Curri Valenzuela
Rajoy y Sánchez sólo hablan de terrorismo
Mariano Rajoy y Pedro Sánchez hablaron ayer por teléfono y eso es noticia. Las siete veces anteriores que el presidente en funciones llamó al líder socialista, cuando quería hablarle de la posibilidad de que le ayudara a formar gobierno, no se le puso al aparato. Ayer lo hizo. Hablaron cinco minutos sobre los atentados de Bruselas y la conveniencia de convocar la comisión de seguimiento del pacto antiterrorista. Pero, afirman en Moncloa, ni siquiera se refirieron al tema de desbloquear la situación política.
La clase política que tenemos, esa incapaz de haberse puesto de acuerdo sobre quién gobierna tres meses después de que los españoles se lo dijeran, se va hoy de vacaciones en punto muerto. Ninguno de sus líderes tiene claro ni siquiera cómo van a desatascar el bloqueo existente cuando vuelvan a Madrid tras el domingo de Resurrección del que quizás alguno de ellos será incapaz de resucitar de manera particular.
Mariano Rajoy tiene cuatro días para pensar en el Coto de Doñana si la semana que viene llama por fin a Sánchez para hablar de lo que tienen pendiente desde hace un trimestre, como los del PP anunciaron que iba a hacer cuando el líder del PSOE fracasó en su doble intento de ser investido presidente. «Lo hará, lo hará», afirman en Moncloa, donde con cierta sorna consideran la posibilidad de que se ponga en contacto con el candidato socialista «por carta, que es como más se lleva ahora». Se ve que no se olvidan de las siete llamadas frustradas.
El presidente en funciones seguirá con su estrategia de ir desgranando, con actos programados por su partido, los cinco puntos de su propuesta para que PSOE y Ciudadanos le apoyen para formar gobierno por haber sido el candidato de la lista más votada el 20-D. Es eso o esperar a que el Rey convoque nuevas elecciones para el 26 de junio. De ahí Rajoy no se va a mover.
Sánchez también se toma unas breves vacaciones sin materializar esa entrevista anunciada en principio para la semana pasada con Pablo Iglesias , aunque ambos tienen previsto hablar hoy por teléono. En Ferraz ofrecen la excusa, inverosímil, de que ambos no han podido cuadrar sus agendas, aunque en voz baja admiten que lo único que su líder no se puede permitir a estas alturas es otra cita con el de Podemos que termine con una nueva humillación a base de exigencias de cargos y competencias desorbitados. Además, antes de sentarse a hablar los socialistas quieren garantías de que van a evitar que Albert Rivera les pegue un portazo o, peor, aún, que Susana Díaz adelante la fecha del billete de AVE que tiene sacado para venirse a Madrid.