El Congreso avala la prórroga con una catarata de críticas a Sánchez

El jefe del Gobierno solo acudió para escuchar a Illa. Al final del debate solo dos ministros seguían en el banco azul

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el ministro de Sanidad, Salvador Illa, este jueves en el Congreso EFE | Vídeo: EP
Ana I. Sánchez

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La estrategia prevista por el jefe del Gobierno, Pedro Sánchez , para reducir su desgaste durante la prórroga del estado de alarma que ayer debatió el Congreso le salió del revés. El líder socialista mantuvo la delegación en el ministro de Sanidad, Salvador Illa , y optó por acudir a la Cámara como espectador, pero solo se quedó a escuchar la intervención de éste —de unos 45 minutos— y no las réplicas de la oposición cuyo apoyo solicitaba el Gobierno. Y para rematar el resto del Ejecutivo imitó a Sánchez y fue abandonando poco a poco el Congreso.

El debate sobre la prórroga del estado de alarma comenzaba a las nueve de la mañana con el jefe del Gobierno y solo seis ministros sentados en un banco azul previsto para 23 . Tres horas después, en la segunda mitad del debate, tan solo dos ministros seguían en el hemiciclo: el propio Illa y la titular de Política Territorial, Carolina Darias. El vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, ni siquiera se dignó a acudir en toda la sesión. La situación epidemiológica del país, según el ministro de Sanidad, es de «emergencia», «alto riesgo» e «inestabilidad».

La actitud del jefe del Gobierno, junto con su intento de no comparecer durante todo el estado de alarma, provocó ayer una catarata de críticas por parte de sus rivales pero también de sus aliados políticos. La mayoría dijo no entender un modo de proceder que fue calificado de «falta de respeto» e incluso «desprecio» al Parlamento . Sánchez había intentado quitarse de enmedio pero había provocado todo lo contrario: él, o mejor dicho su ausencia, se convirtió en uno de los epicentros del debate.

«No da la cara»

El primero en denunciarlo fue el presidente del PP, Pablo Casado , quien se refirió repetidamente al líder socialista como «presidente ausente» y le reprochó que «no haya dado la cara». «¡Qué envidia observar a Ángela Merkel y Macron dirigiéndose de forma breve y concisa para decir que lideran la respuesta a la pandemia del coronavirus!», añadió. Le siguió el líder de Vox, Santiago Abascal , denunciando «la ausencia del emperador» el día que pide poderes excepcionales al Parlamento y calificando a Sánchez de «tirano en prácticas». Por su parte, la presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas , lamentó la escena. «Solo faltaba que la señora Calvo pusiera el bolso para recordar otro momento lamentable de nuestro país», añadió, en alusión a la ausencia de Mariano Rajoy durante parte de la moción de censura de 2018. «No tiene sentido que pida usted el estado de alarma señor Illa. ¿Por qué viene usted y no puede venir un presidente del Gobierno que puede hablar de todas las categorías?», preguntó.

La portavoz de Junts, Laura Borràs , calificó los modos del líder socialista como una «falta de respeto» al Parlamento difícil de perdonar a un presidente socialista, y el diputado de Compromís, Joan Baldoví , consideró que «no es presentable que lo tengamos (a Sánchez) cuando hacemos la paella del domingo y que no lo tengamos aquí cuando toca». Por su parte, la portavoz de Coalición Canaria, Ana Oramas , añadió a los reproches que Sánchez «ni está ni se le espera» y que «la sensación es que ha dicho: ahora ocúpense ustedes y nos vemos en seis meses». «Merkel hubiera venido a pedirlo. No solo es una falta de respeto a los diputados sino a los ciudadanos», reprochó . El diputado de Navarra Suma, Sergio Sayas , incidió en todo ello al considerar la actuación de Sánchez como «un acto de indecencia y cobardía impresentable», en tanto que el diputado de Foro Asturias, Isidro Martínez Oblanca , habló de «desprecio» al Congreso y acusó al Gobierno de «regatear el control parlamentario».

El único argumento que viene ofreciendo La Moncloa estos días para justificar la actuación de Sánchez es la existencia de una reunión telemática a las 18:30 horas con el resto de los socios europeos. Una cita de carácter informal y que empezó más de cinco horas después de que terminara el debate en el Congreso.

Aval con advertencias

La sesión parlamentaria concluyó con la aprobación de una prórroga del estado de alarma hasta el 9 de mayo, revisable el 9 de marzo, por una amplia mayoría que el Ejecutivo no cataba desde hacía meses: 194 votos a favor (PSOE, Podemos, PNV, ERC, el resto de socios de investidura, Cs y el PRC), 53 votos en contra (Vox y Foro Asturias) y 99 abstenciones (PP, Navarra Suma o EH Bildu).

Sin embargo, no por amplio el resultado puede considerarse consolidado. La mayoría de los líderes parlamentarios advirtió que apoyaba o se abstenía ante la prórroga por lealtad al país ya que a estas alturas no existen otras opciones para volver a controlar la pandemia. Desde el PP a Más País pasando por Ciudadanos o ERC dejaron claro que su posición no puede entenderse como un respaldo a la gestión del Gobierno a la que también le llovieron las críticas.

Casado advirtió que prorrogar el estado de alarma durante seis meses es un «atropello legal» y justificó su abstención en otorgar a las comunidades autónomas la cobertura jurídica que necesitan en este momento. Hizo hincapié en que denunciará esta larga extensión ante la Comisión de Venecia (Consejo de Europa) y pidió la dimisión de Illa. «Les gusta gobernar a golpe de decreto, sin contrapeso legislativo», espetó. Casado no tenía previsto intervenir en el debate e iba a ser la portavoz en el Congreso, Cuca Gamarra, la encargada de confrontar con el titular de Sanidad. Pero éste presionó al PP desde su primera intervención, instándole a decidir «si es un partido de Estado o está contra la ultraderecha» por lo que el líder popular decidió subir a la tribuna de oradores. Ambos mantuvieron un rifirrafe en el que Illa acabó acusando a Casado de haber vuelto a la radicalidad por no votar a favor de la prórroga del estado de alarma y éste acusó al Ejecutivo de gestionar con «imprevisión, incompetencia y engaño».

Abascal, por su parte, anunció la presentación de un recurso ante el Tribunal Constitucional para solicitar la suspensión cautelar de la prórroga del estado de alarma. «Están completamente locos, actúan desde la irresponsabilidad y la depravación», cargó. Arrimadas advirtió que las medidas contenidas se quedan cortas y que en breve el Gobierno tendrá que aplicar nuevas restricciones para frenar la nueva explosión de la pandemia. El Ejecutivo tampoco recibió buenas palabras del portavoz de ERC, Gabriel Rufián, quien presumió de «torcerle el brazo» a Sánchez y obligarle a comparecer cada dos meses mientras dure el estado de alarma y reprochó que la patronal esté influyendo en las decisiones sanitarias. Borràs reclamó plenas competencias para la Generalitat.

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