El pulso del PSOE
«Si gana Pedro vamos hacía una hecatombe de la democracia y al fin del PSOE», reconoce uno de los críticos de Sánchez
El PSOE vive en un continuo pulso . Desde las palabras de Pedro Sánchez a Pepa Bueno reconociendo que no pensaba dimitir si el Comité Federal le tumbaba su propuesta de convocatoria de unas primarias y un Congreso tras los pésimos resultados de las elecciones gallegas y vascas. Ese fue el pistoletazo de salida a un golpe de Estado a la secretaría general que le dejó malherido. Visto el recuento de avales, está absolutamente resucitado.
«Si gana Pedro vamos hacía una hecatombe de la democracia y al fin del PSOE» reconoce uno de los críticos del ave fénix. Él mismo lo ratifica desde su cuenta de twitter: «Estamos a las puertas de un nuevo PSOE». Tras pedirle a Patxi López desde un mitín unidad -está visto que la nueva política se anuncia antes de contarlo personalmente- o le recomienda a Susana Díaz humildad. Él precisamente, el del «resultado histórico» .
El pulso del PSOE se reaviva en el relato. Es mejor vender que fue el «aparato» quién ató de pies y manos a su secretario general, quién le impuso una línea roja para pactar con Podemos. Jordi Sevilla , uno de los suyos, lo desmintió en su último libro, reflejando que fue una decisión exclusivamente suya. Igual que negociar primero con Ciudadanos. O encargar un informe interno a su equipo titulado «Condiciones para una abstención» , para luego cambiar de opinión y no contárselo a nadie.
Se olvida que hasta su círculo de confianza no entendió que dejara de contar con ellos, que se aislara como un lobo solitario, llevando él sólo todos los contactos de forma personal y bilateral. Pero claro, eso relato sí que no interesa.
«No pudimos predecir que esto acabaría así» justifica Kasper Juul, asesor de prensa de la dirigente del partido moderado en «Borgen», la serie danesa que mezcla en un cóctel perfecto el poder, la ambición, la traición y el precio de la honestidad. De aquí al 21 de mayo prepárense para ver cómo el pulso del PSOE puede terminar en la eclosión de un partido centenario. Sus enemigos pondrán manifestaciones y mociones callejeras de por medio, está en juego, ahora sí, el soñado sorpasso.