Rivera apretará con Cataluña para recuperar terreno a Sánchez
«El Gobierno es un antídoto a Ciudadanos», admite el partido, obligado a repensar su estrategia
«El Gobierno de Sánchez es un antídoto a Ciudadanos» , reconoce un dirigente naranja en el Congreso. «Tal vez hemos vendido la piel del oso antes de cazarla» , afirma otro desde Barcelona. La formación que preside Albert Rivera vive frustrada y desorientada ante el vuelco político que ha supuesto el derribo del Gobierno de Mariano Rajoy por parte de Pedro Sánchez. Rivera, que tanto amagó con derribar al PP, ha visto cómo otro, el PSOE, se ha cobrado la pieza de caza mayor. Justo cuando creían que su ascenso era imparable, toca reenfocar sus técnicas, como asumió públicamente Juan Carlos Girauta en Cope.
En un sector de Ciudadanos cunde la idea de que quizá han tenido demasiada prisa por llegar a La Moncloa. Que han diseñado la estrategia pensando más en la fuerza que le daban las encuestas que en la que tienen de verdad. En pocos días han pasado de ser el socio omnipresente del PP, el que protagonizaba y capitalizaba cada debate, el que ganaba terreno en todos los sondeos, a ser una fuerza irrelevante en la aritmética parlamentaria. «Tenemos 32 diputados y 4 senadores» , señalaba el martes uno de ellos en el Congreso bajando a la realidad a un partido emergente que se veía ya en el Gobierno, pero que aún no está consolidado. El ayuntamiento más importante que gestionan es el malagueño Mijas (80.000 habitantes). Le sigue Arroyomolinos (30.000), en Madrid.
En la sede central reconocen que Sánchez ha realizado el sueño de Rivera, que su Gobierno «se parece mucho al que le hubiera gustado a Albert», desliza un colaborador suyo. Conceptos como la feminización de la política, fichajes mediáticos como el de Pedro Duque o Máxima Huerta, y sobre todo el juez Grande-Marlaska habrían formado la parrilla naranja. También un referente de la rebelión constitucionalista en Cataluña como Josep Borrell. De hecho, lo que buscaba Rivera en Manuel Valls para Barcelona es lo que representa Borrell.
Ciudadanos sabe que el perfil técnico del Gobierno Sánchez encandila a sus votantes, incluido el IBEX, que ha saludado con entusiasmo el cambio. Temen que Sánchez les pueda arrebatar la centralidad política, desde donde se ganan las elecciones.
Pero Rivera cree que habrá suficientes resquicios para recuperar el tono, que los errores del gobierno socialista serán su fortaleza en las urnas. Empezando por Cataluña. Rivera exige mano dura con el president Quim Torra, que se reactive ya el 155 sobre TV3, los Mossos y las finanzas. El levantamiento de los controles financieros, ofrecido por la portavoz de La Moncloa, Isabel Celaá, como «gesto» de distensión, les refuerza. «El problema de Cataluña lo pone en manos del PSC, que es la ambigüedad con patas », denunció Girauta sobre la ministra Meritxell Batet. Tras unos meses algo inactiva, Inés Arrimadas recuperará protagonismo, afirman sus compañeros en Madrid. Es la única que no se reunirá con Torra. Cs pisará el acelerador catalán confiado en que la cuestión nacional sea su gasolina para las elecciones autonómicas y locales, mayo de 2019.
«Estaremos en la oposición»
Los estrategas de Cs insisten en que la legislatura, tras la sentencia de la Gürtel, está acabada. Y que el Gobierno de Sánchez es pura «agonía»del viejo sistema. El riesgo, admiten, es que se polarice otra vez el debate público en torno el bipartidismo, con el PP haciendo oposición agresiva al PSOE. «Nosotros estaremos en la oposición», confirma Miguel Gutiérrez, secretario del grupo parlamentario, dando por mojado el pacto de gobierno suscrito hace dos años entre Rivera y Sánchez. «No sabemos qué pactos oscuros tiene con los independentistas» , añade. Cs cree que con 85 diputados es imposible aguantar mucho, pero saben que el PSOE hará todo lo posible para consolidar su idea de gobierno moderno y reformista, justo lo que vende Rivera. «PP y PSOE tienen miedo a las urnas».
Rivera explotará las diferencias con el PSOE retomando su propuesta de despolitizar órganos judiciales como el CGPJ o confrontando su reforma del mercado laboral. «Hay partida». creen.
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