Solemne apertura de la XIV legislatura
El Rey reclama concordia y lealtad a los políticos: «España debe ser de todos»
Don Felipe recibe una ovación de casi cuatro minutos en las Cortes con el Gobierno puesto en pie, incluidos Iglesias y los ministros republicanos
Sánchez sigue sin defender al Jefe del Estado de los ataques de los separatistas, que ayer volvieron a ausentarse de la ceremonia
El Rey advirtió ayer ante las Cortes Generales que «España no puede ser de unos contra otros ». En uno de los momentos de mayor enfrentamiento político de la democracia, Don Felipe afirmó que «España debe ser de todos y para todos», y recordó a los parlamentarios que eso es lo que «ha querido la sociedad española desde hace más de cuarenta años, así lo sigue queriendo y, sobre todo, así lo merece».
El Jefe del Estado hizo esta advertencia en el Congreso de los Diputados, durante la apertura solemne de la XIV Legislatura, a la que asistió acompañado por la Reina, la Princesa de Asturias y la Infanta Sofía. La ceremonia reunió a diputados y senadores de trece de las dieciocho formaciones con representación parlamentaria, ya que cinco de ellas (Junts, ERC, Bildu, BNG y la CUP) se autoexcluyeron.
Las palabras de Don Felipe fueron respondidas por un largo aplauso, de casi cuatro minutos (3,51) de duración , con los parlamentarios puestos en pie. A la ovación se sumaron todos los miembros del Gobierno, incluidos el vicepresidente Pablo Iglesias y los demás ministros republicanos, entre ellos Alberto Garzón, aunque aplaudieron sin mucho entusiasmo. El hecho de que los ministros ovacionaran al Rey debería formar parte de la normalidad. Sin embargo, en este caso y dados los precedentes, el gesto fue valorado por el Gobierno de Sánchez, que se mostró satisfecho de la actitud de sus ministros y la calificó de «muy institucional» .
A la ovación al Rey también se sumaron casi todos los diputados y senadores, salvo los del PNV y media docena de Unidas Podemos, que permanecieron de pie pero no aplaudieron . Esta vez no hubo camisetas reivindicativas ni banderas tricolores, como las que irrumpieron en la apertura de la Legislatura de noviembre de 2016. Es más, el portavoz de Unidas Podemos en el Congreso, Pablo Echenique, consideró que el discurso del Rey había sido «muy valiente».
El silencio del presidente
La larga ovación a Don Felipe fue seguida de «vivas» al Rey, a España y a la Constitución, que gritó la diputada del PP por La Coruña Tristana Moraleja y corearon mayoritariamente los diputados y senadores. Sin duda, el de ayer fue uno de los más largos aplausos que Don Felipe ha recibido a lo largo de su vida. Sin embargo, la ovación contrastó con el silencio del presidente del Gobierno , Pedro Sánchez, que ayer evitó, una vez más, defender al Rey de las críticas que los separatistas vertieron contra el Jefe del Estado poco antes de que empezara la ceremonia.
Los portavoces de las cinco formaciones separatistas que se ausentaron comparecieron ante los medios para hacer una declaración en la que no admitieron preguntas y justificaron su ausencia –por otro lado, habitual en la democracia– con el argumento de que ellos no tienen Rey y de que la Monarquía es una «institución anacrónica heredera del franquismo». Sánchez tampoco salió ayer a defender a Don Felipe de estas acusaciones. Desde que llegó a La Moncloa, hace 18 meses, el jefe del Ejecutivo ha evitado hacerlo.
Frente al discurso excluyente de los separatistas, el Rey habló de «concordia, reconciliación, entendimiento, respeto y, por supuesto, libertad» . Unas palabras, dijo, que hace más de cuarenta años «resonaron como nunca antes en nuestro país y superaron las divisiones, los enfrentamientos y las imposiciones». Unas palabras, insistió, que «abrieron una nueva etapa en la historia de España y la vida de los españoles», y que ahora «hemos de recordar, preservar y, sobre todo, hacer prevalecer en toda su plenitud».
El Rey también recordó a los parlamentarios que deben «colaborar lealmente con todas las instituciones del Estado» e intentar «mejorar las condiciones de vida» de los ciudadanos. Añadió que la nueva realidad política, derivada de la fragmentación que surgió en 2015, requiere «el pleno desenvolvimiento de nuestro régimen parlamentario» y que « la esencia del parlamentarismo es el acuerdo , como también lo es el ejercicio del control político por la oposición». Pactar, acordar y disentir es consustancial al régimen parlamentario, añadió.
Don Felipe, que volvió a definirse como «un Rey constitucional », defendió la Carta Magna de 1978 como «el lugar de encuentro de todos los españoles, de diferentes modos de entender y sentir España, con una inequívoca vocación integradora e incluyente a la vez que respetuosa con nuestra pluralidad y diversidad territorial».
La ceremonia se celebró con la solemnidad habitual: la Familia Real recibió honores a su llegada a la Carrera de San Jerónimo, accedió al Congreso por la Puerta de los Leones, fue recibida con el Himno Nacional y, a la salida, presidió un desfile de la Agrupación de las Fuerzas Armadas.