Descontrol en el Gobierno

Sánchez apoya a Delgado por ahora, pero el Gobierno espera el próximo golpe

El presidente del Gobierno elude hablar de dimisión y se defiende del «chantaje» de Villarejo ante el temor en el Ejecutivo de nuevas revelaciones

Pedro Sánchez ayer en su rueda de prensa en Nueva York EFE

Los elementos que Pedro Sánchez tiene encima de la mesa en estos momentos no son suficientes, a su juicio, para que la ministra de Justicia, Dolores Delgado , abandone su cargo tras conocerse diferentes grabaciones que evidencian que mantuvo encuentros con el excomisario José Manuel Villarejo . Y una vez ha quedado constatado que no dijo la verdad sobre su relación con el comisario, ahora en prisión.

Sánchez aguanta y defiende a Delgado, sin manifestar explícitamente, eso sí, la existencia de un vínculo de confianza personal con ella. El presidente y los diferentes miembros de su Gobierno saben que el caso no ha terminado, y que en cualquier momento puede conocerse más información que haga imposible su continuidad. Pero la decisión a día de hoy es la de mantener el apoyo. «Hoy por hoy no está en duda», aseguraba ayer en privado un miembro del Gobierno sobre la continuidad de Delgado en el Ejecutivo. «Pero tampoco sabes qué va a salir mañana» , reconocía con pesar uno de los ministros con cartera de peso. El Gobierno espera el próximo golpe. Otro ministro insistía ayer en que el plan sigue siendo llevar la legislatura hasta 2020, pero expresaba alguna duda: «Sabemos cómo va esto».

La incertidumbre del Ejecutivo la hizo patente ayer el presidente Sánchez durante una rueda de prensa durante su viaje oficial a Nueva York. Se le preguntó por qué cosas podían salir a la luz o si algún otro ministro o él mismo podían haber sido víctimas de Villarejo. Se limitó a contestar que él no puede conocer «exactamente cuál es el pasado y el presente de una persona que ahora mismo esta en la cárcel» .

Diferencias con Montón

En cualquier caso, en el PSOE y en el Gobierno no se está viviendo esta situación como en el caso de Carmen Montón . En ese momento el sentir general se fue acelerando de forma progresiva según se conocían las informaciones hacia la unánime opinión de que tenía que dimitir como ministra de Sanidad. Ahora, del estupor que se produjo cuando se conocieron las primeras grabaciones se pasó entre el martes y el miércoles al convencimiento de un cierre de filas. Carente, eso sí, de una estrategia de comunicación clara en el que los ministros, incluida la vicepresidenta, han hecho todas sus declaraciones a la carrera, dejando una clara sensación de dudas e incomodidad. Las más elocuentes ayer en la defensa de Delgado fueron Teresa Ribera , ministra de Transición Ecológica, y la de Hacienda, María Jesús Montero . Y no la vicepresidenta Calvo ni la portavoz Isabel Celaá , que sí lo había hecho la víspera en el Senado. «Es una excelente compañera y lo que nos toca a todos es hacérselo notar», dijo Ribera, mientras la ministra Montero aseguró que el Gobierno «está fuerte» y destacó que Delgado iba a dar explicaciones en el Congreso, algo que sucederá el próximo 10 de octubre.

Con los ministros a la carrera por los pasillos del Senado y del Congreso esta semana, el partido sí ha querido escenificar en ambos casos su apoyo a la ministra. Si el martes era el portavoz socialista en el Senado, Ander Gil, el que acompañó a Delgado a su salida del pleno entre una nube de micrófonos, ayer fue la vicesecretaria general del PSOE, Adriana Lastra , quien abandonaba la sesión de control para ir a buscar a la ministra y acompañarla al interior del hemiciclo. Por contra, en algunos sectores del partido se cuestiona que esta semana, tanto en el Senado como en el Congreso, se haya visto a la ministra sola en muchos momentos mientras era cercada por la oposición. Y se señala a la portavoz y a la vicepresidenta como las personas que tenían que haber escenificado ese respaldo «si verdaderamente se la apoya», cuestionaba ayer un diputado.

En medio de esa desorganización el presidente Sánchez dio ayer una patada hacia delante a la tormenta política que vive su Gobierno. Casi media docena de veces repitió el presidente que el suyo es un Gobierno «sin hipotecas» cuando se le preguntó de forma reiterada y concreta si Delgado dimitirá tras el escándalo de las grabaciones del excomisario Villarejo.

Sánchez, que participó en su primera rueda de prensa durante su visita a Nueva York, midió mucho sus palabras y se guardó un as en la manga, ya que en ningún momento dijo sin ambages que la titular de Justicia seguiría en su cargo. Se dedicó a insistir hasta la saciedad en que ni él ni su Ejecutivo «acepta chantajes de nadie» y que tienen «el mandato claro de limpiar y regenerar la vida política» de España. «Hemos venido a limpiar, estamos limpiando y vamos a seguir limpiando» , aseguró, sin responder de forma clara a si la limpieza podría afectar a Delgado, en la que sería la tercera dimisión de un ministro en poco más de cien días de Gobierno.

Sánchez también prefirió no contestar si le preocupaba la posición de Podemos, el principal apoyo parlamentario en su Gobierno en minoría. Aunque Podemos está haciendo equilibrios para cuestionar al Gobierno pero a la vez no provocar su derribo, se trata de un tema muy sensible para los de Pablo Iglesias que ya dijo el martes que cualquier persona con relaciones con Villarejo debería apartarse de la vida pública. El presidente se limitó a decir que solo a él compete la formación de su Gobierno. Ahí sí hizo su defensa más explícita de Delgado al cuestionar que se pretenda «desprestigiar» a una persona con la trayectoria de Delgado. «El Gobierno tiene la determinación de luchar contra la corrupción esté donde esté» , añadió en otra frase que no resolvía si la continuidad de Delgado es algo asegurado.

El Gobierno no se mueve por ahora de su estrategia de criticar el chantaje de Villarejo para ocultar los cambios de versión de la ministra de Justicia. «No nos va a marcar la agenda política un corrupto que está en la cárcel», dijo en referencia a Villarejo. La otra pata de su mensaje fue cuestionar a sus rivales parlamentarios. «Si la oposición quiere hacer oposición a base de informaciones de un chantajista es su responsabilidad». Y sí dijo que asumía la responsabilidad de defender «el buen nombre de servidores públicos, como la ministra de Justicia, que cuando ha sido fiscal en cuestiones fundamentales como la lucha contra el terrorismo internacional yihadista hizo en su momento una extraordinaria labor».

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