La intrahistoria del acuerdo entre PSOE y Podemos
«Sánchez tenía clara la coalición desde el domingo»
Ferraz apunta a un contacto Lastra-Montero, pero Redondo se reivindica
Como si nada hubiese pasado, Pedro Sánchez aceptó el abrazo de Pablo Iglesias . El resultado del 10-N obligó ayer a un nuevo volantazo. El PSOEcedió al Gobierno multicolor con los morados. La sensación de Unidas Podemos ayer fue de triunfo. Sánchez citó el lunes por la tarde a Iglesias en La Moncloa, donde mantuvieron una reunión discretísima y donde el socialista aceptó iniciar una negociación «sin líneas rojas» .
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El reparto de competencias y la redacción de contenidos arrancan desde cero sin condiciones previas. El presidente en funciones admitió durante el encuentro que la única salida viable al bloqueo era la propuesta que Iglesias le había lanzado la misma noche electoral, según pudo saber ABC. Desde el PSOE aseguran que Sánchez «tenía clara la coalición desde el domingo por la noche» y que así se lo transmitió a Iglesias nada más llegar a La Moncloa.
A la Ejecutiva socialista, reunida en Ferraz apenas unas horas antes, Sánchez no le confirmó tal extremo. Ni la velocidad de los acontecimientos. De hecho, Iglesias tuvo que convocar ayer por la mañana al Consejo de Coordinación de Podemos de urgencia para valorar el preacuerdo. Después, una vez avalado, Iglesias convocó a la mesa confederal con los portavoces de En Comú Podem, Galicia En Común e Izquierda Unida para que se votara el documento antes de suscribirlo públicamente con Sánchez en el Congreso. En Podemos están confiados y manifiestan con seguridad que Iglesias tendrá una vicepresidencia. Al margen de ese puesto, por su parte, en el PSOE insisten en que «los nombres que salgan son quinielas» .
La foto del acuerdo, que podría llevar por primera vez desde la Transición a un partido a la izquierda del PSOE al Consejo de Ministros, expresa los equilibrios de poder de ese futuro tándem y equilibrios internos en cada partido. Iván Redondo , el gurú de Sánchez, es sin duda omnipresente. Puede ser el protagonista del discurso que justifica la repetición electoral como mal menor para buscar un Gobierno en solitario, pero también el muñidor de la coalición. En su entorno reivindican su papel en esta operación, junto a Lastra por parte del presidente, y consideran «injustos» las críticas de estos meses.
En una foto pensada para vender un acuerdo entre grupos parlamentarios, además de la de Redondo, extrañaba la presencia de Félix Bolaños , secretario general de la Presidencia del Gobierno. «No sé muy bien qué hacían ahí, pero es evidente que son dos personas de la máxima confianza del presidente», apuntan en Ferraz.
Redondo se reivindica
En el PSOE creen dado que todas las críticas por el 10-N se personalizan en él, interpretan que Redondo «necesitaba» estar ahí. Pero a la vez son indulgentes. «Se centran las críticas en Iván y no se dan cuenta de que criticarle es criticar a Pedro» , dice un dirigente del PSOE. Desde Ferraz atribuyen esas críticas a «los que no están en la toma de decisiones y que tras las primarias se pensaban que sí iban a estar». La vicesecretaria general, Adriana Lastra , fue quien estuvo «al frente» de este acuerdo exprés. «Las palabras» del documento fueron pactadas por ella misma e Irene Montero, la número dos de Iglesias. Un texto que dice más lo que no se hará que lo que sí se hará.
Por parte de la coalición izquierdista estaban presentes Yolanda Díaz (Galicia En Común), una de las personas de máxima confianza de Iglesias, parte del equipo negociador y uno de los nombres que más ha sonado para ocupar una cartera. Hizo contrapeso a la postura en Cataluña del PSOE la presencia de Jaume Asens (ECP), defensor de la libertad de los presos por el «procés». A su lado, Alberto Garzón, el coordinador federal de IU, y Juantxo López de Uralde , fundador de Equo que decidió ser fiel a Iglesias, dejar a los verdes y concurrir con Unidas Podemos. En la habitación de al lado esperaban con ansia la firma del acuerdo Juan Carlos Monedero y Pablo Echenique.