Sánchez defiende el equilibrio entre «la salud y el crecimiento económico» ante el avance de Ómicron
El presidente del Gobierno reclama que el Congreso apruebe la reforma laboral pactada con sindicatos y patronal presumiendo de que el acuerdo «trasciende bloques ideológicos»
Pedro Sánchez ha hecho hoy el tradicional balance de cierre del año cargado de optimismo y con la aproximación de que «2022 va a ser mejor que 2021». La nueva incertidumbre derivada de la variante Ómicron y la rebaja en las previsiones económicas amenaza las proyecciones del Ejecutivo respecto a una recuperación rápida y robusta. Pero el presidente del Gobierno redobla su apuesta y sigue intentando reforzar el perfil institucional como principal atributo.
«Sentido común», «equilibrado», «confianza» o estabilidad han sido algunas de las palabras más pronunciadas hoy por el presidente del Ejecutivo en su comparecencia en La Moncloa. En la sala de máquinas gubernamental, donde abunda el trabajo y el análisis de estudios cualitativos de opinión, barruntan que tras muchos años de repeticiones electorales, mociones de censura y presupuestos prorrogados es ahora un tiempo en el que la ciudadanía premiará la vuelta a rutinas políticas normalizadas. Todo eso impregna el discurso de Sánchez, sin importar que él en primera persona fuese protagonista de los acontecimientos disruptivos que marcaron la política española entre 2014 y 2019.
El presidente determinó que lo que España necesita es «estabilidad», algo que dijo que «el gobierno garantiza» en forma de «legislaturas de cuatro años». Sánchez volvió a alejar la idea de un adelanto electoral : «Yo garantizo su cumplimiento». Y destacó la aprobación por segundo año consecutivo de unos Presupuestos «en tiempo y forma», destacando la «estabilidad política y la confianza que emana de ello».
Estos balances se estructuran en torno a la presentación de un informe de rendición de cuentas elaborado en la propia presidencia del Gobierno en el que se concluye que se pusieron encima de la mesa al inicio del mandato 1481 compromisos y se han cumplido ya el 42,7% . Y que el 50,2% de los compromisos adquiridos en el discurso de investidura también se han resuelto ya.
El tema estrella de la comparecencia fueron las preguntas sobre la reforma laboral . El Gobierno busca una convalidación en el Congreso de los Diputados que no modifique lo pactado con los sindicatos y la patronal. Y el presidente no dio muestras de estar dispuesto a dar su brazo a torcer. «Es de sentido común que se convalide en el poder legislativo un acuerdo que representa a la totalidad de agentes sociales», dijo el presidente. Esta idea la repitió de forma insistente.
La participación de la patronal en el acuerdo le permite a Sánchez vender la reforma como un acuerdo laboral que «trasciende los bloques ideológicos», en una apelación a la bancada de la derecha para que no se opongan a la norma. Y que precisamente por contar con el apoyo de los agentes sociales es garantía de «estabilidad» y «paz social».
En este punto Sánchez ha defendido acuerdos «cuanto más amplios mejor», como contraste con la reforma del PP en 2012 que tuvo lugar sin acuerdo con los agentes sociales: «Es un acuerdo que nos representa a todos», ha dicho Sánchez. Preguntado por la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz , y su protagonismo a cuenta del proyecto político que está construyendo, el presidente no ha querido trasladar ninguna idea de malestar respecto a su figura. Pese a que es un sentimiento que crece con fuerza en el ala socialista del Gobierno y en el PSOE. «Estoy encantado con el trabajo que se está haciendo», ha dicho Sánchez sobre el funcionamiento de la coalición.
La comparecencia estaba cargada de mensajes velados al PP. El «formidable ejemplo» de patronal y sindicatos, que «han dado ejemplo de empatía y de responsabilidad», es algo que «tiene que hacer reflexionar» a las formaciones políticas y a la actividad política en particular como «lugar para el acuerdo». Algo que a juicio de Sánchez no se va a producir en la renovación del Consejo General del Poder Judicial : «Con esta oposición… es altamente improbable».
Sánchez ha definido su gestión como «un proceso de modernización intenso y estructural», que lejos de verse mermado por la pandemia el Gobierno ha querido acelerar. Un tiempo «trepidante y trascendente para nuestra sociedad» en el que Sánchez quiere trasladar la idea de una acción legislativa abundante. Así, ha destacado las reformas laboral y de pensiones, las leyes de Educación y Formación Profesional, la ley de Eutanasia o la lucha contra la pobreza infantil con el Ingreso Mínimo Vital. Y en las «políticas exitosas frente a la pandemia»: campaña de vacunación, ERTE o créditos ICO.
«El Gobierno de España apoya a los gobiernos autonómicos en la toma de medidas dentro de sus competencias»
Pedro Sánchez
En lo que respecta a la pandemia se ha mostrado partidario de «perseverar» en la misma estrategia, que pasa sustancialmente por la absoluta confianza en la vacunación como forma de lastrar la gravedad de la enfermedad. Sin prestar ya tanta importancia al número de contagios. «El Gobierno de España apoya a los gobiernos autonómicos en la toma de medidas dentro de sus competencias», ha dicho Sánchez. Sin dar muestras de que vayan a tomar más medidas desde su ámbito competencial. Los ministerios de Sanidad, Educación y Universidades se reunirán la próxima semana para analizar la vuelta a clase el 10 de enero . Pero el presidente del Gobierno no ha dado pistas de si se contempla un retraso en la vuelta a las aulas para dar un mayor margen a que la vacunación avance en las franjas de menor edad. Sobre la posibilidad de reducir los periodos de cuarentena para un contagiado , Sánchez tampoco ha querido emitir posición. Pero sí ha reconocido que en el estadio actual de la pandemia las decisiones no se toman atendiendo a un único criterio , sino a tres: «salud pública, salud mental y crecimiento económico».
Al contrario que en otras ocasiones no ha habido espacio para la situación de Cataluña . Más allá de que el presidente ha consolidado su idea de que la situación es mucho mejor que cuando él accedió al cargo. Eso sí, Sánchez no se ha querido comprometer con una nueva fecha para la celebración de la mesa de diálogo. «Se va a reunir seguro», ha dicho, pero ha pedido un margen de «unas semanas» porque las urgencias ahora mismo son otras. Refiriéndose en este punto a la situación causada por la variante Omicron y apelando en cualquier caso a que las prioridades tienen que ver con la gestión de los fondos europeos y consolidar la recuperación.
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