolverse a través de cauces democráticos, mediante el diálogo, la negociación y el acuerdo, superando la judicialización del mismo».
Secesionismo ultra
La intervención de Pere Aragonès tras el Consell Nacional fue en realidad un intento tanto de vender las bondades del acuerdo a sus militantes, como una defensa preventiva ante los ataques que recibirán del secesionismo más ultra que pivota sobre la figura de Carles Puigdemont . Al respecto, Aragonès señaló que lo que ahora se abrirá no será una etapa «vacía» ni de «carácter autonómico» como las que se han hecho «en los últimos 40 años», en lo que fue una mención velada a las negociaciones que protagonizó la antigua CiU en el pasado para facilitar las investiduras de Felipe González o José María Aznar a cambio de traspasos de competencias y recursos a la Generalitat, una forma de entender la política que en la Cataluña actual se da por superada.
El coordinador general de los republicanos insistió una y otra vez ante los dirigentes del Consell Nacional que el paso que daban «vale la pena», aunque asumiendo que tiene costes «políticos» para el partido. Según el también vicepresidente catalán Sánchez va a reconocer «la legitimidad de todas las partes y propuestas» aunque ya avanzó que su intención es poner sobre la mesa un referéndum de secesión , una «amnistía» para los líderes políticos condenados por el 1-O y el «fin de la represión», informa Miquel Vera.
«Libertad absoluta para plantearlo todo», aseveró en una intervención que empezó casi una hora tarde y entre dudas por el grado de apoyo -finalmente disueltas- que tendría la propuesta entre los dirigentes de ERC congregados en Barcelona. De hecho, y como si se tratase de atajar las críticas por un acuerdo arriesgado dado el actual equilibrio de fuerzas en el seno del independentismo, Aragonès alternó la retórica más estridente -el acuerdo «no implica renunciar a nada»- con otros pasajes en los que parecía preparar a los suyos para una nueva fase precisamente de renuncias. «No somos ingenuos. No vamos a vender magia, sabemos que será difícil. Sabemos que esta oportunidad de empezar a hablar, de hacer política, quizás no nos permita alcanzar todo lo que queremos, pero nosotros lo plantearemos con la máxima de las convicciones (...) Vale la pena asumir riesgos de partido a cambio de beneficios para el conjunto del país». Esquerra dio ayer finalmente el paso. Sánchez será presidente gracias a los protagonistas del golpe de 2017.
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