Pedro Sánchez completa su giro, normaliza a Torra y concede más cesiones al secesionismo

El presidente de la Generalitat desprecia los gestos del presidente del Gobierno y exige el referéndum y la amnistía

Pedro Sánchez y Quim Torra, este jueves en el Palau de la Generalitat Inés Baucells

Pedro Sánchez completó ayer el viaje argumental desde la «crisis de convivencia» hasta el «conflicto político». Desde su rechazo a coger el teléfono a Quim Torra hasta acudir ayer al Palacio de la Generalitat con un «profundo sentido de honor» . El presidente del Gobierno, conocidos los resultados del 10 de noviembre, se lanzó de lleno a la estrategia del contentamiento.

Sánchez fue mucho más optimista que Torra. «Hoy es el día en que comienza el diálogo para el reencuentro», comenzó el presidente del Gobierno en su posterior comparecencia ante la prensa. Entregó a Torra un documento de 44 medidas que no ocultó, al contrario, y que suponen la respuesta del Gobierno de España a las peticiones de antecesores del presidente de la Generalitat. Las famosas demandas de Artur Mas y Carles Puigdemont. Un conjunto de medidas sobre las que, excluyendo el referéndum que éstos siempre incluían, quiere construir el líder socialista su dicurso en Cataluña, en sintonía con la posición del PSC. Una estrategia que pretende ensanchar la base de los indignados, de los hartos de la polarización de los últimos años . De una década que, dijo Sánchez, ha arrojado «un balance lamentable» y en la que nadie ha ganado y «todos hemos perdido».

El primer punto de ese documento contempla la constitución en este mes de febrero de la mesa de diálogo entre gobiernos que PSOE y ERC pactaron con motivo de la investidura. La gran novedad es que serán los presidentes en persona quienes lideren estas delegaciones. Sánchez dijo que quería participar en la primera reunión. Posteriormente, Torra dijo que sería bueno que en todas estuvieran los presidentes.

En esa mesa, al menos por el momento, no habrá un mediador, según aseguró Sánchez. A partir de ahí se suceden un listado de cuestiones para buscar la normalización porque «la ley sola no basta», dijo el presidente del Gobierno repitiendo su discurso de investidura. Muchos asuntos como la financiación autonómica, negociar la unidad de mercado, más inversiones para Cataluña con compromisos en nuevas infraestructuras. También se abre a negociar Sánchez la reclamación de TV3 sobre el IVA deducible. Y se muestra dispuesto a que la Generalitat plantee su propuesta de autonomía tributaria , pero que lo haga en el seno del Consejo de Política Fiscal y Financiera.

Aun con todo, no hubo avances que permitan hablar de un acercamiento de posturas. Algo que quedó muy claro en la comparecencia de Torra, que despachó el listado de asuntos que le trasladó el presidente del Gobierno diciendo que la mitad los podría resolver una reunión del Consejo de Ministros, pero que ni había entrado a analizar el documento. Torra dejó claro que no renuncia a sus dos principios fundamentales: referéndum y amnistía. Y que los planteará en la mesa de negociación. De hecho, la mesa servirá solo para eso, aseguró Torra. «Sobre autodeterminación me ha trasladado que "autogobierno dentro de la Constitución" y no he tenido respuesta sobre el fin de la represión» . En este punto se quejó de que no conoce la propuesta del Gobierno -haciendo oídos sordos a los 44 puntos-, ya que Sánchez no va más allá de predicar sobre el autogobierno pero ni siquiera quiere entrar a hablar ahora de la reforma del Estatuto de que han defendido los socialistas.

El acercamiento, pues, emana como un ejercicio de mutuo interés en el que ambas partes ven réditos políticos, ante el inminente calendario electoral, a intentar abanderar el espacio del diálogo. Un diálogo que se traducirá en elecciones en Cataluña y la necesidad de aprobar los Presupuestos Generales del Estado para Sánchez. En esta ocasión, al PSOE no le basta la abstención de ERC.

Ahora, el presidente de la Generalitat trasladará a la mesa de partidos y entidades independentistas de Cataluña el contenido y la valoración política de la reunión de ayer. Este es el único foro al que Torra rinde cuentas y el único que considera válido. En función de lo que se decida, Torra se implicará más o menos en la mesa entre gobiernos.

Tras la reunión, en La Moncloa se decían «satisfechos» destacando que habían «ganado» institucionalmente y en lo simbólico. Desde 2010 no había una bandera de España dentro del Palacio de la Generalitat ni un presidente del Gobierno, desde que Zapatero estuvo con Montilla. También destacaron el ambiente en las calles «mucho más suave, no había apenas manifestantes».

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