La Rioja se convierte en el campo de pruebas de la investidura de Sánchez
Solo IU apoyó a la candidata del PSOE, Concha Andreu, que se quedó a un voto —el de Podemos— de lograr ser investida presidenta autonómica
Concha Andreu , la candidata del PSOE a presidir La Rioja, sigue siendo eso: candidata y no presidenta. Podemos llevó ayer su órdago hasta el final y votó en contra de la socialista. Lo hizo a pesar de las críticas que les llegaron de sus socios de coalición, Izquierda Unida, e incluso de sus propios círculos municipales, que pidieron disculpas a los votantes por la actitud de la diputada morada, Raquel Romero . Comienza para Andreu un periplo contrarreloj para intentar alcanzar la mayoría absoluta si no quiere que se repitan las elecciones. Tiene dos meses, pero las sombras de lo que está ocurriendo en Madrid con la investidura de Pedro Sánchez están sumiendo su camino en la más absoluta oscuridad.
La votación de ayer cierra un capítulo que comenzó en las elecciones autonómicas del 26 de mayo, cuando el PSOE logró 15 diputados y Unidas Podemos dos. Juntos alcanzaban exactamente la mayoría absoluta: 17 escaños. Partido Popular y Ciudadanos, por su parte, sumaban 16. Los resultados provocaron la alegría en la izquierda, que daba por recuperada la comunidad riojana tras 24 años de gobiernos del PP . Pero en los casi dos meses que han pasado desde aquel día, Unidas Podemos ha saltado por los aires y para Andreu ha sido imposible cerrar un Ejecutivo que cuente con el apoyo mayoritario del Parlamento.
El primero de los hechos clave ocurrió a finales de junio, cuando, tras varias desavenencias, Izquierda Unida decidió emprender negociaciones por su cuenta con el PSOE, desquebrajando Unidas Podemos. En el Parlamento regional se quedaban dos diputadas que pertenecían a distintas formaciones —una a Podemos, partido que en La Rioja dirige una gestora, y la otra a IU—, pero Andreu necesitaba sumar a ambas a su proyecto. IU lo puso más fácil y cerró un acuerdo que confirmaba el apoyo de su diputada, Hemar Moreno, pero todavía faltaba el de Raquel Romero, la diputada de la formación morada.
La escenificación del esfuerzo para sumar a Podemos al acuerdo PSOE-IU llegó hasta ayer mismo, con una reunión a primera hora de la mañana en la que lo único que se consiguió fue confirmar la distancia que separaba a ambos bloques . Romero aseguró que duró poco tiempo porque los socialistas «no tenían ningún ánimo de negociar», según informó Efe. El primer extremo lo confirmó la propia candidata socialista, que declaró a los medios que la reunión se zanjó «a los diez minutos», pero acusó a Podemos de buscar que el PSOE se levantara de la mesa con el objetivo de vender luego que habían abandonado la reunión. Andreu también señaló que desde la formación morada habían demandado «consejerías» —en plural, a pesar de tener una única diputada—, pero sin especificar un número concreto «para no tener que negarlo después».
Se revuelven las bases
Ya dentro del Parlamento, Romero confirmó el «no» de Podemos: «Han suspendido junio y la reválida de julio, les queda septiembre. Recapacite, estudie y venga con los deberes hechos» . Además, acusó a Andreu de no acceder a un gobierno de coalición porque «Madrid ya no les deja», en relación a la investidura de Pedro Sánchez. Para la candidata socialista, todo fue una «felonía» y declaró que Romero solo respondía «a intereses particulares».
Contra Podemos también cargó IU. Su diputada, Hemar Moreno, pidió a la dirección nacional de la formación morada una consulta entre los inscritos riojanos que determinara si «de verdad» apoyaban la decisión de su antigua compañera de filas. «Es una vergüenza», expresó con dureza, y añadió que Romero había traicionado a sus votantes. Insistiendo en esta idea, manifestó que había visto a personas «compungidas y con lágrimas»: «Se trata de comprobar si los inscritos avalan a esta señora o creen que ha dejado de representarles».
Pero los reproches también llegaron desde dentro. En un comunicado recogido por Europa Press, los círculos de Podemos en Logroño, Haro y Bajo Iregua, además de una parte de las bases, pidieron «perdón» a sus votantes y a la ciudadanía por una «situación de excepcionalidad» resultado de «la nula comunicación entre la gestora y las bases». La militancia «ha sido completamente ninguneada», afirmaron, y criticaron el incumplimiento de los Estatutos y el Código Ético del partido, que derivó en «un vergonzoso espectáculo circense».
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