Sánchez cierra el año con un ejercicio de reafirmación y preparando el terreno para sus decisiones más controvertidas
El presidente del Gobierno allana el camino de los indultos y anticipa una «hoja de ruta» para reformar la monarquía
En el año más dramático de la historia reciente de España, con más de 70.000 compatriotas fallecidos en la pandemia y una economía cayendo a plomo, el presidente del Gobierno se siente fuerte . Ayer terminó el año con un ejercicio de reafirmación y propaganda sobre su acción de Gobierno, materializado en la exposición de un inédito ejercicio de «rendición de cuentas», según el cual el Ejecutivo cifra en más de un 90 por ciento las cuestiones prometidas que ya están en proceso de cumplimiento. «Lejos de desviarnos de nuestro propósito, la pandemia ha acelerado la acción del Gobierno. Hoy podemos decir con satisfacción que llevamos un semestre de adelanto en el cumplimiento de compromisos previsto», dijo Sánchez en un evento a la carta en el que La Moncloa reservó para el presidente una escenografía especial alejada de la habitual sala de prensa.
Este informe de rendición de cuentas ha sido elaborado por el gabinete de la Presidencia del Gobierno en colaboración con los ministerios, basándose en una metodología avalada por unos académicos elegidos también por el Ejecutivo y procedentes de universidades públicas españolas . Algunos de ellos, además, se sitúan claramente del ámbito de la izquierda.
Este ejercicio es un compromiso de Sánchez, que para el seguimiento de la acción de Gobierno creó dentro de la estructura del gabinete de Presidencia que dirige Iván Redondo , un Departamento de Planificación y Seguimiento de la Actividad Gubernamental. El Ejecutivo cifra en un 23,4% el cumplimiento sobre un total de 1.238 compromisos adquiridos. Y asegura que se llegará a un tercio en julio del próximo año.
El presidente dedicó más de una hora en desgranar este informe en el que el nivel de cumplimiento del pacto con Unidas Podemos se reduce al 20% y en el que los acuerdos con el PNV aparecen como los más consolidados y estables. En el caso de los acuerdos con ERC solo figura un compromiso oficial: la creación de la mesa de diálogo con la Generalitat, que se da por cumplido pero sin avances en el último semestre. Aunque sí se prevé que se vuelva a reunir en el primer semestre de 2021.
Sánchez se reafirma para terminar el año y trasladar la idea de que el Gobierno sale reforzado. El mes de diciembre le ha traído dos cosas que le hacen creer que todo lo peor ha quedado ya atrás: la vacuna y los Presupuestos. El presidente ya se refiere a 2021 como «el año de una gran recuperación» .
La Presidencia del Gobierno venía trabajando desde el mes de septiembre en este informe de rendición de cuentas. Y lo hace «con mucha intensidad» desde mediados de noviembre. El Departamento de Planificación, creado en el gabinete de Presidencia, lo gestiona Francisco Martín. Y depende directamente de Félix Bolaños , secretario general de la Presidencia del Gobierno. Que es de facto el número dos en la estructura de La Moncloa, tras Iván Redondo. Los académicos que han participado han «validado la metodología» y cuentan en La Moncloa que ha habido bastantes reuniones con ellos. También aseguran que esa colaboración ha sido altruista. Y no se descarta incorporar a otros expertos en el futuro, pues la intención es repetir este proceso con un informe similar con carácter semestral.
La estrategia de comunicación del Gobierno ha reducido drásticamente la exposición de Sánchez ante los medios, especialmente en comparación con su omnipresencia en la primavera y sus alegatos de victoria sobre el virus de comienzos de verano. Desde entonces Sánchez ha comparecido para instar a las autonomías a solicitar el estado de alarma y a partir de ahí ha intentado salir del foco del coronavirus.
Reservándose, eso sí, las buenas noticias como el despliegue de los fondos europeos. Por el camino su presencia se ha reducido, mientras en paralelo ha tratado de impulsar la agenda legislativa para llegar al final de año marcando distancias con la pandemia. La convivencia con el virus ha pasado a ser la norma. Y la actualidad ayuda en esa estrategia de apartar a Sánchez del foco de las malas noticias . Esa papeleta queda en el Gobierno para el ministro de Sanidad, Salvador Illa, y sobretodo para las comunidades autónomas.
Ley de la Corona
La actualidad, sin embargo, volvió a trastocar el afán gubernamental. Tras 70 minutos de glosa sobre la acción del Gobierno estos meses, Sánchez se enfrentó en la ronda de preguntas a dos cuestiones en las que se le pidió claridad y solo ofreció aproximaciones: las reformas en la Monarquía y los indultos a los presos independentistas .
El presidente del Gobierno anticipó que en las próximas fechas la Corona vivirá un proceso de reformas en el que Sánchez quiere aparecer como aliado y colaborador necesario del Rey: «A lo largo del reinado, Felipe VI ha dado pruebas de caminar hacia una Monarquía adaptada a la España del siglo XXI. Ese ánimo de renovación va a continuar . En lo que podamos ayudar, el Gobierno estará a disposición de la Corona», respondió Sánchez cuando se le preguntó si se trabajaba ya en una ley de la Corona o si se pensaba más bien en que sea la propia Casa del Rey la que se autorregule.
Una Ley de la Corona o suprimir la inviolabilidad del Jefe de Estado, algo que Sánchez defiende, son cuestiones que están encima de la mesa pero sobre las que el presidente no quiso abundar: «El Rey quiere una Monarquía constitucional adaptada a la España del siglo XXI. Renovación, rendición de cuentas, ahí está trabajando Felipe VI. Vamos paso a paso. Ya irán conociendo cómo se materializa la hoja de ruta de renovación de la Corona en cuanto a transparencia y ejemplaridad», dijo un Sánchez que se preocupa de aparecer alineado con Felipe VI en esta cuestión.
En lo que respecta a los indultos sobre los líderes independentistas, Sánchez rechazó hacer un pronunciamiento claro, pero construyó un argumento para justificar esa decisión. Aseguró que su Gobierno «no ha escondido sus intenciones» y que en su hoja de ruta se «apuesta claramente por el reencuentro, por la reconciliación y por la convivencia en Cataluña y de Cataluña para con España». Y defendió «que es muy importante superar episodios aciagos que nos sonrojan a todos».
La preparación del terreno que hizo Sánchez parte de la base de repartir culpas respecto a la situación en Cataluña, sin atender a que el quebrantamiento del orden constitucional vino por parte del Gobierno autonómico catalán en 2017. Pero el presidente prefigura un discurso diferente al respecto: «Creo que, cuando hablamos de Cataluña, nadie está libre de culpa. Nadie está libre de culpa», reiteró, antes de abundar en la idea de que «todos hemos cometido errores» y en la necesidad de «encontrar un espacio en el que nos podamos reencontrar» .