La amenaza de un nuevo confinamiento
El rechazo del Gobierno y la mejora de Madrid alejan otro encierro domiciliario
El Ejecutivo baraja opciones jurídicas pero se aferra a la mejora de los datos en diferentes parámetros para intentar evitar el confinamiento

La posibilidad de tener que decretar un confinamiento domiciliario está encima de la mesa. Es la última bala en la batalla contra esta nueva ola de la pandemia . Pero el Gobierno quiere evitarla a toda costa. El Ejecutivo considera ... claves las dos próximas semanas, ya con la prórroga del estado de alarma en vigor y con todas las capacidades del mismo en manos de los gobiernos autonómicos. «Creo que lo podemos evitar», manifestaba este fin de semana uno de los responsables que están al mando de la gestión de la crisis del coronavirus .
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El Gobierno está animando a las autonomías a mantener el perimetraje de sus regiones, a realizar otros en municipios concretos, a exprimir el toque de queda y a usar su legislación ordinaria para acometer cierres parciales de actividad quirúrgicos que, de facto, empujarán a la población al domicilio. Lo han hecho muchas comunidades con el foco singularmente en la hostelería. Lo hizo Navarra hace semanas con unos datos dramáticos. También Cataluña. O el País Vasco. Ayer Andalucía anunciaba nuevas limitaciones que Moncloa considera acertadas. Ante las demandas de algunos territorios, como Asturias, de preparar ya el mecanismo del confinamiento, en el Consejo de Ministros se resiste y apela a los gobiernos regionales: «Hay mucho margen de medidas por adoptar antes del confinamiento», aseguran desde el Ejecutivo.

En La Moncloa trabajan con un diagnóstico que no justificaría la adopción de una medida tan restrictiva. «Los datos ya no son tan malos. La curva empieza a remitir», aseguran. Eso es lo que lleva a insistir en algo que hace dos semanas parecía difícil mantener: «Tenemos muchas esperanzas en no tener que llegar al confinamiento domiciliario» . Sin embargo, y por si los datos empeorasen, el Gobierno tiene analizado ese siguiente escenario. Con un debate jurídico sobre cómo aplicarlo. Esencialmente hay dos opciones: modificar el actual real decreto del estado de alarma o dictar un nuevo real decreto. En el Ejecutivo evitan decantarse porque insisten en que el objetivo es no llegar a esa medida. Aunque la fórmula que más convence es la de un nuevo decreto. En cualquier caso, explican, se tendría que pasar por el Congreso , porque es una medida más restrictiva en derechos fundamentales.
Datos clave
En el Ministerio de Sanidad están muy atentos a todos los parámetros. Existe preocupación, porque así se lo trasladan las autonomías, por el nivel de saturación de las UCI a las puertas de las fechas que traen las temperaturas más frías del año, con el consiguiente aumento de las afecciones respiratorias. Pero se insiste en que la situación actual de congestión hospitalaria y de número de fallecidos son el reflejo de los peores momentos del mes de octubre.
El Gobierno central reivindica que fue su intervención lo que propició la mejoría
En los últimos datos oficiales facilitados por el ministerio hay dos datos de Cataluña y la Comunidad de Madrid que aportan esperanzas. Los ingresos de pacientes por Covid-19 en las últimas 24 horas han sido inferiores a las altas. Es decir, se relaja la saturación hospitalaria. Según los datos del pasado viernes hubo 392 ingresos y 416 altas en Cataluña. En la Comunidad de Madrid hubo 248 ingresos y 314 altas. Este saldo positivo entre las altas y los ingresos también se ha dado en Aragón, Canarias, Castilla-La Mancha, Navarra, País Vasco y, ligeramente, en La Rioja. Aunque la cuestión crucial es el porcentaje de camas UCI ocupadas por pacientes con coronavirus. «La situación en planta es mejor, pero en UCI tardará una semana más en bajar», corrobora el mandatario de una de estas regiones. Pero incluso en los pacientes más graves la situación de la Comunidad de Madrid marca el camino. En la última semana solo cinco han precisado ingreso en UCI.
El Gobierno ve esos datos con optimismo. Y se aferra a la mejora de la curva de contagios en la incidencia acumulada en los últimos siete días. Donde se observan mejoras en Navarra, Aragón, Castilla y León o Andalucía. La mejora de la Comunidad de Madrid es anterior y más sostenida. También en Cataluña. La evolución positiva de Madrid arroja factores sanitarios, pero también políticos, que invitan al Ejecutivo a no intervenir de manera más estricta. Cuando a finales de septiembre y principios de octubre se desató la guerra política entre el Gobierno central y el de Isabel Díaz Ayuso existieron motivaciones sanitarias y partidistas para intervenir con un estado de alarma de quince días exclusivo para la Comunidad de Madrid. No hubo posibilidad de acuerdo.
Illa no quiere intervenir y demanda a las regiones «que no se relajen las medidas ni su cumplimiento»
El factor Madrid, con sus especificidades por acoger la capital, ya no es polo de incertidumbre y crispación. Varias fuentes presentes en la reunión de la pasada semana en el Consejo Interterritorial de Salud describen un clima de «total colaboración», en contraposición a lo vivido en septiembre y principios de octubre, cuando el resto de autonomías se mostraban indignadas porque el enfrentamiento entre Moncloa y la Puerta del Sol copase toda la agenda.
Aunque la presidenta madrileña no genera certidumbre, en el Gobierno se reconoce en público y en privado la buena evolución de la pandemia en la región. Eso sí, reivindican su sello y que durante 21 días se aplicaron medidas restrictivas que Ayuso «no quería tomar».
Un alto cargo del Gobierno regional apunta «al miedo y al cambio de hábitos» en la población ante tanta excepcionalidad mediática como el verdadero motivo de la nueva tendencia. En este sentido el Ejecutivo central se encuentra muy en línea con el planteamiento que hizo el vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio Aguado , que ha defendido que hay que mantener el cierre perimetral de la Comunidad de Madrid hasta finales de noviembre. Y no que decaiga en las próximas horas tras el puente de la Almudena. «Lo importante ahora es no bajar la guardia», dicen desde el Ministerio de Sanidad. Es lo que más preocupa al ministro Illa de cara a las próximas semanas y lo que traslada a sus interlocutores: «Que no se relajen las medidas ni su cumplimiento». Trasladando así a los gobiernos autonómicos toda la responsabilidad de una eventual intervención.
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