Santi Vila: de la preindependencia a la preautonomía
El último consejero en dimitir no descarta hoy ningún escenario, si puede ser el candidato del PDECat lo será
Santi Vila declara este jueves ante la Audiencia Nacional y está afectado por tener que hacerlo. No entiende cómo puede ser que le citen como «a un etarra» cuando se ha jugado el tipo por discrepar de los suyos y se ha ganado el insulto y cosas peores del submundo independentista más in c endiado. Ayer dijo que mientras fue «conseller» no creó ninguna de las llamadas «estructuras de Estado» por entender que el proceso secesionista era ilegal y no tenía ninguna viabilidad pero el caso es que estuvo trabajando y cobrando de un gobierno cuya única finalidad era declarar la independencia.
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Hay una ingenuidad -incluso en el catalanismo mejor intencionado- que se basa en no comprender la importancia, la gravedad, la imprescindible dureza de un Estado. Es tanta la frivolidad con que algunos se creen los más listos de la clase que cuando la realidad asoma todo les parece fascismo. Roger Muntañola, un joven colaborador de Duran i Lleida mientras lideró Unió, e integrado hoy en el partido Lliures -catalanista, moderado y liberal- de Antoni Fernández Teixidó , dice que la política catalana te enseña trucos que cuando viajas no sirven.
Aunque la querella aprecia diferencias entre Vila y el resto del Govern, y le reconoce haber trabajado hasta el último segundo por evitar el enfrentamiento abierto con el Estado, le incluye entre los acusados por haber formado parte de la administración desde el origen delictivo. Es más de Figueras que de Europa pensar que te saldrá gratis formar parte de la más grotesca conspiración para demoler un Estado si en el último momento dices que tú en el fondo no hiciste nada, por cierto que sea que tú en el fondo no hicieras nada.
«En el choque con el Estado hemos pasado de la preindependencia a la preautonomía», dice Vila
Santiago Vila Vicente fue el primer alcalde de Figueras que ganó por mayoría absoluta. Lo hizo bajo las siglas de CiU aunque anteriormente había formado parte de la lista de Esquerra. Mas le reclamó como consejero de Territorio y Sostenibilidad en 2012 , tras aquellas elecciones anticipadas en que buscando la mayoría absoluta perdió doce escaños y empezó el conflicto abierto con el Gobierno que nos ha traído hasta aquí.
En aquel contexto de tensión política y personal, Vila fue capaz de tejer una fértil relación de cordialidad con su entonces homóloga, Ana Pastor, e infraestructuras cuyo despliegue había quedado atascado lograron realizarse en una demostración más de que, por difícil que sea el momento, a Cataluña siempre le ha salido más a cuenta cultivar el entendimiento y el acuerdo que las apuestas -que tan poca proporción guardan con la fuerza del catalanismo y su talento -por el «todo o nada».
Éste es el espíritu con que Santi Vila quiere ser el candidato del PDECat y retornarlo a posiciones pactistas y moderadas donde el catalanismo sabe ganar y ser últil: «En el choque con el Estado hemos pasado de la preindependencia a la preautonomía». Contra él tendrá una parte de las bases convergentes, radicalizadas por el independentismo como las que votaron a Sánchez con su «no es no» y partieron al PSOE por la mitad, de modo que quiere evitar unas primarias en las que muy probablemente tendría que enfrentarse a Josep Rull , que hasta el viernes fue el consejero de Territorio y Sostenibilidad (Vila lo fue desde 2012 hasta 2016) y que tiene tanto pedigrí independentista como brevedad intelectual e incapacidad política.
Rull és el candidato perfecto para que los votantes moderados del PDECat -horrorizados por el ridículo del proceso y la crisis que ha causado- acaben votando al Partido Popular o a Ciudadanos y que los más independentistas opten por Esquerra o por la CUP por no fiarse los bandazos de esta antigua Convergencia que coquetea con la exitinción, hábilmente arrinconada y acomplejada por Junqueras.
La inminencia de las elecciones deja poco margen para crear partidos nuevos: los que a Vila le llaman el Macron catalán , por su eventual candidatura personalista, olvidan las características tan distintas de las leyes electorales catalana y francesa. Es muy difícil llegar a presidente de la Generalitat sin un partido detrás con fuerte implantación territorial.
En cualquier caso, Vila no descarta hoy ningún escenario. Si puede ser el candidato del PDECat, lo será. Si finalmente ERC y PDECat vuelven a compartir candidatura, verá con qué apoyos cuenta para presentarse por su cuenta y ser la voz de tantos catalanes que aspiran a lo máximo y lo mejor para Cataluña y precisamente por ello no son independentistas.
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