«Si los violadores y asesinos no se rehabilitan deben seguir en prisión»

Hace un año viajó 700 kilómetros con el cadáver de su hija y en ese viaje eligió luchar en lugar de llorar. 3,2 millones de españoles le apoyan para que no se derogue la prisión permanente revisable

Juan Carlos Quer, durante una entrevista con ABC Isabel Permuy

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Juan Carlos Quer admite que mantuvo un «pequeño halo de esperanza» durante los 500 días en que su hija Diana estuvo desaparecida. «Recuerdo la llamada a las 4.30 de la madrugada del comandante Marcos, su voz entrecortada para decirme que la habían encontrado y el silencio sepulcral pese a que en aquella nave había 15 o 20 personas». Su vida ya es otra vida, pero su agradecimiento a la Guardia Civil permanece intacto.

—¿Que hará si el Constitucional deroga la prisión permanente?

—El TC no determinará que esta norma no se ajusta a nuestro ordenamiento jurídico; está informada por el Consejo de Estado, se ajusta al Tribunal Europeo de Derechos Humanos y existe en todos los países más avanzados, salvo en Croacia y Portugal. Casi todos tienen normas para supuestos de extraordinaria gravedad como el asesinato de menores, discapacitados, ancianos o como el caso de mi hija o de Laura Luelmo. A algunos individuos hay que ponerlos en prevención para que no vuelvan a delinquir. Bernardo Montoya había asesinado a una anciana, se le dieron permisos;me encantaría conocer los criterios con los que se aplican los permisos penitenciarios a delincuentes sexuales y asesinos porque creo que más allá del mero comportamiento en la cárcel no existe ningún otro criterio y habría que aplicar otros para que no reincidan. Al mes de su libertad asesinó a Laura, lo que pone en evidencia que el cumplimiento íntegro de las condenas –que defienden las fuerzas progresistas– no da respuesta a estos presos. Si este tipo de individuos (asesinos y violadores) no se rehabilitan, si ni siquiera hacen los cursos, deben seguir en prisión.

—El Gobierno está poniendo en marcha medidas para proteger a los niños y a las mujeres, pero su posición hacia la prisión permanente es de rechazo. ¿Lo ve contradictorio?

—Se está haciendo un mensaje de pura apropiación por tactismo político. Desde el sentido común los españoles nos pondríamos de acuerdo en cinco minutos sobre las normativas que debemos mantener para amparar y proteger a nuestros hijos. Hay diferentes hitos para poner en evidencia un discurso tan falso, que debería ser objeto de un pacto de estado. Sánchez insulta gravemente la inteligencia al decir que la prisión permanente no ha evitado el crimen de Laura. La medida no estaba vigente cuando este individuo asesinó a una anciana, pero si se le hubiera aplicado, con certidumbre no habría vuelto a cometer un crimen como ha hecho. Ahí está el carácter preventivo de la prisión permanente. Si ahora se le aplica, jamás cometerá un nuevo delito. Lo cometerán otros, pero no él.

—También es habitual un discurso buenista que niega la maldad y apela a otros factores. ¿Cómo lo percibe usted con lo que le ha sucedido?

—Tras la sentencia de «la Manada» aquellos que decían que a los padres de las víctimas les movía la venganza, estos que salieron del Congreso dando la espalda a todos los españoles de buena fe (porque la llamada de la desaparición de mi hija la recibí yo, pero la podía haber recibido cualquier padre), pues tras esa sentencia querían legislar al día siguiente porque eso supone la apropiación del voto feminista, defendiendo penas de 18 años para un delito de violación, pero cuando son 25 años porque a la niña se la asesina, eso les parecen penas inhumanas. Se lo tendrán que hacer mirar porque esto mirándote a los ojos no te lo sostiene nadie.

—Quienes están en contra de la prisión permanente apelan también a las estadísticas...

—Las estadísticas te hablan del asesinato de tu hija depositada en un pozo como si fuera un objeto y te dicen que las estadísticas por estos delitos son de las más bajas de Europa, como dando por bueno que toca. Y yo me planteo: en el ámbito de la violencia de género los índices de criminalidad en España son bajísimos comparados con otros y no por ello se deroga la Ley de violencia de género, al revés, se están pidiendo más presupuesto y medios; pues que sean coherentes. Yo no defiendo una cadena perpetua y jamás le quitaría la vida a una persona, pero además de darles la oportunidad de reinserción, ¿tú crees que sobra que se les sancione a la altura del delito cometido y se les ponga en prevención? No tengo ninguna otra aspiración que dar sentido a las muertes de estos niños, no me mueve ninguna otra motivación. Jamás voy a estar en ningún frente político, solo quiero intentar que cambien las cosas. En la violencia de género se logró un pacto de Estado. Ahora debería seguirse el ejemplo.

—Se ha implicado también a fondo para que salga adelante el Estatuto para las personas desaparecidas.

—Un desaparecido en España no tiene derechos de ningún tipo y desde la experiencia de los 500 días en que estuvo Diana desaparecida he tenido mucha relación con otros padres. Recuerdo siempre el caso de Sabadell (Caroline del Valle), archivaron la causa y ahí se quedó la vida de esa niña. Estos padres no tienen un abogado de oficio, si no tienen recursos, y los familiares no tienen derechos de ningún tipo, así que me he sumado a colectivos que llevan muchos años trabajando en esto como «QSD» con Lobatón. Hemos estado en el Congreso con un pacto de todos para impulsarlo, un calendario y un compromiso de Justicia. Espero que en breve podamos dar amparo y derechos a estas personas.

—¿Qué es lo que más le ha defraudado en este camino?

—Yo prefiero quedarme siempre con lo positivo y me quedo con la cantidad de gente buena que he tenido oportunidad de conocer y la fuerza que te da todo esto para intentar cambiar las cosas, no desde la política, sino desde las personas. La gente ha puesto a Diana en el centro de su corazón, como lo ha hecho con Laura. Las personas con empatía no pueden permanecer ajenas y todos esos que están haciendo este discurso sin sentido lo van a pagar en las urnas. Voy a ser un Pepito Grillo para testimoniar los derechos y el legado de tantas víctimas inocentes; seguirán pasando cosas pero al menos que no se aplique el tercer grado del modo indiscriminado en que se está haciendo.

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