Análisis
Reset ideológico en la derecha
«Casado y Rivera son rehenes de una paradoja: deben anularse mutuamente para después necesitarse»
La apertura del nuevo curso político va a poner a prueba los estereotipos consolidados con los que llevan meses manejándose los electores del centro-derecha en España. El empeño de la izquierda por presentar a Pablo Casado y Albert Rivera como clones idénticos creados por la mercadotecnia política , o como jóvenes productos de una democracia hambrienta de la extrema derecha, será fácilmente combatible. Ni son subproductos generados por una misma materia prima, ni la extrema derecha existe en España pese al preocupante repunte populista y xenófobo que experimentan otros lugares de Europa. Ideológicamente, Casado y Rivera ni siquiera son parejos . El elector es consciente de eso y de la trampa electoralista que representa la memoria histórica para presentar a ambos como fascistas reconvertidos en falsos demócratas. Ese argumento es muy burdo y caduco, y no le servirá a Pedro Sánchez para recuperar votantes del centro . A lo sumo, podrá servirle como carambola para dividir al de la derecha, pero no para sumar desde ese bloque ideológico.
No obstante, Casado y Rivera inician el curso como rehenes de una paradoja: tienen la obligación de anularse mutuamente para después necesitarse con alianzas de poder . Pero no perderán un solo voto por la sobreactuación ideológica de la izquierda. Rivera y Casado ni siquiera son intercambiables. Ciudadanos no es un partido falangista, ni Rivera un discípulo de José Antonio . Su origen es socialdemócrata y ha convertido la ambivalencia política, y la reversibilidad de los principios con discursos aparentemente contundentes, en un modo pragmático de conseguir escaños. Casado, en cambio, es un liberal conservador necesitado de insuflar doctrina a un partido en shock ideológico que demanda una reafirmación de liderazgo con capacidad desacomplejada de plantar cara a la izquierda. Las necesidades de Ciudadanos y el PP en los próximos meses, hasta las elecciones municipales y autonómicas, son por tanto antagónicas.
El PP está obligado a poner a prueba la eficacia de su aparato regional y local, muy deteriorado en los últimos años de mandato de Rajoy. Por eso la convención nacional anunciada por Casado para diciembre pretende lograr está un rearme anímico e ideológico. Un «reset» imprescindible. Por contra, Ciudadanos no necesita un «reset»: aún está en fase de construcción en relevantes partes de España. Su potencia de fuego urbana en Cataluña o Madrid es tan evidente como su irrelevancia rural en Galicia, País Vasco, Valencia, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Extremadura, Navarra… El PP necesita despertar en más de media España. Ciudadanos, inventarse todavía.
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