Sánchez volverá a puentear a los barones con los pactos

Defiende ante Díaz que la investidura tras el 26-J la decidirán los militantes del PSOE en otra consulta como la de febrero

Susana Díaz y Pedro Sánchez, ayer, en el desayuno informativo en Sevilla Raúl Doblado

JUAN JOSÉ BORRERO

Pedro Sánchez volverá a someter la política de alianzas postelectorales a consulta entre la militancia socialista si se da el caso aunque el órgano competente en materia de pactos en el partido sea el comité federal. Lo dijo ayer en Sevilla , ante Susana Díaz , durante un desayuno informativo en el que el candidato admitió que la militancia socialista está desanimada después del doble fracaso de su investidura.

Sánchez reconoció que incluso se pensó «si merecía la pena volver a intentarlo» . Cree que sí, porque hay urgencia de un cambio político y porque asegura que el PSOE es la única formación que ha asumido la nueva política del acuerdo.

Lo dijo tras volver a negar la posibilidad de una gran coalición, porque «aunque tenemos cooperación leal en algunos asuntos, el modelo de sociedad del PP nada tiene que ver con el del PSOE» y porque considera que Rajoy, con el que siempre se ha negado a negociar un gobierno, «está llevando a la derecha a un callejón sin salida».

Si el 26-J permite plantear un acuerdo como el que firmó en febrero con Ciudadanos, la consulta a la militancia no será con «una pregunta trampa, como hizo Podemos», objeto de no pocas críticas durante toda su intervención. A pesar de todo, Sánchez admite que volvería a intentarlo a la izquierda.

«Logramos un acuerdo con una fuerza ajena a nuestro programa ideológico y, con quien tenemos más semejanzas no lo logramos porque pusieron delante los sillones» . En su opinión, nada ha cambiado en el escenario con respecto al 20-D, «sólo que ha desaparecido el proyecto político de IU».

¿Y si hay sorpasso ? Sánchez sólo vislumbra superar a la derecha, ser presidente y asegurarse un congreso federal socialista «tranquilo» para mantener su liderazgo, dijo ante la atenta mirada de Susana Díaz

La presidenta andaluza, poco amiga de restar autoridad a los órganos del partido que estatutariamente tienen capacidad de decisión sobre los pactos, tenía que presentar ayer a Sánchez en Sevilla ante un auditorio expectante por ver cómo ambos líderes enmascaraban sus diferencias ante unas urgencias electorales que el candidato resumió en una frase convertida en ruego a la militancia: «Nuestro desafío es evitar la abstención » .

Díaz, a la que Sánchez citó dos veces como «compañera y aliada», no hizo una presentación centrada en el protagonista, «miembro de la familia socialista», del que destacó su generosidad y del que dijo «representa la versión original de la socialdemocracia , ahora que está de moda decir que todos son socialdemócratas -¿incluso Cañamero?- como parte de la operación de camuflaje» de Podemos.

La presidenta prefirió centrarse en las demandas de Andalucía a un futuro Gobierno, sin dudar de que todo estará en la agenda de Sánchez «porque sabe lo que quiere y sabe que tiene un partido que, por encima de criterios personales, pone por delante los intereses de España» . La frase sonó a advertencia.

Empleo en la tierra del paro

Pedro Sánchez dedicó toda su intervención al empleo. En una comunidad gobernada durante casi cuarenta años por su partido pero que sigue liderando la estadística del paro, el candidato socialista explicó su particular receta, un conjunto de planes cuyo coste estimó en unos 3.000 millones de euros que en parte compensará con la supresión de las bonificaciones a la Seguridad Social, excepto las dirigidas a discapacitados y a víctimas de violencia de género.

Sánchez promete cambiar el estatuto de los trabajadores por una «nueva carta magna de los trabajadores en la era digital». También derogará al completo la reforma laboral del PP, aunque no hace mucho firmó todo lo contrario en su pacto con Ciudadanos.

Promete el incremento del Salario Mínimo Interprofesional un 4 por ciento en 2016 y un plan contra la explotación laboral. Sánchez quiere una inspección de trabajo más activa, leyes más duras y reducción a tres de las modalidades de contrato. Con ello calcula que pueden aflorar 78.000 empleos, sobre todo en el sector de la Hostelería.

La receta para recuperar el empleo del PSOE pasa también por «fortalecer el papel de los sindicatos» en la negociación colectiva e incluye legislar sobre la igualdad de género en el trabajo, obligando a la paridad en los consejos de administración e incluyendo un bonus de dos años de cotización por hijo en el cálculo de las pensiones para las madres.

Por otra parte, ayer alzó la voz el expresidente de Extremadura Juan carlos Rodríguez Ibarra , para denunciar que el PSOE es hoy «sospechoso respecto a la unidad de España» , es un partido «sin pulso» y además debería renunciar a gobernar si no gana el 26 de junio.

«¿Que con quién pactaríamos?, con nadie. Si de mí dependiera lo diríamos antes de las elecciones» , advirtió el exmandatario socialista. «A la gente le importa un comino si España es o no federal» , recalcó Ibarra en referencia al debate socialista.

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