Rubenach, etarra del Comando Madrid, condenado a 1008 años de prisión por 97 intentos de asesinato
La Audiencia Nacional le sentencia por las tentativas de matar a una fiscal, un consejero del Tribunal de Cuentas y un subsecretario
La Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional ha condenado a 1008 años de cárcel al miembro del comando Madrid de ETA Juan Luis Rubenach por 97 intentos de asesinato en grado de tentativa, incluidos los del entonces secretario General de Política Científica Juan Junquera el 6 de noviembre de 2001 en la calle Corazón de María de Madrid, el exconsejero del Tribunal de Cuentas Paulino Martín y la fiscal de la Audiencia Nacional Blanca García. Cumplirá como máximo 30 años de prisión.
En una sentencia notificada este jueves, el tribunal le condena por 97 delitos de asesinato en grado de tentativa, depósito de armas de guerra y de explosivos, delito continuado de sustracción de vehículos, un delito de asesinato en grado de conspiración y estragos terroristas.
Juan Luis Rubenach, que ya tiene otras dos condenas por atentados del Comando Madrid, fue entregado por Francia en 2019, lugar al que huyó tras varias detenciones en su entorno. Fue uno de los primeros miembros del Comando Buru Ahuste que operó entre la capital y Salamanca, donde custodiaban los explosivos que les llegaban de suelo francés, entre septiembre de 1999 y noviembre de 2001. Sus huellas dactilares estaban en los pisos de ETA en las dos ciudades.
Conforme relata la sentencia, el 6 de noviembre de 2001 a las 9 de la mañana, el comando hizo explosionar un coche bomba en la calle Corazón de María al paso del vehículo de Juan Junquera con el objetivo de acabar con su vida, asumiendo que con la deflagración habría más víctimas. En total, se contaron 94 heridos.
En relación con el intento de asesinato Paulino Martin y la fiscal Blanca García, la sentencia explica que el comando de ETA colocó varias veces coches bomba en las inmediaciones de sus respectivos domicilios para hacerlos explotar al paso de éstos pero no consiguió su objetivo. En el caso del exconsejero del Tribunal de Cuentas, porque los miembros del comando no pudieron aparcar el vehículo y, con la fiscal, porque no pasó por el lugar donde la estaban esperando.