El rector de la URJC afirma que recibió «reiteradas llamadas» de Educación por el máster de Cifuentes
Javier Ramos testifica que descubrió tarde que ella no había aprobado el curso cuando presentó el TFM
El rector de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, Javier Ramos, ha declarado como testigo en el juicio a Cristina Cifuentes que recibió «reiteradas llamadas» del entonces Consejero de Educación, Rafael Van Grieken, requiriéndole documentación cuando el 21 de marzo de 2018 se destapó el escándalo de irregularidades en el máster.
Según ha explicado, a primera hora de la mañana su prioridad era «intentar reconstruir los hechos para saber qué había pasado en 2012» y salir al público a dar una explicación para defender el buen hacer de la Universidad Rey Juan Carlos frente a lo que entendía, era una «pelea política» que estaba perjudicando al centro.
En este contexto, llamó al consejero de Educación para discutir quién iba a salir a dar explicaciones y se le hizo saber que eso era papel de la Universidad, no de la Consejería. Comenzó entonces con su equipo a organizar la rueda de prensa a la que acudió con la información que le había proporcionado, principalmente, el entonces director del Instituto de Derecho Público de la universidad, el fallecido catedrático Enrique Álvarez Conde.
En esa reunión de crisis en su despacho y delante de otras personas, le comunicó que el TFM de Cifuentes estaba en su poder, igual que un acta del tribunal ante el que defendió aquel trabajo y que ha resultado ser falsa. Ese documento es el que motiva que la Fiscalía pida tres años y tres meses de cárcel para la expresidenta madrileña, a la que acusa de inducir su elaboración.
«Llamo a Álvarez Conde, tras recibir reiteradas llamadas del consejero , le pido el acta que ha declarado por la mañana que tiene y a los pocos minutos, en mi cuenta de correo personal recibo un correo de una cuenta que me pareció de Álvarez Conde (...) Me estaba requiriendo el consejero ese acta , así que según lo recibo en el mismo instante lo reenvío desde el propio móvil a mi secretaria para que lo reeenvíe», ha explicado.
Es el documento que Cifuentes recibió aquella tarde y exhibió en un vídeo en redes sociales. Ella alega que no lo había pedido, que lo único que reclamó fueron los papeles de la matrícula, las tasas y el certificado de las notas, pero se lo enviaron y lo utilizó porque nunca sospechó de legalidad alguna.
«No tenía aprobadas las asignaturas cuando defendió el TFM»
Mientras se recababa la información y se preparaba la rueda de prensa, a las puertas del despacho del rector estaba la entonces asesora del consejero de Educación Maite Feito, a quien la Fiscalía sitúa como enlace entre Cifuentes y la universidad para aplacar aquella crisis. Ramos asoció su presencia al escándalo, pero no le dio importancia.
« Me pareció que estaba intentando colaborar para defender el buen hacer de la universidad», ha señalado, para apuntar que lo vio «lógico». Feito dijo en su descargo que estaba allí por casualidad, había quedado con otra persona. Pero se quedó esperando.
Fue después de la rueda de prensa cuando el rector empezó, según su relato, a caer en la cuenta de las «graves irregularidades» que rodeaban aquel asunto . Para empezar, porque por la mañana había aparecido en su despacho una funcionaria de la Universidad, Amelia Calonge, con unos emails en la mano que acreditaban que en en 2014, dos años después de cursado el máster, había cambiado una nota de Cifuentes por indicación de un catedrático.
« No debería haber estado autorizada a cambiarla . El puesto funcional que ocupaba no tenía responsabilidad sobre posgrado y en ningún momento un funcionario debería haber cambiado ese acta», ha explicado ante el tribunal.
Pero además, ese cambio de notas indicaba otra irregularidad, « que se había defendido el TFM sin tener aprobadas todas las asignaturas ». «En el relato que nos habían dicho esa mañana sí que estaban aprobadas las asignaturas pero en los sistemas de la Universidad, cuando se defiende el TFM no estaba aprobada una asignatura. Había habido un fallo en el funcionamiento de la Universidad , que se permitiese la defensa de un TFM si cualquiera de los miembros del tribunal podían haber comprobado que no tenía todas las asignaturas», ha planteado. Fue así como decidió abrir una investigación interna.