Rivera diseña una campaña con más portavoces y agresiva con Podemos
Ciudadanos mantendrá la crítica a Rajoy pero dejando claro que el PP es imprescidible para la estabilidad
No hay más que darse una vuelta por la sede central de Ciudadanos, en la madrileña calle Alcalá y con vistas a la M-30 y la plaza de toros, para entender lo que Albert Rivera representa. Entre fotos del presidente, una frase suya reviste las paredes junto a otras tres de Albert Einstein, Víctor Hugo y Jonh F. Kennedy.
Desde el exterior de la sede lo más visible es un gran mural con la cara del candidato en el cartel electoral del 20-D. Con estos mimbres, ¿cómo no pensar que el cesto de Ciudadanos es poco más que Albert Rivera? ¿Qué más hay detrás?
Pese a los esfuerzos del partido por incorporar figuras independientes, la pregunta sobre qué más, al margen de Albert Rivera, había en un partido que creció como la espuma en los meses previos hasta coquetear en algunas encuestas con la victoria electoral. Ciudadanos fue incapaz de trasladar una imagen coral, lo que restó solidez a su proyecto.
Este análisis, del que es consciente la dirección del partido, es el que les llevará a plantear una campaña diferente de cara al 26-J. Primero, porque de cara a los comicios de diciembre el partido ya reconoció en un ejercicio público de autocrítica que quizás habían planteado una campaña en un tono demasiado institucional.«La campaña fue más de un presidente que de un aspirante», reconoció José Manuel Villegas , número dos del partido, el 8 de enero en rueda de prensa. Se asumió así el error de plantear una estrategia, como se vio perfectamente en los debates, muy poco agresiva: lo contrario que se espera de un aspirante, de un partido emergente. Exactamente la actitud contraria a la que adoptó Podemos, que ascendió en campaña en paralelo al desinfle de Ciudadanos.
Campaña al ataque
Ese extremo se corregirá en los próximos comicios. Se irá más al ataque, especialmente contra Podemos, que en diciembre fue obviado en la estrategia desde el convencimiento de que los habían dejado atrás, como así decían las encuestas. Las críticas también llegarán al PP, pero aquí se seguirá la técnica de los últimos meses: centrar la crítica en el liderazgo de Rajoy, pero presentar a los populares como un partido «imprescindible» para la estabilidad del país . Criticarán que en estos meses el PP no haya querido negociar ni siquiera con ellos que, resaltan, son el único partido que mantiene la puerta abierta al diálogo con ellos.
La relación Ciudadanos-PP se describe a la perfección en los términos de amor-odio. Se detestan tanto como se necesitan. Rivera se ha distinguido estos meses en el Congreso con un ímpetu opositor más marcado incluso que el de Pedro Sánchez, y la bancada popular le ha respondido con desaires y desprecio. Es la decepción de quienes esperaban algo diferente el uno del otro. La estrategia de Rivera tendrá que ser muy cuidadosa , con un electorado muy escéptico con el acuerdo que ha suscrito, y defendido de forma entusiasta, con el PSOE.
El pacto con el PSOE se vive como hándicap que ahora puede costar votos en el centroderecha, pero a la vez como oportunidad de restablecer los vínculos con el electorado de centroizquierda. Las últimas encuestas señalan que es en esa franja donde podría estar creciendo. El partido trabaja con el recuerdo demoscópico de cómo tras el éxito del 27-S en Cataluña, durante los meses de octubre y noviembre se disparó en las encuestas a costa precisamente de ese electorado. Recuerdan como en muchos sondeos la transferencia de voto procedente del PSOE alcanzaba el 15% . El 20-D se quedó en el 4% tras los fallos en la campaña. Volver a seducir a ese electorado será el principal objetivo de la campaña.
Respecto a la necesidad de diversificar los rostros del partido, no cabe duda de que Albert Rivera será el centro y que ni mucho menos se le esconderá. Pero se le tratará de acompañar mejor, y exponer algo menos. En la anterior campaña tan solo Inés Arrimadas tenía una dimensión mediática como para sostener convocatorias en las que no estuviese Rivera. Incluso José Manuel Villegas era todavía un desconocido. La vida parlamentaria durante estos meses ha resuelto en parte esta ausencia de rostros mediáticos a nivel nacional. Además de Arrimadas, Villegas o el portavoz en el Congreso, Juan Carlos Girauta , son ya habituales del día a día informativo. Al igual que Miguel Gutiérrez, secretario general del grupo parlamentario. También han ganado relevancia y destrezas mediáticas diputados como Marta Martín y en menor medida Melissa Rodríguez o Sergio del Campo.
En el choque con Podemos tendrá un papel fundamental el grupo económico que dirige Luis Garicano , en un segundo plano estos meses en los que la vida parlamentaria ha estado en el Congreso. El equipo lo completan Francisco de la Torre , el hombre que estructura el discurso crítico con la gestión de las cuentas públicas por parte del PP, y Toni Roldán, portavoz en las comisiones de Economía, Educación y Presupuestos. Es probablemente el diputado con un ascenso más fulgurante estos meses.
La formación todavía tiene que ponerse a trabajar respecto a las áreas concretas en las que reforzar la campaña. El 20-D tuvo una clara vocación mediterránea y andaluza. Con mucha presencia también en Madrid donde el partido es más fuerte y obtuvo sus mejores resultados. Pero no podrán olvidar tampoco otras áreas, en las que para determinar el grado de presencia de la caravana central habrá que esperar a ver cómo se configuran el resto de actores. Esencialmente si Podemos e Izquierda Unida concurren o no juntos a las elecciones.
Lo que sí parece seguro es que el partido tratará de reforzar su campaña en Cataluña. El 27-S lograron su gran hoyo electoral. Pero en lass generales se vieron superados por los dos partidos independentistas además de por la confluencia de Podemos (que ganó) y por el PSC.