Sánchez miente cuando dice obrar «en el marco de Naciones Unidas»
Su entrega con armas y bagajes a la posición marroquí implica olvidar el referéndum

En el interminable proceso de descolonización del antiguo Sahara español , que para la comunidad internacional es el Sahara Occidental y para Rabat «el Sahara marroquí» o «nuestras provincias del sur», Naciones Unidas ha emitido un total de 68 resoluciones .
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Durante casi medio siglo han transcurrido los mandatos de siete secretarios generales, y nombrado a seis enviados especiales. Desde el estadounidense James Baker ( marzo de 1997 ) hasta el actual, el italiano Staffan de Mistura ( octubre de 2021 ), pasando por el peruano Álvaro de Soto ( junio de 2004 ), el holandés Peter von Walsum ( julio de 2005 ), el también norteamericano Christopher Ross ( septiembre de 2008 ) y el alemán Horst Köhler ( agosto de 2017 ). También ha designado a quince representantes especiales, dos de los cuales, el suizo Johannes Manz y el italiano Francesco Bastagli, dimitieron por las evasivas y las maniobras políticas de Marruecos. Con todos ellos ha lidiado Rabat y a todos ha agotado la paciencia.
Mantenida en el tiempo
Las dos primeras resoluciones, la 377/1975, de 22 de octubre, y la 380/1975, de 6 de noviembre, en el fragor de la Marcha Verde, formulan «un llamamiento a las partes involucradas a la moderación» y solicitan al Rey de Marruecos que «ponga fin inmediatamente a la marcha declarada al Sahara Occidental». Las sesenta y seis resoluciones restantes fijan como premisa la «libre determinación del pueblo saharaui» .
En la 690/1991, de 29 de abril, se establece como solución un «referéndum de libre determinación del pueblo del Sahara Occidental». En la 973/1995, de 13 de enero, se insiste en un «referéndum libre, limpio e imparcial para la libre determinación del pueblo del Sahara Occidental». En la 1309/2000, de 25 de julio, se pide a las partes diálogo para «convenir en una solución política mutuamente aceptable», que prevea «el derecho de libre determinación del pueblo del Sahara Occidental». Y por fin la última, la 2602/2021, de 29 de octubre, insiste en alcanzar «una solución política, justa y duradera, basada en la avenencia sobre la libre determinación del pueblo del Sahara Occidental».
Libre determinación significa consulta a la población, referéndum, y esto la solución marroquí de una autonomía para el territorio en disputa no lo contempla.
Justificar el paso dado
Cuando Pedro Sánchez, en su carta a Mohamed VI y en sus posteriores declaraciones ante la opinión pública española con el evidente fin de justificar el paso dado, afirma que obra «en el marco de Naciones Unidas» está faltando a la verdad porque omite la premisa fundamental de la ONU durante los casi 47 años que lleva coleando este conflicto: la libre determinación de los saharauis.
Las relaciones diplomáticas entre Madrid y Rabat se han caracterizado desde siempre por las omisiones y los sobreentendidos. Ambas partes consideran que si determinado asunto no se menciona queda olvidado y fuera de cualquier consideración. Así, la aceptación por parte de Pedro Sánchez de que una autonomía para el Sahara Occidental bajo soberanía marroquí es «la base más seria, creíble y realista» para resolver el problema implica que España renuncia a esgrimir en el futuro –al menos con este presidente del Gobierno– la exigencia de una consulta mediante referéndum a los saharauis. Esto va contra el marco de Naciones Unidas .