Salvador Sostres
Sin haberla ni rozado
El enemigo del PSOE no es Rajoy, sino Pedro Sánchez
Uno de mis amigos más extraños, casado y con tres niñas, empezó a verse hace algunos años con una abogada de Sevilla que vivía temporalmente en Barcelona. Se enamoró. Locamente, aunque nunca llegó a tocarla. Pero fue tal su pasión que en un momento de desespero se lo confesó a su mujer, que naturalmente le dejó. Otro amigo divorciado, y a cambio de nada.
Al PSOE puede pasarle lo mismo. O bien que al final de su ridícula negativa haga todavía más el ridículo favoreciendo la investidura de Rajoy; o bien que Pedro Sánchez, en un intento -igual de desesperado que el de mi amigo- de salvar su carrera política, fuerce con su pataleta las terceras elecciones, eleve al PP hasta la casi mayoría absoluta, se lleve lo que queda del PSOE por delante y él igualmente tenga que marcharse. Y sin haberla ni rozado.
Pedirle a Rajoy que se vaya y reconocer en la misma frase que de todos modos no hay alternativa es lo mismo que quedarte sin esposa y sin amante; lo mismo que decir que no quieres unas terceras elecciones y no moverte del «no» total al Partido Popular.
A veces toca perder, y aceptarlo a tiempo para que la derrota sea sólo la de una batalla, y no la de la guerra que todo lo arrasa. El PSOE tiene mucho más que perder que Pedro Sánchez y alguien tendría que decirle a este chico que es hora de dejarlo.
En un país en que a la gente le da vergüenza decir que vota a la derecha, si la encuesta del CIS le da un 32,5% al PP significa que está en el 36 o en el 37. La de junio le daba el 29 y llegó al 33.
Las terceras elecciones serían letales para Podemos y Ciudadanos; y el PP quedaría tan cerca de la mayoría absoluta que a pesar de que el PSOE repitiera o mejorara muy ligeramente su resultado, entraría en crisis y no tendría más remedio que renovar su liderazgo.
A los socialistas les falta una idea moderna de la izquierda, una idea clara de lo que es el Estado, y una idea positiva de ellos mismos, de quiénes son y cuál es su rol en la política española. También les falta la vocación mayoritaria de Felipe González.
Dicho de otro modo: el enemigo del PSOE no es Rajoy, sino Pedro Sánchez.