Al dictar sus memorias literarias, Galdós no se olvidó de la ciudad de Toledo, a la que durante cincuenta años dedicó numerosas páginas y personajes.
Compartir
2
Escalera del Alcázar, cuyas instalaciones apuntó Galdós podrían convertirse en hotel para turistas (Foto, J. Laurent. Archivo Municipal de Toledo).
Compartir
3
El pintor Arredondo, uno de los grandes amigos de Galdós, retratado por Vicente Cutanda..
Compartir
4
Galdós retratado en el escenario del Teatro Infanta Isabel de Madrid, en noviembre de 1915, durante el estreno de «Sor Simona», periodo en que estaba dictando para La Esfera sus «Memorias de un desmemoriado».
Compartir
5
Siendo niño, Galdós realizó la maqueta de una ciudad medieval cuyo caserío escrestado se levantaba junto a un río, cruzado por un puente, y estaba rematado por una catedral gótica. ¿Encontró luego en Toledo la representación real de aquel recuerdo infantil? (Foto, Rodríguez).
Compartir
6
Navarro Ledesma, diligente asesor de cuestiones toledanas a quien Galdós recurrió para documentar la redacción de «Ángel Guerra».
Compartir
7
El canónigo Wenceslao Sangüesa, asiduo contertulio de Galdós en Toledo, quien falleció en 1922 como obispo de Cuenca.