Rivera propone «rearmar política e ideológicamente» el Estado contra el nacionalismo
El presidente de Ciudadanos ve difícil sumar con el PP y apuesta por un gran acuerdo para «blindar la Constitución» tras las elecciones
Cuarenta años de hegemonía política, social y cultural del nacionalismo en Cataluña son demasiados. El presidente de Ciudadanos (Cs), formación que nació en esa comunidad autónoma precisamente para combatir la deriva hacia el independentismo , lleva días avisando de la «emergencia nacional» que se vive hoy en su tierra. Miles de radicales separatistas desenmascararon la semana pasada al soberanismo sembrando el caos en las ciudades catalanas, y Albert Rivera fija como objetivo prioritario «blindar la Constitución» tras las elecciones generales del 10 de noviembre.
En una entrevista en esRadio, aunque ha asegurado que su primera opción sigue siendo la de gobernar en coalición con el PP incluso dependiendo del apoyo externo de Vox, ha planteado un escenario alternativo por si el «centro-derecha no suma». Lo que para él sería una derrota, que es una victoria del PSOE sin otra suma posible, ahora no significa pasar a la oposición y mantener casi hasta el final un «no es no» inamovible.
Si Pedro Sánchez reedita su victoria electoral, como apuntan de momento todas las encuestas, Rivera ve tres opciones posibles: que haya terceras elecciones; que Sánchez pacte con Unidas Podemos, Más País, nacionalistas e independentistas; o que el PP y Cs fuercen al PSOE a adherirse a un gran acuerdo nacional . Esta última es la que escogieron los liberales ya hace semanas, y ahora ven más razones que nunca para defender esta posición tras el estallido de la violencia en el independentismo.
Con un socialismo más cercano al centro-derecha, Rivera cree que habrá más opciones de aplicar el artículo 155 de la Constitución en Cataluña y de, por fin, cesar al presidente autonómico catalán, Quim Torra. «Un señor que en vez de inaugurar carreteras las corta ilegalmente no puede ser el presidente de una comunidad autónoma», ha argumentado Rivera, recordando cómo Torra la semana pasada respondía a los disturbios nocturnos poniéndose en cabeza de una de las marchas camino de Barcelona para protestar contra la sentencia del Tribunal Supremo.
«¿El 11-N el Estado se va a rearmar política e ideológicamente contra el nacionalismo, sí o no?», se ha preguntado Rivera, ante «los cuarenta años de hegemonía absoluta» de un nacionalismo que, ha recordado, no ha parado de conseguir «cesiones» del bipartidismo. Al contrario que después del 28-A, Rivera ahora sí se ofrece para ser la alternativa a un pacto con los nacionalistas. Después de los comicios de abril, crecido al verse a tan solo 0,8 puntos del PP, Rivera llegó hasta a empujar a Sánchez a pactar «con sus socios populistas y separatistas», aunque ahora, cuando peor le va en las encuestas, ha virado hacia un «acuerdo de Estado» que acerca más que nunca la posibilidad de una gran coalición en España.
Del «no es no» al «desbloqueo»
«El “con Rivera no” no me lo inventé yo», se ha justificado Rivera, pero lo cierto es que ni el PSOE ni Cs hicieron el más mínimo amago de entenderse antes de la última semana, cuando el presidente liberal puso sobre la mesa tres condiciones para abstenerse, ignoradas por el jefe del Ejecutivo en funciones. Si el PSOE y Cs hubiesen sellado un acuerdo, España contaría con un gobierno sustentado en 180 escaños. Una posibilidad que parece imposible repetir ante el batacazo de Cs –en la última encuesta de ABC/GAD3 cae a los dieciocho parlamentarios y es quinta fuerza política–.
De ahí el volantazo de Rivera, que promete desde hace semanas desbloqueo político y reformas importantes como un pacto educativo, el blindaje de las pensiones o el fomento de la natalidad, a las que con la crisis independentista añade el que siempre ha sido su punto fuerte: la férrea defensa de la unidad de España.
«Si Sánchez tiene una alternativa con la izquierda y los nacionalistas la va a ejercer, pero si no tiene alternativa, aunque sea por ambición, tendrá que entenderse sí o sí con la oposición constitucionalista. Ese es el camino que nos puede dar la batuta», ha defendido, y ha seguido armándose de razones para no haber negociado con el secretario general socialista antes: «Viendo que Sánchez dijo que su socio preferente era Podemos, que tenía la abstención de ERC, Bildu y PNV, ¿alguien me veía negociando con ellos? (…) Podría haberle dicho: “ Sánchez, saca de la mesa a tus socios, y pacta conmigo aunque has dicho que no quieres pactar conmigo ”. Era iluso».
Rivera ha pedido al PP y al PSOE que entiendan que «ha acabado la etapa» de darle «las llaves» del país a quienes quieren romperlo, ha reclamado a Sánchez que deje de seguir las políticas territoriales del primer secretario del PSC, Miquel Iceta, y ha insistido en que es necesario que el Estado recupere la competencia de prisiones porque lo contrario significaría que Torra conceda «el indulto de facto» a los condenados por sedición y malversación.