Sesión de control
Rueda censura la docilidad ante el Gobierno de una oposición que redobla sus reproches a la Xunta
El presidente afea a BNG y PSdeG su «bravura» para atacar al ejecutivo autonómico pero que no alcen la voz frente al central
Sobre la Reforma del Estatuto, es tajante, en respuesta al Bloque: «No cuenten con nosotros para eso»
«Docilidad». Ante el Gobierno. Es lo que este miércoles, durante la sesión de control, en el pleno del Parlamento de Galicia, ha reprochado el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, a una oposición que ha vuelto a acusarle de no solucionar el problema «estructural» de la sanidad pública (PSdeG) y de actuar con «insensibilidad» frente a la crisis (BNG). Rueda les ha afeado que centren sus críticas en el gobierno autonómico cuando, para con el central nunca son capaces de «levantar la voz». De paso, el mandatario ha censurado que se intente «abrir el melón» de la reforma del Estatuto para «desviar la atención».
En el primer careo, con el portavoz socialista, Luis Álvarez, quien ha insistido en que las carencias de la sanidad, especialmente la atención pública, obedecen a falta de «voluntad» política en San Caetano, Rueda ha preguntado a los del puño y la rosa por qué se limitan a llenar de «reproches, deberes y obligaciones» a la Xunta, pero «tienen miedo» de seguir el ejemplo de otras autonomías de su signo político, que reclaman al Gobierno que «haga lo que no está haciendo» para revertir los problemas en la sanidad. El problema, ha contestado el propio Rueda, es que «no se tienen arrestos» para llevar mínimamente la contraria a lo que marca la dirección nacional. Y ha achacado al PSOE gallego «amnesia», para olvidar que los males sanitarios vienen de lejos, y ya eran un quebradero de cabeza para Touriño, durante el bipartito; y una «docilidad» que «ni cura enfermos ni ayuda a la sanidad pública».
En su siguiente intercambio dialéctico, con la portavoz del Bloque, Ana Pontón, Rueda ha acusado igualmente a los nacionalistas de mostrarse «muy bravos en Galicia contra el gobierno de la Xunta», pero «muy dóciles» y «muy mansos», «por decirlo suavemente», «en Madrid», con el Gobierno central. Aquí ha metido en un mismo saco político a los dos grupos de la oposición: nuevamente al PSdeG, por no realizar crítica alguna hacia su cúpula; pero ha afirmado que es «todavía más dócil» el BNG, remitiendo al pacto que permitió investir a Pedro Sánchez, y contra el que se ha despachado ampliamente, afirmando que revela la «utilidad» del nacionalismo, que ha afirmado que es «cero»-.
Pontón ha insistido en que Rueda debutó como presidente «accidental» y va camino de quedarse en «insustancial». Ha retratado a un mandatario que no tiene propuestas ni soluciones, y que cuando interviene, es únicamente en perjuicio de los gallegos: sobre la nueva ley del ciclo del agua, ha remarcado que se va a traducir en «subir» el recibo a «miles» de personas.
El titular de la Xunta ha recordado que el viernes será recibido por el Rey, en el Palacio de la Zarzuela, mientras sigue sin saber nada de la petición de audiencia a Sánchez, del que ha censurado que están tan «ocupado» que no tiene un «hueco» para recibirle como representante de toda una comunidad autónoma. De paso, ha insistido en reclamar, como ya hizo en las reuniones bilaterales con los dos representantes de la izquierda gallega, en San Caetano, una postura de «unidad» para reclamar que se atiendan todas las reivindicaciones que están sobre la mesa, de infraestructuras a proyectos que precisan de financiación europea; cuestiones que deberían pactarse entre toda la clase política gallega. Como colofón, ha repetido rueda que «no vale de nada esa docilidad» ante el Gobierno que exhibe la oposición, cuando «aquí», en Galicia, sí se muestran «muy exigentes»; obviando que hay «cosas», problemas, que no quedan dentro del ámbito de actuación de la Xunta, ya sean los déficits sanitarios o las consecuencias de la inflación.
Durante el careo con Pontón, también ha criticado que ahora, de nuevo, «abren el melón» de la reforma del Estatuto de Autonomía, una solución clásica cuando se «quedan sin argumentos», que solo sirve para «distraer la atención», pero que en nada guarda similitud con las preocupaciones reales de la sociedad, como llenar la cesta de la compra. El presidente ha lanzado un dardo preguntándose si más bien este «melón» no será más bien una disputa por ver quién se ubica «segundo» o «tercero», quién es más fuerte dentro de la oposición. Y como cierre, ha sido muy claro: «No cuenten con nosotros para eso, ni creo que puedan contar con la mayoría de Galicia», que tiene otras «preocupaciones».