Curri Valenzuela - CHISPAS

Sánchez, «El Irresponsable»

Curri Valenzuela

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El calificativo que mejor encajará para recordar lo que va a ser la breve carrera política de Pedro Sánchez será sin duda la de «El Irresponsable», una recompensa que terminó de ganarse ayer cuando intentó aparentar que quiere que España tenga un Gobierno mientras segaba la hierba bajo los pies del único líder político capaz de conseguirlo.

No hay nada en el secretario general del PSOE que pueda justificar los argumentos que empleó en su rueda de prensa posterior a la reunión que mantuvo con Mariano Rajoy : le parece urgente que se ponga en marcha un Ejecutivo que evite el deterioro de la mejora de la Economía y, convertidos en la fuerza princial de la oposición. colaborarán con el PP para lograr los pactos de Estado necesarios para las reformas que España tiene pendientes. Todo «de manera responsable», matizó.

Como saben ya hasta los niños preescolares en esta larga crisis política que estamos viviendo, ni puede haber Gobierno, ni el PSOE tiene opciones para ejercer la oposición, ni será posible formar ningún pacto laboral, educativo o de reforma constitucional si el candidato del PP no es proclamado presidente del Ejecutivo por el Congreso de los Diputados. Y esto es imposible que suceda sin que los diputados socialistas se abstengan.

Malpensados habrá que sospechen que Sánchez se guarda algún as en su manga para tratar de formar un Gobierno alternativo al de Rajoy si este fracasa en su investidura, aunque resulta bastante evidente que, aparte de que no le cuadran los números para crear un frente de izquierdas, el líder del PSOE ya tiene ases escondidos y probablemente ni siquiera manga, prisionero como está, aunque haga como que no se entera, de las figuras pasadas y presentes de su partido que quieren evitar otro descalabro mas, este histórico, de sus huestes si se celebran unas terceras elecciones generales en un año.

Ni en el socialismo ni fuera de él queda ya gente que se explique la actitud de su secretario general, excepto por un puñado de sus fieles, por cierto peleados entre sí. Ni quiere que gobierne el PP, ni está en disposición de gobernar él mismo con los apoyos imprescindibles, ni le convienen unas nuevas elecciones generales, ni sabe como contestar a las presiones que le llegan de los suyos dentro y fuera de España. Solo le queda el aplomo con el que se enfrenta a los periodistas en sus ruedas de prensa, la sonrisa, cada vez más triste , y la espera de sentarse a ver qué hacen en su partido con él para convertirle en un líder responsable.

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