Sánchez reclama un nuevo Pacto de Estabilidad europeo y Scholz exhibe prudencia sobre la reforma

El presidente del Gobierno y el canciller alemán se citan en La Moncloa con ánimo de mostrar sintonía y vínculos ideológicos pero marcados por diferencias de fondo en algunos asuntos cruciales, como la reforma del mercado energético

Olaf Scholz y Pedro Sánchez, esta tarde, en La Moncloa Vídeo: ATLAS
Víctor Ruiz de Almirón

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Visita clave para Pedro Sánchez. El presidente del Gobierno ha recibido hoy en La Moncloa al nuevo canciller de Alemania, Olaf Scholz . Las expectativas eran grandes. Ambos son los dos países más importantes en los que gobierna la familia socialdemócrata. Y la intención de ambos dirigentes es exhibir que esa cercanía ideológica y partidista permitirá superar las tradicionales divisiones norte-sur que en el pasado han marcado la gobernanza europea.

Pero el entendimiento no es tan sencillo . Las notables diferencias de uno y otro país así como sus condicionantes políticos suponen un freno para la armonía total entre dos persona que sí se declaran amigos y que ya tenían una fuerte relación previa. Todo eso se ha dejado sentir hoy. Un esfuerzo por demostrar sintonía mientras que en muchas cuestiones claves existen marcadas diferencias.

Uno de los elementos centrales de los próximos meses en la Unión Europea es el debate sobre la modificación de las reglas fiscales vigentes en el Pacto de Estabilidad Europeo. Las que marcaban el nivel de deuda en el 60% del PIB y de déficit anual en el 3%. Actualmente están suspendidas hasta 2023 por la pandemia. Y se abre el debate sobre su reforma. En su exposición inicial en la conferencia de prensa que ambos han ofrecido tras su reunión, Sánchez ha dicho que ambos coinciden en que « las reglas fiscales son complejas y difícilmente cumplibles en el contexto de la pandemia y el Gobierno de España considera que hay que reformarlas «.

No es uno de los asuntos que Scholz ha mencionado en su exposición inicial. Pero sí se ha manifestado tras las preguntas de la prensa. El canciller alemán ha evitado contradecir claramente a Sánchez, pero tampoco lo ha respaldado. Y ha hecho una defensa de lo que han supuesto esas reglas: «Nosotros miramos al pasado para aprender de cara al futuro, y deseo recordar que e l pacto de estabilidad fue el que sirvió de base para crear el instrumento de los fondos de recuperación «.

La sensación con la que se quedaba la prensa alemana es que el canciller quiso evitar la polémica. En su comparecencia con el presidente francés, Emmanuel Macron , si fue más claro a la hora de defender las bondades del pacto de estabilidad. Ante la reforma profunda que quieren abanderar Francia e Italia, Alemania no descarta algunos ajustes. Pero no olvida la virtud de la estabilidad presupuestaria. Sin olvidar que en la nueva coalición está integrado el partido liberal alemán.

Consciente de que la posición española y alemana no va a ser la misma, el objetivo de Sánchez es lograr al menos que se pueda producir el debate sobre su flexibilidad. En el turno de preguntas Sánchez ha querido lanzar un guiño al valorar que es necesario trabajar «en la sostenibilidad en el medio plazo de las finanzas públicas». Pero en este punto Sánchez ha defendido la imperiosa necesidad de apalancar inversión privada pero también pública en la transición verde. Un flanco, el del ecologismo en el que Moncloa sí pretende encontrar conexiones con Berlín.

La prioridad de España es que esas reglas se reformen. Pero pese a que la aspiración máxima y las necesidades pueden parecerse más a las de Francia e Italia, Sánchez no quiere aparecer alineado en un bloque del sur. A su juicio esa división obstruiría las posibilidades reales de modificar las reglas. En este sentido, ha dicho que aspira a abordar este debate desde una perspectiva «integradora y no por bloques».

El otro asunto clave en el que ahora mismo hay falta de entendimiento es en la reforma del mercado energético europeo. «Tenemos visiones diferentes», ha reconocido Sánchez. En el mes de octubre ambos países estuvieron en bloques enfrentados al debatir una propuesta que hacían países como España o Francia para reformar el mercado energético, con compras conjuntas de gas, y el sistema de fijación de precios. Sin embargo sí sintonizan más a la hora de rechazar la propuesta de la Comisión Europea de considerar verde la energía nuclear y el gas. Aunque para Alemania esta última es un caso más controvertido. En un guiño a Scholz Sánchez ha dicho que no se trata de excluir al gas del mix energético, del que Alemania depende fuertemente, sino de que la taxonomía sea «realmente verde» y que las inversiones que se hagan en el futuro sean en esencia en energías renovables.

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