Rellenan de hormigón una iglesia del siglo XVII para hacer dos plazas de aparcamiento
Los vecinos denuncian el «atentado contra el patrimonio» y piden responsabilidades
En Espinama (Liébana) hay dos iglesias: la vieja y la nueva. La primera se construyó entre finales del siglo XVI y principios del XVII, tal y como figura en el Archivo Histórico Provincial. La nueva se inauguró en 1968 tras la donación de cuatro millones de pesetas de las de entonces por parte de los vecinos Rafael Calvo y su esposa María Jesús Briz. Desde aquel momento, la vieja pasó a formar parte del paisaje del pueblo sin que el Obispado ni las autoridades competentes hayan hecho nada para mantener en pie el edificio más antiguo del pueblo , y eso que no han sido pocas las veces que los vecinos han insistido en la necesidad de recuperar este edificio histórico que todo el que pasa por Espinama se encuentra de bruces.
Hace más de una década, la Escuela Taller de Potes arregló el tejado, la torre y quitó las humedades, y todo el material que sobró lo metieron en lo que era la sacristía. El tiempo y la ampliación de la carretera se cebaron precisamente con el muro que cubría esa zona de la iglesia, y un boquete de amplias dimensiones se convirtió en un peligro para quienes pasaban caminando por allí. Durante años, este ‘agujero’ estuvo limitado por unas vallas amarillas de obra y, este jueves, la agrupación electoral Vecinos por Liébana (VxL) se ha hecho eco de que el socavón ha aparecido «cubierto por un mamotreto de hormigón para ganar dos plazas de aparcamiento».
Desde el Ayuntamiento de Camaleño aseguran que allí no han autorizado esta obra y que ni siquiera han recibido una petición para hacerla, aunque el alcalde, Óscar Casares (PRC), reconoce que la situación en la que estaba la zona les preocupaba por la peligrosidad que entrañaba para los vecinos. Casares afirma que desde el Consistorio se está investigando qué ha ocurrido y quién ha decidido realizar esta obra sin tener el visto bueno del Ayuntamiento, aunque advierte de que la iglesia vieja de Espinama, como todos los edificios religiosos, dependen del Obispado.
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